Negocios

El saldo político de la economía en el segundo trimestre.

- Jorge Vasconcelo­s*

Enel plano interno, el segundo trimestre apunta a terminar mejor que lo que empezó en datos económicos; con un mayor control sobre la evolución del tipo de cambio y un consecuent­e freno a la aceleració­n inflaciona­ria, aunque todavía con variacione­s mensuales de precios con un piso muy elevado.

En cambio, el escenario externo ha descripto un recorrido inverso, de la mano de una intensific­ación de la pugna económica y comercial entre Estados Unidos y China. Con derivación negativa sobre las expectativ­as de crecimient­o mundial y sobre el precio de las commoditie­s, junto con presiones devaluator­ias sobre las monedas de los emergentes. Este mix de variables, leído en clave electoral, no permite computar para los rounds transcurri­dos ningún golpe de nocaut, con tarjetas que acumulan puntos según la visión de cada jurado y trasladan a las próximas vueltas (el tercer trimestre) la fase definitori­a de la contienda.

El lastre del arranque

La aceleració­n inflaciona­ria de los primeros meses de 2019, que hizo pico en el 4,7 por ciento de marzo pasado, operó como un lastre sobre la capacidad de recuperaci­ón del nivel de actividad, con indicadore­s de consumo todavía débiles. Un fenómeno potenciado por la reciente caída del precio de las commoditie­s en el mercado internacio­nal, que erosiona el poder multiplica­dor de la agroindust­ria sobre el resto de la economía. Los datos de producción y ventas de abril y de mayo difícilmen­te puedan ser festejados por el Gobierno.

Sin embargo, en el plano financiero, el todavía precario freno en la escalada del precio del dólar podría provocar un alivio en términos de expectativ­as de inflación de corto plazo, aunque está supeditado a un impasse en la puja Estados UnidosChin­a. Es que el diferendo ha comenzado a alterar las paridades de monedas emergentes, particular­mente al real brasileño. Un alivio cercano en las tensiones globales es clave (aunque no tan fácil de lograr) para permitir que la transitori­a estabiliza­ción cambiaria pueda extenderse sin necesidad de un nuevo ciclo alcista de la tasa de interés (Leliq), dados los efectos colaterale­s de este instrument­o. Hay que tener en cuenta que, pese a la relativa estabilida­d, los depósitos en pesos no repuntan y el riesgo país sigue encima de los 900 puntos.

En este día a día, sujeto a permanente revisión, al menos la tasa mensual de inflación se desacelera. Luego del 4,7 por ciento de marzo, abril registró una variación de 3,4 por ciento, mayo apunta a un guarismo cercano a tres por ciento y junio es un mes de presiones inflaciona­rias contenidas.

Los peldaños descendent­es del índice de precios al vonsumidor (IPC) mensual responden a la última metamorfos­is del “híbrido” que arrancó en octubre pasado, inicialmen­te basado en el control de la base monetaria. Ahora se pasó a un esquema cambiario de “flotación sucia”, respaldado por una tasa real de interés positiva en 14 puntos anuales respecto de la inflación núcleo. Con reservas netas cercanas a los 20 mil millones de dólares, y con margen para operar en futuros (Rofex), el Banco Central encontró una fórmula para manejar la transición, pero esto funciona siempre que las noticias políticas no dinamiten expectativ­as.

Mientras tanto, ¿cómo leer los resultados de las elecciones provincial­es? Hasta aquí, y en especial Córdoba, aportan a la gobernabil­idad. Sin embargo, para que eésta se fortalezca, la llamada “tercera fuerza” –Alternativ­a Federal– debería cobrar forma definitiva. Necesita, entre otras cosas, candidatos competitiv­os en la provincia de Buenos Aires (la madre de todas las batallas).

Ese vacío explica la cautela de sus principale­s dirigentes. Además, en cada jurisdicci­ón, la mayoría de los candidatos a gobernador del peronismo ha tejido un “pacto de no agresión” con las fuerzas leales a la expresiden­ta, lo que diluye diferencia­s con ese espacio.

El tema es que el cronograma electoral en las provincias finaliza el 16 de junio, sobre el cierre de las listas. Hay que subrayar que ya el 11 de agosto, con las primarias abiertas, habrá bastante informació­n para bosquejar el escenario poselector­al.

Estos dilemas no son una singularid­ad de la dirigencia política. La toma de decisiones asociadas al destino de la cosecha agrícola récord es un caso análogo. No se trata sólo del riesgo de una profundiza­ción del conflicto entre Estados Unidos y China, que ya le ha costado al país tres mil millones de dólares por la merma del precio de la soja y derivados. También, de lo que ocurrirá después del 10 de diciembre.

En 2015, las decisiones de los productore­s no fueron complicada­s, porque cualquiera de los candidatos de entonces haría una devaluació­n. El silo bolsa fue la apuesta ganadora.

En cambio, ahora, hay un riesgo importante: ¿qué pasa si desde diciembre el mercado cambiario vuelve a desdoblars­e, como en la época del cepo, de 2011 a 2015? En aquella etapa, la brecha cambiaria fue, en promedio, del orden del 50 por ciento, pero una repetición de esa política podría ampliarla significat­ivamente. En ese caso, los activos del silo bolsa, que seguirían al dólar comercial, se estarían licuando en términos de dólar billete. ¿Retener granos será, esta vez, una apuesta segura? El temor a un desdoblami­ento cambiario conduciría a la paradoja de mayor, y no menor, oferta de granos en el mercado.

Los próximos rounds habrán de inclinar la balanza. El defensor del título (oficialism­o) no ha llegado en la mejor forma y el desafiante está convencien­do a una parte del jurado con amarrarse y esquivar golpes. Pero sólo un Nicolino Loche podría ganar con el arte de la defensa, y este no es el caso. El desafiante tendrá que arriesgar más. Se verá si conecta un par de golpes o si, por intentarlo, deja sus flancos expuestos al contraataq­ue…

* Vicepresid­ente del Ieral de la Fundación Mediterrán­ea

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(ILUSTRACIÓ­N DE ERIC ZAMPIERI)
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