Economía. La deuda de la política con una economía que sigue en recesión.
Valerie Trouet es una hermeneuta de los árboles. Literalmente, lee el interior de los troncos. Estudió Ingeniería en Biociencias en Bélgica y trabaja en un laboratorio de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos.
Allí lidera un equipo que está dando que hablar en la comunidad científica: a través de sus investigaciones sobre los anillos de los árboles han logrado dar con huellas del cambio climático.
A nuestro modo, en la Argentina del día a día, hacemos una suerte de dendrocronología de corto plazo, para lograr entender qué dice cada nuevo anillo en el árbol de la recesión.
En las marcas del que terminó de formarse con el cierre del primer cuatrimestre del año, el Gobierno insiste en ver el deseado
punto de quiebre para la numerología macroeconómica. Hubo, incluso, entusiasmo con la recaudación de abril, que cayó en términos reales, pero mucho menos que en los meses previos.
No obstante, las vueltas al torniquete monetario, que llevaron la tasa de interés de las letras de liquidez (Leliq) al 74 por ciento –el nivel más alto en 17 años–, relativizan todo atisbo de optimismo.
En una reunión que mantuvieron días atrás con inversores en Estados Unidos, cuatro economistas de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel) advirtieron que la recesión puede ser un poco más larga y que todavía puede empeorar si los mercados se desacoplan de la confianza que intenta recuperar el Banco Central para controlar el dólar.
El consumo, que es el principal termómetro de la economía real, no puede salir de un cono de sombra que parece cada vez más largo. En abril, las ventas minoristas en la provincia tuvieron el tropiezo más fuerte en lo que va del año.
Según la Federación Comercial (Fedecom), “la contracción se siente con especial intensidad en Alta Gracia, en Córdoba, en Villa María, en Las Varillas y, en menor cuantía, en San Francisco”. Más allá de lo que ocurre en la Capital, hay un ojo puesto en ciudades del interior que respiran por los pulmones del agro, con la esperanza de ver las primeras gotas del derrame de una cosecha récord.
En Arcor se viven las dos caras de la moneda. La multinacional tuvo que frenar la producción de glucosa por acumulación de stock, debido a la baja demanda de la industria de bebidas gaseosas, pero trabaja a full en la línea de turrones, de la que salen parte de las golosinas más baratas de la compañía.
Según la consultora Kantar, lo único que se mueve con signo positivo en el consumo masivo son las terceras marcas, aunque prevé cierta estabilidad en el tercer trimestre del año. Se supone que, en ese momento, los salarios “nuevos” tendrán mejores chances frente a precios que aumentarían a un ritmo menor.
No será poco para bolsillos que, según un cálculo del economista Diego Dequino, cedieron el último año por lo menos 60 millones de dólares diarios en comparación con la distribución funcional del ingreso de 2017.
EL CONSUMO, QUE ES EL PRINCIPAL TERMÓMETRO DE LA ECONOMÍA REAL, NO PUEDE SALIR DEL CONO DE SOMBRA.