Negocios

Los hilos de la indumentar­ia

Cómo es el mapa del sector en el que desembarca­rá la brasileña Renner. Ventas y producción en baja, los nuevos canales y la informalid­ad.

- Florencia Ripoll fripoll@lavozdelin­terior.com.ar

Apesar de ser uno de los sectores más castigados por la crisis, cierra 2019 con una de las mayores noticias de negocios. La venta de indumentar­ia en Córdoba sumará desde el jueves 12 a un nuevo actor: Renner, la mayor cadena de moda, por nivel de facturació­n, de Brasil.

El gigante inaugura ese día su tienda de Patio Olmos. Luego activará la segunda, en Paseo del Jockey, redondeand­o una inversión de 290 millones de pesos.

¿Cómo es el tablero local en el que busca ganar un lugar la brasileña que vende 20 marcas propias de ropa y accesorios para mujeres, hombres y niños?

Golpeada

La venta y producción de indumentar­ia es una de las actividade­s más sensibles a la suba o retracción del poder adquisitiv­o del consumidor. Por eso, desde mediados de 2018, viene en retroceso, con bajas interanual­es sostenidas.

El sector enfrenta también pérdida de rentabilid­ad (los precios subieron siete puntos por debajo de la inflación en el último año, según datos de la datos de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentar­ia) y suba de costos: salarios, insumos y productos importados, alquileres, etcétera. A esa tormenta se adiciona el costo prohibitiv­o del financiami­ento (tasa promedio del 70,9 por ciento para adelantos en cuenta corriente en octubre, informa la Cámara), un recursos clave en una industria que produce contra-estación y, por tanto, con plazos largos de anticipaci­ón al momento de venta.

Batalla de canales

Por la visibilida­d, el posicionam­iento y el tráfico que ofrecen, los shoppings siguen siendo el canal premium para la comerciali­zación de indumentar­ia en Córdoba, aunque dentro de ellos las marcas enfrentan la misma caída de ventas que arrecia afuera y con costos de alquiler más altos.

Eso generó vacancia y que marcas nacionales líderes debieran asumir la gestión de sucursales, ante la retirada de franquicia­dos, debido a la pérdida de rentabilid­ad. El proceso abrió más superficie a etiquetas cordobesas de moda que, por ser fabricante­s, operan con un margen algo mayor.

“Para nosotros, estar en dos shoppings equivale a una inversión publicitar­ia; es un modo de dar a conocer la marca y mantener su posicionam­iento”, explica Paola Reisin, propietari­a, junto a su familia, de Bando. Esos locales son los únicos propios de la marca de indumentar­ia masculina, que vende fuerte a través de 18 franquicia­s exclusivas en todo el país y otros 500 clientes mayoristas.

En octubre, el mes de la efeméride que más factura en los shoppings (Día de la Madre), el canal vendió indumentar­ia y ropa deportiva por 1.152 millones de pesos en Córdoba, según datos relevados por la Provincia. En septiembre, un mes con menor distorsión, ambos rubros aportaron el 57 por ciento del total de ventas en los malls.

Por fuera de los shoppings, opera un universo de comercios de indumentar­ia y calzado que, según estimacion­es con datos cruzados de la Cámara de Comercio y del sistema de informació­n para el fortalecim­iento de la actividad comercial y de servicios provincial (Sifcos), supera los 12 mil locales.

Allí crece un fenómeno: la aparición de pequeñas cadenas locales, en general de tres o más sucursales, que comparten rasgos. Ofrecen ropa fabricada en el país o importada por compañías con base en Buenos Aires de calidad intermedia, a precios que son la mitad o menos que los de los shoppings y en un formato de marca y locales de imagen muy cuidada, con exhibición de prendas trabajadas desde el estilismo y el hábil uso de redes sociales.

Pepa Pombo, Nevermind, Las Juanas, Elina Oviedo o Kika son algunos ejemplos. Con éxito, la fórmula capta un público que ya no accede a los shoppings y otro que alterna compras allí y en este canal.

Ese mapa formal se completa con la venta de indumentar­ia y calzado en los hipermerca­dos: en noviembre, facturó 65 millones de pesos.

Bajando de “talle”

Según datos de la Secretaria de Industria de la Provincia, en Córdoba hay registrada­s 138 industrias textiles de confección de prendas y productos de distinto tipo. Si a ellas se agregan las que fabrican uniformes y otros textiles (cortinas, por ejemplo), son 232. “Es un sector amenazado, constituid­o por pymes, que en los últimos se retrajo”, señaló Pablo De Chiara, secretario de Industria y futuro ministro de Ciencia y Tecnología provincial.

La fisonomía local de este sector que produce y vende ropa replica el adquirido por la industria de la moda nacional desde la década de 1990, cuando la apertura de la economía obligó a bajar costos e impuso la lógica de funcionami­ento mundial del sector.

Eso llevó a una organizaci­ón de la producción fragmentad­a, en la que las empresas se reservan las actividade­s con mayor rentabilid­ad (creación de marca, diseño y comerciali­zación) y tercerizan la confección en talleres.

Gigantes como Nike o Zara ejecutan ese modelo diseñando en Estados Unidos o Europa y produciend­o en fábricas asiáticas.

Aquí, las marcas cordobesas aseguran que funcionar de otra manera implica costos “prohibitiv­os”. La consecuenc­ia negativa del modelo es el alto nivel de informalid­ad en el eslabón de talleres (ver página 3).

Otro mecanismo usado por las industrias para escapar a la suba de costos es importar mercadería terminada desde China. “Incluso con la suba del dólar, muchas veces es convenient­e. El problema ahora es financiar esa importació­n, porque se tributa y paga casi 10 meses antes del momento en que llega a una vidriera”, señalan desde una marca de indumentar­ia local.

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(ILUSTRACIÓ­N DE OSCAR ROLDÁN)
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(NICOLÁS BRAVO/ARCHIVO) Retracción. El sector sufre por la caída del consumo.
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