El virus de la maternidad
Según Roxi. Comedia. Martes a las 22 por la TV Pública. Con Julieta Otero, Chang Sung Kim, Leonora Balcarce y elenco. Libro: A. Lombardía y J. Otero. Prod.: La Maldita. Dir.: Azul Lombardía.
Faltanla película y la versión para títeres. El resto de los casilleros ya están cubiertos. “Según Roxi”, la creación de Azul Lombardía y Julieta Otero, comenzó como blog, siguió como serie web, pasó al libro papel, después la serie para cable y desde el año pasado, la obra de teatro. Por último, está en Netflix y por fin, llegó a la televisión abierta. Se trata de los 27 capítulos de media hora emitidos por Lifetime en 2015, con el asesoramiento autoral de Esther Feldman y Alejandro Maci (“Lalola”, “Los exitosos Pells”). Si no se sumó a ninguna de estas variantes, esta es la oportunidad para subirse a la ola de madres alteradas.
Porque si alguien todavía no se enteró, la historia de Roxi es la de una madre primeriza, muy urbana y clase media, que trabaja en una inmobiliaria, tiene un marido y otros varios frentes de los que ocuparse pero en especial, atareada y desbordada por el combo de tener una hija en el jardín de infantes. Nada que un montón de mujeres actuales no sepa acerca de la “nueva maternidad”, es decir, la experiencia diaria de una exigencia desmesurada alrededor de la crianza que cae sobre espaldas femeninas agobiadas por jornadas laborales, imagen perfecta, relaciones de pareja complicadas y aspi- raciones existenciales alejadas del viejo paradigma. Sin duda por eso, desde hace unos años, florecieron con éxito libros testimoniales que buscaron contar el otro lado de la leyenda con sincero despojamiento y mucha ironía, dejando de lado la receta perfecta.
Julieta Otero es la protagonista y el punto de vista de “Según Roxi”. Cuenta la historia, se presenta frente a cámara, deja en claro siempre su opinión del asunto mientras en pantalla la edición subraya con hashtags y guiños tuiteros. No es una comedia costumbrista sino una sitcom cotidiana que funciona porque encontró un tono propio. A veces puede cansarnos el eterno fastidio de Roxy y la superioridad con que mira a los otros pero la mayoría de las veces nos identificamos con lo que le pasa. El jardín de infantes progre al que manda a su hija es una galería de mamis y papis interactuando en situaciones absurdas en las que queda entrampada por la culpa de no ser buena madre. Trata de tomar distancia y contarle al espectador que ella es diferente pero no puede evitar formar parte de ese mundo colorido y neurótico.
Uno de los principales hallazgos de la serie es su elenco. Son muchos actores, entre estables e invitados, figuras famosas y otras del teatro off pero todas afinadísimas con sus personajes pasados de rosca. Hay una atmósfera divertida, para nada forzada, que transmite “Según Roxi” y que explica la convocatoria de público lograda. Es un producto con identidad propia que satiriza el más cercano y valuado de los paisajes femeninos: nadie mejor que las propias mujeres para reírse de sí mismas.