Feroz pieza dramática
“Vigilia de noche” de Lars Norén. Con Luis Machín, Pilar Gamboa y elenco. Dirección: Daniel Veronese. E. S. Discépolo 1847.
Eldolor cimienta las bases para exponer sentimientos ocultos o disimulados, como exhibe la feroz pieza del sueco Lars Norén (1944), un autor poco transitado aquí.
En su trama, dos matrimonios se reúnen en un contexto asfixiante. Ha muerto la madre de los hermanos, John (Walter Jacob) y Alan (Luis Machín) y, tras la cremación de los restos, Charlotte (Pilar Gamboa), pareja del primero de los mencionados, decide invitar a su departamento al cuñado y a su esposa Mó- nica (Mara Bestelli) para tratar de limar las asperezas que la vida les generó. La distancia hizo mella entre ellos y parecen saber muy poco uno del otro. Viven en diferentes ciudades y los hechos demuestran que no se interesaron en saber qué situaciones vivieron a lo largo de los años. Lo que comienza con alguna referencia al pasado, se enturbia por el alcohol, que obnubila las mentes y libera las lenguas, hasta llegar a un desconcierto general, del que surgen verdades y reproches.
John recrimina la falta de afecto de su progenitora y revela terribles carencias a la hora de entablar una relación amorosa con Charlotte. Sus dudas e inseguridades lo transformaron en un hombre oscuro que esconde una larvada violencia hacia la mujer que lo ama. Alan, en cambio, tiene una personalidad más fuerte y aunque también sintió la falta de afecto durante su infancia, supo disimularlo y maduró, y se hizo adicto al trabajo. Humilla con comentarios hirientes a Mónica y, amparado en los sucesivos tragos, intenta sacar partido de la juventud y belleza de la cuñada.
Veronese se aleja de su proverbial ascetismo y deja aflorar la emoción de sus actores para hacernos partícipes de estas historias. Cuenta con un actor mayúsculo en Machín, quien despliega una labor antológica, tal vez uno de los mejores trabajos del año, en el que nos enseña cómo un ser seguro puede quedar devastado al enfrentar sus miedos. Está muy bien acompañado por Gamboa y Bestelli, dos figuras frágiles que sufrirán el intento anhelado de libertad. Jacob no logra convencer; a pesar del arco emocional que debe transitar, porque se lo escucha monótono, durante la representación.