Negocios

Ramiro Rodríguez, el anfitrión boutique de la ciudad.

Su familia compró un inmueble céntrico, pero tuvo que cambiar la idea del negocio y creó un hotel que fue pionero en su formato en la ciudad. Historia y secretos de este rincón elegido por extranjero­s.

- Florencia Ripoll fripoll@lavozdelin­terior.com.ar

El aroma a naranja y pimienta se percibe antes incluso de poner un pie en el ascensor, la puerta de ingreso a Azur Real Hotel Boutique. Y funciona como prólogo perfecto de un negocio basado en eso: pequeños y exquisitos detalles que construyen una experienci­a personal e inolvidabl­e.

Hace 10 años era difícil imaginar que un hotel así pudiera erguirse sobre la angostísim­a vereda de calle San Jerónimo, en ese tramo del microcentr­o donde la ciudad tose colectivos y transeúnte­s.

Pero Ramiro Rodríguez lo creyó posible y probó estar en lo cierto: una década después, su Azur Real recibe un flujo constante y fiel de público premium argentino y extranjero (en su mayoría) todo el año, y la calidad de su propuesta le habilitó un puesto entre los mejores hoteles del mundo, en rankings de medios como el diario inglés The Guardian o las revistas GQ y Condé Nast Traveller.

Hoy, a metros de la plaza San Martín, un turista puede dormir en un lugar que ofrece, por ejem

plo, un menú de almohadas. “Sí, tenemos muchos detalles así. Hacemos doble limpieza diaria en las habitacion­es, y, cuando entramos a la tarde, dejamos a los huéspedes un menú para que elijan con qué almohada dormir: de pluma, cervical, con memoria, duvet, etcétera. Hay gente que tiene una relación muy especial con su almohada... (sonríe).

–¿En eso consiste el lujo en versión boutique?

–Sí, en dar un excelente servicio y una experienci­a cálida, cercana. Nuestros huéspedes buscan sentirse en casa, eso es lo que puede ofrecer un hotel boutique y no una gran cadena de lujo. Atender detalles que en otra escala son imposibles, que al hacer el chek-in te reciban sólo a vos y hasta se tomen un café para contarte qué ver en Córdoba, qué hacer. O que yo mismo enseñe a un huésped cómo se prepara un mate en nuestro “mate point” y se lo haga probar, quizá durante un par de horas.

–Ese concepto está claro ahora, pero hace 10 años no. ¿Cómo se le ocurrió hacer un hotel boutique acá?

–En realidad comenzó por casualidad. Con mi familia compramos esta propiedad en 2003, con la idea de hacer un negocio inmobiliar­io, probableme­nte un edificio. Pero luego de adquirirla fue declarada de valor histórico patrimonia­l, con el límite legal para intervenir­la que eso implica.

–Les barrieron la ecuación del negocio…

–Fue difícil al principio, pero nos pusimos a pensar qué actividad podíamos hacer en la que el patrimonio resultara un valor, y apareció el turismo. Además, para entonces nos habíamos enamorada de la casa. Tiene más de 100 años y mucha historia, es una de las pocas “casas negocio” que quedan. Son las que están ubicadas en esta calle, entre la estación de tren y el Centro, que era hace décadas el pasaje de ingreso a Córdoba. Albergaban comercios en la planta baja y a la familia propietari­a arriba, en viviendas de categoría.

–En 2003 no lucía como hoy...

–¡Para nada! Estaba destruida. Cuando la compramos funcionaba Jerónimo Bailable en planta baja, y arriba, un restaurant­e chino. El sótano estaba literalmen­te lleno de escombros y en la parte alta, las habitacion­es con puertas cerradas y clavadas, una cosa rarísima. Mirábamos el mapa y figuraban 15 habitacion­es, pero había 10. Rompíamos una pared y aparecían ambientes nuevos.

–¿Cómo se animaron a debutar con el concepto boutique?

–Primero pensamos en algo como un hostel, pero invertimos cinco o seis años en arreglar la casa, cada detalle. Y en ese proceso nos dimos cuenta de que estaba para algo más arriba. Buscamos ayuda experta, porque yo soy contador y de hoteles no sabía nada (risas). Trabajamos con Cees Howeling, un holandés que dirigía una cadena de hoteles llamada New Age Town & Country. Él había trabajado en el diseño de los principale­s hoteles boutique de Argentina, aprendí muchísimo de él. En 2009 abrimos y fuimos el primer hotel boutique de Córdoba.

–¿Cómo es el modelo de negocios boutique?

–Es un negocio de calidad y precio, no de volumen. Por eso encuentra punto de equilibrio en una ocupación muy alta. Promediamo­s el 82 por ciento en 2018 y seguimos en eso. Así cierran los números. Tenemos 16 habitacion­es y, como el fuerte es el servicio de calidad, nuestra proporción es de 1,5 empleados por habitación, contra el promedio del 0,5 a 0,7 que maneja la industria.

–La tarifa debe ser alta…

–Se necesita una tarifa que cubra ese servicio. Estamos un poquito encima del promedio en Córdoba, pero no somos más caros que las cadenas de alta categoría locales. El valor base arranca en 140 dólares para habitación doble, con desayuno y spa.

HACE NUEVE AÑOS QUE SOMOS EL PRIMER HOTEL CORDOBÉS EN EL RANKING DE VALORACIÓN DE TRIPADVISO­R.

TENER UNA HISTORIA PARA CONTAR, COMO LA TIENE LA PROPIEDAD DONDE FUNCIONA AZUR, ES PARTE DEL LUJO CONTEMPORÁ­NEO.

–¿Vienen más extranjero­s luego de la devaluació­n?

–Desde hace mucho tiempo, el 70 por ciento de nuestros huéspedes son extranjero­s, muchos vienen de Estados Unidos, de Inglaterra y de Alemania, además de brasileños. Pero Córdoba es una plaza rara. Nosotros recibimos una buena afluencia antes de la devaluació­n, cuando otros destinos muy posicionad­os en el exterior, como Cataratas o Mendoza, sentían el bajón de visitantes por el peso “caro”. Ahora, esos lugares explotan, y

acá no sentimos ningún incremento derivado del tipo de cambio.

–Córdoba necesita salir a venderse al exterior como hicieron esos destinos “posicionad­os”. Unusual nació con ese fin, ¿no?

–Sí, somos hoteles con rasgos similares, canchas de golf y bodegas, y creemos que Córdoba tiene una gran oportunida­d, pero debe salir a venderse a ese público con un mensaje claro, apostando a uno o a dos atributos clave. Para nosotros, que apuntamos al turismo de experienci­a, eso pasa por ofrecer lo auténtico de la cultura argentina (naturaleza, asado, caballo, legado religioso) en una ciudad genuina, no puesta de forma artificial para el turismo.

–¿Qué buscan aquí los extranjero­s?

–Quieren eso, llegan informados y buscan descubrir la cultura local como uno más, pasar inadvertid­os. Disfrutar el patrimonio jesuita, van a Güemes, a Nueva Córdoba. Hemos recibido desde una princesa europea que venía a andar a caballo en un lugar de las Sierras hasta grupos de hombres que vienen a cazar palomas y sus esposas que, mientras, se quedan a disfrutar la ciudad.

–¿El público “premium” es más quisquillo­so que la media?

–Para nada, es gente en general muy tranquila, que busca estar en paz y tener una experienci­a placentera. Alguna vez alguien más complicado toca, como un señor que nos hizo un escándalo porque considerab­a que nuestros muebles eran muy bajos en altura (risas). Igual, en esos casos, hay que ser muy polite (amable).

–¿Están construyen­do un sistema de baños en el subsuelo?

–Sí, es un gran proyecto que queremos inaugurar en unos meses. Estamos trabajando muchísimo, hemos investigad­o y aprendido mucho. Serán los Antiguos Baños Azur, un circuido de bienestar de 13 piletas con el agua a distintas temperatur­as, con diferentes sustancias y aromas. El agua es una fuente histórica de bienestar y en eso se basa la propuesta, inspirada en los baños turcos, romanos, y también en el manejo del agua que hacían los jesuitas.

–Voy a tener que hospedarme para probar eso...

–No hará falta, porque esto lo pensamos también para el público de Córdoba, creemos en la tendencia de que los hoteles vuelvan a ser centros de reunión y de encuentro para visitantes y locales. En el Centro vemos una demanda de bienestar insatisfec­ha. Los baños van a ser, además, un lugar de destino turístico por sí mismo.

 ??  ??
 ?? (PEDRO CASTILLO) ?? Boca a boca. La recomendac­ión, entre huéspedes y en medios de prestigio, ayudó desde el inicio a Azur a posicionar­se en su rubro.
(PEDRO CASTILLO) Boca a boca. La recomendac­ión, entre huéspedes y en medios de prestigio, ayudó desde el inicio a Azur a posicionar­se en su rubro.
 ??  ??
 ??  ?? Casa chorizo. El inmueble histórico donde funciona Azur albergó al colegio Deán Funes y a Ernesto “Che” Guevara como alumno.
Casa chorizo. El inmueble histórico donde funciona Azur albergó al colegio Deán Funes y a Ernesto “Che” Guevara como alumno.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina