Bacco: delantales para gastronomía
Vender más del 80 por ciento de su producción al sector gastronómico es lo que ayuda a Bacco, la pequeña empresa de Constanza Ruiz Prieto Lamas, a surfear con bastante éxito la crisis.
Esta diseñadora de indumentaria, egresada de la Escuela Superior Lino Enea Spilimbergo (Universidad Provincial) comenzó casi por casualidad su negocio, en 2014: “Trabajaba en un bar y allí me pidieron que diseñara los delantales. Lo hice y, con el boca a boca, surgieron más y más pedidos, hasta que me di cuenta que estaba desarrollando mi propio negocio”; relata.
Hace dos años hizo base en el VitnikLab, un espacio que funciona a modo de incubadora con alquileres muy accesibles y capacitaciones.
Tiene clientes en todo el país (restaurantes y bares de toda escala) y es proveedora nacional de Grupo Campari para todas sus marcas. Produce, en promedio, 800 delantales por mes. Tiene 15 modelos estándar y también los ofrece “customizados” a pedido. El más vendido cuesta 1.100 pesos (890 mayorista). Además, desarrolló gorras, boinas, remeras, buzos y otros productos asociados a la gastronomía.
“Atendemos el diseño desde el inicio, pero también venimos trabajando en la calidad: lograr un producto de excelencia, ese es nuestro diferencial”, apunta. Una figura clave en ese camino fue el encargado de producción que se sumó a Bacco, una persona que pasó por marcas textiles internacionales. “Capacitó a nuestros proveedores de costura y así pudimos armar una cadena muy valiosa. En general, compramos casi todo en Córdoba”.
Constanza señala que nunca recibió apoyo público o privado. “No soy de buscar, pero cuando lo hice, el acceso era muy burocrático. Emprendedores como yo hacemos de todo y no podemos perder tres días para un trámite por las dudas, preferimos trabajarlos”, sintetiza. Alternativas de financiamiento y de capacitaciones específicas para desarrollar el negocio son herramientas cuya creación considera necesaria.