Negocios

La herencia de la herencia y el círculo que rompió la inflación.

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

En casi todas las economías del mundo, el ahorro es parte de un círculo virtuoso que alienta a la actividad. En la Argentina, la inflación rompió ese círculo.

Normalment­e, los ingresos de las familias se destinan al consumo, al pago de impuestos y al ahorro.

Esto último alienta la inversión, a través del sistema financiero, y el consumo futuro. Ambos factores impulsan la actividad que finalmente deriva en nuevos ingresos para las familias.

El problema es que tantos años de tasas altas de inflación en Argentina terminaron por romper este círculo virtuoso.

Un breve ejercicio hecho por Néstor Grión, economista de la Fundación Mediterrán­ea y docente de la Universida­d

Nacional de Córdoba (UNC), muestra cuánto perdió el ahorrista que puso su dinero en plazo fijo o en dólares.

Según sus estimacion­es, aquel que depositó su dinero a 30 días entre julio de 2018 y el mes pasado logró una tasa negativa de 0,4 por ciento, ya que la tasa nominal de 54,2 por ciento quedó por debajo de la inflación interanual (54,8 por ciento).

Pero si depositó sus ahorros en enero de 2004, a pesar de que logró una variación nominal de 930 por ciento, sufrió una reducción de 67,3 por ciento por el impacto durante 15 años de una suba en los precios internos de 3.054 por ciento.

¿Hubiera logrado un mejor resultado invirtiend­o en dólares? Tampoco. Según Grión, en un año hubiese perdido 0,9 por ciento y desde enero de 2004 hasta el mes pasado habría sufrido una tasa negativa de 53,6 por ciento, a pesar de que en ese período la moneda norteameri­cana registró una variación nominal de 1.365 por ciento.

El economista cordobés aporta otro dato: en los más de 15 años que representa el ejemplo, la inflación en Estados Unidos fue de 38 por ciento. Esto, sumado a la apreciació­n real del peso, da como resultado la pérdida que implica invertir en dólares.

El ejemplo es una de las razones por las cuales los argentinos confían poco en el ahorro y, por lo tanto, lo difícil que se hace en este contexto sostener préstamos a largo plazo, como el crédito hipotecari­o.

Según datos del Banco Mundial, correspond­ientes al año pasado, mientras que en el mundo la tasa de ahorro bruto (ahorro como porcentaje del PIB) es del 25,2 por ciento, en Argentina es del 15,4 por ciento.

Lo curioso es que no siempre fue así. En 1978, la tasa de ahorro del mundo era de 23,7 por ciento y la argentina era de 30,2 por ciento, porcentaje que por entonces caía en picada desde cifras más altas.

Ya en los ’80 y en los ’90, el país tenía las tasas actuales; los altos niveles de inflación acobardaro­n a los ahorristas. Sólo superó el 20 por ciento en forma intermiten­te entre 2002 y 2003 y entre 2006 y 2007. A partir de entonces, los argentinos volcaron sus excedentes al consumo y, por supuesto, al pago de impuestos.

Reactivar la economía requiere incentivar el ahorro. Pero reparar el círculo roto implica contener la inflación y para esto queda un camino largo por desandar.

EL AHORRO A TRAVÉS DE PLAZOS FIJOS O EN DÓLARES TUVO UNA TASA DE INTERÉS REAL NEGATIVA EN LOS ÚLTIMOS 15 AÑOS.

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(AP) Bimonetari­o. El dólar es la moneda preferida por los ahorristas.
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