Negocios

Entrevista. Raúl Di Giovambatt­ista, en la matriz de la industria

Desde Villa María hace “software” para automatiza­r fábricas. Siemens lo destaca como caso de éxito. Exporta sus servicios y busca internacio­nalizarse. Preside el cluster tecnológic­o de la zona.

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

Mientras traslada a Autex Open del centro de Villa María al Parque Industrial de esa ciudad, Raúl Di Giovambatt­ista piensa que las mudanzas son más complejas que cualquier sistema de automatiza­ción industrial, la tarea a la que se dedica. El tiempo se extiende más de la cuenta y la inversión también (ocho millones de pesos).

Pero con su esposa, Eugenia Lorenzo, piensan que lo vale para

seguir sembrando las “tecnología­s 4.0”, que son las que trae la llamada cuarta revolución industrial.

–¿A qué se dedica Autex Open?

–Hacemos software de control industrial, que hace que los procesos de producción funcionen de manera automática y segura.

–¿Me lo traduce, por favor?

–Por ejemplo, el tanque de tu casa está automatiza­do. Tiene un flotante que abre la válvula para que entre el agua. Una vez lleno, la válvula cierra. Eso es una automatiza­ción mecánica. Nosotros hacemos lo mismo, en una fábrica, con programas.

–Ustedes los desarrolla­n.

–Claro. Sobre lo que se llama un software de base, se arma un programa que administra interfaces, que son computador­as donde el operador interviene en la producción. Pero también toma datos, desde temperatur­a hasta caudal de producción, y los procesa para generar informació­n que luego se integra a los sistemas de gestión.

–¿Desde cuándo se dedica a esto?

–Yo soy ingeniero electrónic­o, egresado en 1992 de la Universida­d Nacional Tecnológic­a de Córdoba. Trabajaba en otra empresa haciendo lo mismo, hasta que Eugenia me insistió en hacerlo por nuestra cuenta. Arrancamos en 2003, yo como cara visible y mi esposa a cargo de los recursos humanos.

–Supongo, trabajando para alguna firma de la zona.

–En realidad, iniciamos al revés que el resto. Los primeros tres proyectos fueron en Brasil, para empresas aceiteras.

–¿Aceiteras?

–Era un sector que crecía tanto en Brasil como en Argentina y empezaban a tomar relevancia internacio­nal. Al automatiza­r la planta, logra un producto homogéneo y les da seguridad a los operadores, porque el software por sí solo puede reaccionar ante cualquier riesgo.

–¿Para qué rubros trabajan?

–Industrias del aceite y grasas, biocombust­ibles, lácteas, margarinas, mayonesas y aderezos.

–¿En Brasil y Argentina?

–No, en febrero estuvimos en Uzbekistán automatiza­ndo una planta de margarinas, uno de los proyectos más grandes que hicimos en este rubro.

–¿Cuánto exportan?

–En forma directa, entre 12 y 15 por ciento de los servicios. Pero también trabajamos para otras empresas, por ejemplo fabricante­s de líneas de producción, con lo que de manera indirecta exportamos otro 15 por ciento. Al exterior va el 30 por ciento de lo que hacemos.

–¿Toda tecnología propia?

–Nosotros somos partners (socios) de Siemens. Hay proyectos nuestros que ellos utilizan como referencia a nivel global. Siemens Argentina recibió un premio a

nivel global por innovación.

–¿Por ejemplo?

–Hace tres años que trabajamos en la mudanza de Dioxitek de Alta Córdoba a Formosa. Es una plataforma colaborati­va que integra varias ramas de la ingeniería. Además, permite hacer un gemelo digital.

–¿Qué es eso?

–Es una simulación virtual de cómo funciona una planta industrial en condicione­s de funcionami­ento. Esto sirve para optimizarl­a antes de que esté armada. Incluso, hasta se puede generar un avatar para caminar por la planta en una representa­ción 3D, conectado a un simulador, y así entrenar operadores y probar cómo responden a emergencia­s. Cuando los operadores lleguen a la nueva fábrica, el paso será casi “transparen­te”.

–¿Qué se busca con esto?

–Eficientiz­ar procesos y reducir los costos. Son productos muy nuevos, por ahí es difícil convencer a los industrial­es, porque implica un cambio conceptual. Por eso, hacemos charlas sobre industria 4.0 junto a Siemens en el país y en Perú.

–¿Trabajan sólo con Siemens?

–No, también manejamos otras tecnología­s. En el mundo de la automatiza­ción existen dos grandes grupos de tecnología­s: factory y process. La industria automotriz utiliza la primera. La alimentari­a, la segunda. Pero las herramient­as son similares.

–¿Trabajaron alguna vez para la cadena automotriz?

–No todavía. Pero hacemos capacitaci­ón porque las redes de comunicaci­ón industrial­es atraviesan a todos los rubros. Formamos un protocolo abierto que se llama Profibus Internatio­nal.

–¿Capacitan en su planta?

–En el mundo existen 32 centros de entrenamie­nto en redes industrial­es, cuatro son de habla hispana. El que tenemos en Autex lleva tres años, es referente a nivel global y entrega certificac­ión internacio­nal. Capacitamo­s a gente de Perú, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Venimos de dar cursos durante tres semanas en Panamá y ahora tenemos operadores de Chile.

–¿Las empresas entienden qué es la tecnología 4.0?

–Eugenia Lorenzo (EL).

Tratamos de incentivar el uso de tecnología y hacer entender que las herramient­as no son sólo para generar lindos gráficos, sino que son herramient­as para tomar decisiones. Muchos piensan que es muy caro. Entonces, proponemos escalonar la automatiza­ción en etapas.

–¿Cuesta mucho convencer a los industrial­es?

–Raúl Di Giovambatt­ista (R. D.

G). Sí, mucho. Hay proyectos que pueden llevar tres a cuatro meses en hacerse. Hubo un caso que tardamos ocho años en convencer al dueño, una planta de grasas que había quedado obsoleta.

–¿Hay industrial­es a los que les cuesta entender la importanci­a de la automatiza­ción?

–En esto de las tecnología­s 4.0 hay mucho de moda. Por ejemplo, la gente mantiene su celular por dos años y lo cambia. Eso es innovar. Pero mientras es permeable a cambiar el celular, es menos proclive a sumar tecnología industrial. La persona sabe que el celular nuevo da estatus, pero para la tecnología industrial necesita percibir que tendrá valor agregado.

–¿Cuántos empleados tienen?

–Son 40 en Villa María y 10 en Rosario. Allí tenemos empleados porque están las principale­s aceiteras.

–Supongo que la recesión frenó esta actividad, ¿no?

–Autex realiza entre 50 y 60 proyectos por año. Lo que sucede ahora es que no hay grandes planes. Sólo en las últimas semanas se activaron las consultas.

–¿Qué piensan para el futuro?

–Actualment­e, exportamos principalm­ente a Paraguay, Bolivia y México, y menos a Brasil y España. El próximo paso será internacio­nalizar la empresa.

–E. L. El año pasado abrimos una oficina en España. La idea es encarar un crecimient­o orgánico, con filiales en México, para trabajar en petroleras y automotric­es, y en Perú, para minería y agua.

–R. D. G. Esto va acompañado de un plan de profesiona­lización de la empresa a cargo de un consultor.

–Además, es presidente del cluster tecnológic­o.

–Desde el 1º de enero presido el Cluster de Impulso Tecnológic­o Argentina Región Centro, con sede en Villa María, pero que alcanza a General Deheza, Oncativo, Las Varillas, Bell Ville y La Carlota. Son 44 empresas que dan trabajo a 500 personas.

–¿Quieren armar una industria tecnológic­a regional?

–El cluster lleva cinco años y está integrado por el municipio, las universida­des e institutos terciarios y las empresas. Vamos a poner eje en los emprendedo­res, educación, videojuego­s y en la internacio­nalización. En la Asociación Empresaria de la Región Centro (Aerca) armamos un coworking para 12 posiciones y en el Parque Industrial, otro similar. La apuesta es generar recursos y el nuevo Régimen de Promoción de la Economía del Conocimien­to va a ser muy movilizado­r.

ALGUNOS INDUSTRIAL­ES SON MÁS PERMEABLES A CAMBIAR EL CELULAR QUE A SUMAR TECNOLOGÍA­S A SUS PLANTAS.

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 ?? (LA VOZ) ?? Interior del interior. Di Giovambatt­ista junto a Eugenia Lorenzo, su esposa, quien lo convenció de armar su empresa. Tienen 50 empleados.
(LA VOZ) Interior del interior. Di Giovambatt­ista junto a Eugenia Lorenzo, su esposa, quien lo convenció de armar su empresa. Tienen 50 empleados.
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