UN MINISTERIO EN LA VILLA
Esa fue la idea, en la era K, al crear la Casa de la Cultura en Barracas. Cómo recicla la gestión actual el proyecto comunitario kirchnerista.
Tener
este trabajo ha sido, para muchas personas, un cambio en su vida. Hay un antes y un después en la existencia de la Casa Central de la Cultura de Barracas”, confía Gustavo Rodolfo Ameri y se acaricia una barba candado larga, como si fuera un skater o un artista de rock. De leve cresta punk y fuertes músculos tatuados es, desde enero, director de la Casa Central de la Cultura Popular de la Villa 21-24 Barracas (en Avenida Iriarte al 3500), el barrio con raigambre porteña y corazón de todas partes de Latinoamérica, que respira transformaciones cotidianas. “Cuando asumí, propuse que la Casa se transformara no sólo en una receptora de contenidos sino en una productora de contenidos y de formación de personal esceno-técnico. Hacia ahí vamos, articulando con otros ministerios y fundaciones. Para que a la gente del barrio le queden herramientas. No sólo talleres y entretenimiento para chicos y grandes de Barracas”. La institución, que hoy depende de la Dirección Nacional de Diversidad y Cultura Co- munitaria (a cargo de Sabrina Landoni), fue creada en octubre de 2013, cuando Jorge Coscia era el secretario de Cultura de la Nación. Para su construcción y objetivos colaboraron el Ministerio de Trabajo y el de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Cristina en persona inauguró la sede en un acto que se leyó como una avanzada K en territorio macrista. Allí anunció el traslado de la Secretaría (por entonces no era todavía Ministerio) a Barracas, desde su coqueto emplazamiento en Recoleta, sobre la Avenida Alvear. La idea cayó pronto en el olvido y en la gestión de Teresa Parodi, y en la actual, bajo el mando de Pablo Avelluto, se enterraron para siempre las pretensiones de mudanza.
¿Hacia dónde se encamina hoy la Casa Central de la Cultura Popular de Barracas? ¿Qué futuro les espera a los pobladores del barrio, junto a ella? En esta nota lo cuentan los responsables.
OFERTAS. La Casa con perfil comunitario que comanda el Ministerio de Cultura de la Nación tiene 1.500 metros cuadrados de superficie. Posee un auditorio para 300 personas y un escenario para conciertos, espectáculos teatrales, conferencias. Además, cuenta con un extenso hall para muestras permanentes y temporarias; tres aulas para dictar talleres y proyecciones, y un espacio multimedia de archivo y documentación. Está abierta de martes a sábados de 10 a 21 y los domingos de 15 a 21.
Con un presupuesto anual de 4 millones de pesos (hasta diciembre no contaba con fondos propios), trabaja en forma articulada con otras instituciones. “De las gestiones anteriores no se cortó nada”, responde Gustavo Ameri. “A mí me interesa hacer talleres de grabación, producción, iluminación teatral, puesta en escena, pero hay que empezar por lugares simples y necesarios”, dice en torno a “otras iniciativas clave”: el taller de Hip-Hop que
“En el Ministerio básicamente trabajan burócratas. Llenar de despachos un espacio así sería una sobreactuación”. Pablo Avelluto, Ministro de Cultura.