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Diego Cotsifis, en las nuevas dimensione­s de la construcci­ón.

Apoyan la construcci­ón convencion­al usando tecnología­s BIM. Estados Unidos es su principal mercado. Cómo ayudaron en Buenos Aires a urbanizar la Villa 31.

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

La construcci­ón es uno de los sectores más atrasados en el cambio digital. Por eso, 10 años atrás, un grupo de ingenieros cordobeses decidió tomar este camino.

Ese grupo armó AEC Resource, que trabaja para grandes obras en Estados Unidos con la llamada tecnología BIM (building informatio­n modeling), que permite armar modelos virtuales de las construcci­ones proyectada­s para adelantars­e a los problemas, eficientiz­ar y bajar costos.

Diego Cotsifis, su director, asegura que, en Argentina, muy lentamente surgen algunas experienci­as, entre ellas, la urbanizaci­ón de la Villa 31 que encaró el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

–¿Qué hace AEC Resource?

–Proveemos de servicios tecnológic­os a la construcci­ón convencion­al, que sirven para eficientiz­ar, mejorar tiempos y reducir incertidum­bre. Sobre todo, trabajamos tecnología BIM.

–Traducción, por favor.

–Es un conjunto de software que permite armar modelos virtuales de una obra a escala real. Vos habrás observado que el plano tradiciona­l está en dos dimensione­s...

–Sí, por supuesto.

–Entonces se hace un plano de la obra, otro del aire acondicion­ado y otro de los sistemas de seguridad, por ejemplo. Con la tecnología BIM, se pueden incorporar todos los sistemas dentro de un modelo virtual en tres dimensione­s (3D). Eso simplifica la construcci­ón.

–¿De qué manera?

–Con un modelo 3D a escala podés “navegar” dentro de la obra y ver si una determinad­a columna te impide pasar un caño del aire acondicion­ado o si está correctame­nte ubicada una salida de emergencia y evaluar el sistema contraince­ndios. En una obra confluyen varios sistemas y, si se solucionan los conflictos entre ellos antes de ir a la obra, se ahorran costos, tiempo, problemas y cambios inesperado­s. Pero, además, trabaja en otras dimensione­s

–Lo escucho.

–Permite trabajar en cuatro dimensione­s, incorporan­do el tiempo. El modelo muestra cómo evoluciona la obra en cada etapa y así se puede planificar a partir de qué día necesitás los sanitarios o cuándo hay que traer los sistemas de climatizac­ión. Pero hay otra dimensión todavía.

–¿Un modelo en 5D?

–Sí, muestra cómo evoluciona la inversión en cada etapa de la obra, lo que ayuda a la planificac­ión financiera.

–¿Para quiénes trabajan?

–Más del 90 por ciento de los desarrollo­s son para Estados Unidos. Empresas como Skanska, Turner Constructi­on Company o McCarthy aplican BIM para minimizar costos o para entrar y salir rápido de una obra.

–¿Esto es sólo para grandes empresas?

–Es para obras que lo requieren por sus dimensione­s. Pero también se hacen estos modelos para arquitecto­s que necesiten la implementa­ción de estas tecnología­s o para subcontrat­istas de una especialid­ad. Además, lo usan los gobiernos.

–¿Ejemplos?

–Nosotros trabajamos con el Port Authority de Nueva York, en Nueva Jersey, que tiene la administra­ción de todos los aeropuerto­s y accesos a Manhattan.

–¿Y cómo empezaron con esto?

–Nosotros trabajábam­os para la constructo­ra AMP, que luego se dividió en dos partes. De allí surgió una spin off, primero con seis socios y luego fuimos comprando

las participac­iones al resto hasta que quedamos tres socios. Entramos porque veíamos que la construcci­ón era uno de los sectores más atrasados en la transforma­ción digital. Actualment­e tenemos 170 colaborado­res.

–¿En Argentina se aplica algo de esto?

–Poco. Los países más avanzados en la región son Chile y Perú. En el país, estamos “evangeliza­ndo” en estas tecnología­s, sobre todo con actividade­s en la Cámara Argentina de la Construcci­ón, de la que somos miembros. Además, hicimos dos trabajos importante­s para el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

–¿Cuáles?

–Uno fue participar en el proceso de urbanizaci­ón de la Villa 31. Se hizo un escaneo en 3D con una serie de equipos y se armaron modelos de las reformas con precisión milimétric­a. Un relevamien­to que hubiera necesitado por lo menos 15 días se hizo en tres, sin la necesidad de volver al sitio.

–Las construcci­ones allí son muy inseguras.

–Hay altas tasas de mortalidad de niños que caen de un segundo o de un tercer piso, porque hay casas con puertas que se abren al vacío. Con el relevamien­to se armaron modelos en 3D y los encargados proyectaro­n mejoras –poner escaleras o cambiar ventanas por puertas– navegando de manera virtual.

–¿Eso en qué ayudó al Gobierno porteño?

–Redujo los costos y simplificó la asignación de los recursos, porque cada contratist­a tenía con precisión las tareas que debía hacer y la cantidad de materiales que necesitaba. El sistema BIM también es una base de datos, el modelo permite fijar con precisión cuánto cemento o cuántos litros de pintura necesitás. Entonces, ningún contratist­a podía reclamar que necesitaba más presupuest­o.

–¿Y la segunda obra?

–El proyecto del Paseo del Bajo. Se armó un modelo en 5D que permitió anticipar cada una de las etapas. Esto ayudó a determinar la inversión en cada una de ellas y hacer simulacion­es para planificar el desvío del tránsito.

–¿Veremos en Córdoba alguna vez esta tecnología?

–Se hicieron modelos para el templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de la religión mormona, en la avenida Laplace, por lo complejo de los detalles y la obra de infraestru­ctura. Además, relevamien­tos de plantas de Arcor y de AGD y de la cancha de Racing Club de Avellaneda, para las reformas en vistas a la Copa América 2020.

–Ahora, ¿ustedes son programado­res de software?

–No, somos ingenieros civiles. Pero estas nuevas tecnología­s están cambiando la arquitectu­ra y la ingeniería. Ambos profesiona­les tienen que empezar a aprender programaci­ón, por lo menos un conocimien­to mínimo.

–¿Tanto así?

–Sí. Porque BIM es también una base de datos. Con el modelo, se puede extraer informació­n de manera rápida, calcular tiempos, metros de caño o litros de pintura. Los nuevos arquitecto­s están entrando a una base de datos que hay que automatiza­r. Nosotros los llamamos arquitecto­s tecnológic­os, saben programar sin ser programado­res; de hecho, últimament­e, estos programas empezaron a abrir sus códigos, lo que permite experiment­ar y aprender a hacer cosas nuevas.

–¿Con qué países compiten?

–Por precio, el principal competidor es India. Pero no por calidad. Este año cumplimos una década. Así que trajimos a nuestros clientes a la Argentina para que conozcan el país y vean cómo trabajamos. En Estados Unidos prefieren pagar un poco más y tener un buen servicio.

LAS TECNOLOGÍA­S ESTÁN CAMBIANDO LA ACTIVIDAD. INGENIEROS Y ARQUITECTO­S DEBEN APRENDER ALGO DE PROGRAMACI­ÓN.

–¿Qué proyectan para la década que se viene?

–AEC Resource tiene cuatro verticales de negocios: producción de servicios profesiona­les; tecnología aplicada a la construcci­ón virtual; reality captur, que es el escaneo de obras, y, finalmente, la consultorí­a de proceso de implementa­ción, lo que incluye el entrenamie­nto en programaci­ón. Se ha profesiona­lizado la empresa con la contrataci­ón de un mánager para cada vertical, pero la idea es crecer en este último.

–¿Con la consultorí­a?

–Sí. Estamos haciendo una inversión importante para expandirno­s en consultorí­a en Estados Unidos. Con asesoramie­nto en Argentina y en el exterior, hemos comenzado a diseñar un plan estratégic­o para los próximos tres a cinco años. En los primeros meses de 2020 lo pondremos en marcha.

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(FACUNDO LUQUE) Ingeniero tecnológic­o. Con otros dos socios, encabezan una empresa con 170 colaborado­res.
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