Un cambio de cultura, desde arriba hacia abajo
Como gerente de legales y compliance de Holcim Argentina, Santiago Ojea Quintana encabeza el grupo de personas que hace varios años llevan adelante los programas de integridad en la cementera.
El grupo internacional Lafarge Holcim lo está implementando desde hace unos 10 años. “Desde la crisis de 2008, las compañías multinacionales empezaron a ver que los costos asociados a hechos de corrupción eran tan altos, que vieron los beneficios de estos programas. No garantiza al 100 por ciento que un acto de corrupción pueda ocurrir pero sí mitiga el riesgo”, señala. En Argentina, comenzó hace unos cinco años.
El ejecutivo destaca que el primer desafío en la implementación del plan de integridad es cultural. “Debe haber un mensaje claro y un compromiso de la alta dirección hacia el programa y los valores. No sólo para dictar políticas y capacitaciones sino para comunicar que se toma el tema en serio. Que la tolerancia a la corrupción es cero y que si es detectada se toman medidas, inclusive el despido”, explica.
“A partir de ahí, se ponen en marcha una serie de herramientas que se adaptan a cada país: el dictado de un código de conducta, el establecimiento de políticas anticorrupción, la toma de medidas para prevenir, detectar y corregir desvíos”, agrega.
Un tema que resalta especialmente es la implementación de una línea de integridad, un número de teléfono al cual puede llamar cualquier empleado, proveedor y cliente para hacer una denuncia.
Esta luego es tomada por el equipo de investigaciones que depende de la gerencia de le gales y compliance y trabaja junto con equipos de auditoría inter nos y exter nos. Además monitorean y testean en forma permanente los indicadores de alerta para identificar situaciones de riesgo.
Aunque Holcim Argentina no realiza negocios con el Estado, salvo en volúmenes muy marginales, el especialista señala que la empresa tiene mucho para aportar en su cadena de valor.
“Por nuestros protocolos de integridad, tenemos que evaluar muy bien a los terceros con quienes trabajamos, debemos pedir a clientes y proveedores que acrediten estándares de compliance altos y eso va generando una cultura también en otras empresas”, agrega.