Córdoba, semillero de las “nuevas economías”
A partir de modelos de negocios con desafíos sociales y en defensa del ambiente, la economía circular, la automatización basada en generar valor y el sistema de triple impacto comienzan a ser parte de las empresas.
Apesar de ser un fenómeno incipiente, en Córdoba aparecen los primeros brotes de lo que se denomina “las nuevas economías”.
El término lo popularizó en los años 1990 el editor de la revista estadounidense Wired, Kevin Kelly, para referirse a las industrias del conocimiento.
La crisis financiera de 2008 desató un debate sobre nuevos modelos de desarrollo sustentable, que respondieran a los nuevos desafíos sociales y medioambientales. Así se extendió a la economía circular, las empresas sociales, el Sistema B, el modelo ganar-ganar o capitalismo de partes interesadas y la automatización basada en generar valor y no sólo en reducir costos.
Estas iniciativas tienen un mismo eje: crear modelos de negocios más allá del resultado “puro y duro” y que incluyan el desarrollo social y la reparación del medio ambiente.
Un caso que tomó una dimensión industrial en Córdoba es Geocycle, del Grupo Holcim. La empresa, en su planta en Malagueño, recibe residuos industriales, secos y neumáticos que no pueden reciclarse, los convierte en combustibles y los utiliza en sus calderas para producir cemento.
Hasta el período 2023-2024, invertirá 12 millones de dólares para elevar la capacidad de 35 mil a 100 mil toneladas anuales. Esto reduce el enterramiento de basura en el predio de Bouwer (donde también tiene una planta de selección) y achica el consumo de gas natural: junto con sus plantas de Mendoza y de Jujuy, la idea es aumentar su participación en su matriz de energía térmica del 15 por ciento actual al 30 por ciento en 2023.
“Tenemos convenios con 40 municipios, por los que recibimos 4.400 toneladas de neumáticos, y con 140 industrias. Incluso en Porta Hnos nos encargamos del asesoramiento, la logística y el procesamiento de sus residuos”, asegura el gerente de Gocycle Argentina, Mariano Bollo.
También ha crecido el interés en el Sistema B, basado en generar un triple impacto: económico, ambiental y social. A nivel local, como Empresa B certificaron Porta Hnos, Ondulé, Santex, Aero, Biopsa, Irca, Proa, Tingua, Volterra y Wippie.
En el caso de Santex, que produce software para mercados externos, mejoró su perfil empleador y la cultura organizacional, ya que hay colaboradores que eligen trabajar con ellos por esta iniciativa.
“Los insumos para el merchandising o para la bolsa que le enviamos al empleado en teletrabajo son de proveedores del Sistema B, que respeten estándares socioambientales o grupos subrepresentados. Incluso, estamos preparando nuevas oficinas que van a mitigar la huella de carbono”, señala Celeste Torresi, directora de Operaciones y Capital Humano de Santex.
Con una inversión de entre tres y cuatro millones de dólares, montará oficinas en Capitalinas con domótica para reducir el gasto energético y de agua, aplicando modelos de economía circular.
Además, tiene un programa para mejorar la empleabilidad de la mujer sola con hijos a través de la tecnología y otro para formación de adolescentes con la Municipalidad de Jesús María. Los próximos apuntarán a discapacidad y a LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transgénero).
Desde 2016 hasta la actualidad, el fundador de 3C Construcciones, Lucas Recalde, lleva hechas 40 obras que, por sus materiales y tecnologías, respetan el medio ambiente y generan trabajo (no tiene empleados) en sectores excluidos.
Trabaja con cuatro microfábricas de ladrillos ecológicos ligadas a parroquias, fundaciones y organizaciones sociales que realizan su actividad en barrios carenciados de la ciudad. Con ellos, construye actualmente siete casas en urbanizaciones como Aquavista, Docta y el country La Deseada (La Calera), y en zonas como Agua de Oro y Candonga.
Con la fundación del padre Mario Oberlín, en barrio Müller, y la Universidad Siglo 21, montaron un Centro de Aprendizaje Universitarios (CAU) donde estudia una veintena de personas.
“Llevó seis años validar el modelo, con relaciones de largo plazo entre empresas, arquitectos, capital inversor
y organizaciones sociales. Es un problema complejo que requiere soluciones complejas. Pero logramos una tecnología constructiva que genera valor político, social, económico, educativo y ambiental”, reflexiona Recalde.
Hay otras propuestas más sencillas, como el modelo “ganar-ganar” o la economía de partes interesadas.
“Un negocio debe ser rentable. Además, puede ser un agente de cambio. Por ejemplo, en su cadena de valor una empresa puede bajar gastos logísticos y achicar la huella de carbono”, explica Marina Alabí, docente de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), del Icda, su escuela de negocios, y de su organización ProÉtica.
Además, Alabí es emprendedora. Con su negocio Yoi Sushi & Food, organizaba a sus proveedores para reducir sus circuitos; cuando debió reducirse por las restricciones de la pandemia del Covid-19 (hoy hace cocina oscura y servicios take away), se recomendaban mutuamente para mantener el nivel de actividad que les permitiera subsistir.
Incluso en la robotización, que está achicando empleo en la industria, el nuevo desafío es orientarla a crear valor y hacer más eficientes los procesos, más que achicar costos.
Vanessa Gerra, líder del equipo de RPA (robotic process automation ) en Naranja X, que arrancó en 2017, asegura que los robots “no son un enemigo, sino un complemento que ayuda a mejorar una posición”.
Naranja X tiene robots que calculan las ventas de 150 comercios, generan la factura y mandan el correo electrónico al comercio en 35 a 45 minutos. Otro carga 1.500 notificaciones y las distribuye interna y externamente en entre 20 y 30 minutos.
Al respecto, la especialista aseguró en un Podcast X: “Las personas no estamos para hacer tareas repetitivas, sino para pensar cómo mejoramos nuestra vida. En la antigüedad, se trabajaba los siete días, las 24 horas; hoy se trabaja ocho horas, y mañana, mediante la tecnología, trabajaremos mucho menos y para que la mente humana no tenga que estar 150 veces cargando y enviando el mismo correo”.