Sórdido descenso al infierno
El marginal. Serie. Jueves a las 22.30 por Canal 7. Con J. Minujín, M. Gusmán y elenco. Autores: A. Caetano y G. Salmerón. Producción: Underground para la Televisión Pública. Dirección: Luis Ortega.
Ladupla Underground, Sebastián Ortega y Pablo Culell, volvió a juntarse con Adrián Caetano, con quien en 2002 habían marcado la diferencia en “Tumberos”, y con Luis Ortega, el director de “Historia de un clan”, la mejor ficción de 2015. Todos ellos integran el equipo de “El marginal”, la esperada serie policial que antes del estreno en la TV Pública fue distinguida por el Gran Premio Internacional en la competencia oficial del Festival Series Manía, en Francia. E independientemente del rating, las pantallas frías y el desigual enfrentamiento horario con el más de lo mismo de “ShowMatch” y el cachivache brasileño “Moisés”, representa una opción de peso para los jueves.
Es una historia de pesadilla, cargada de esa crueldad onírica que el director Ortega no tuvo reparos en llevar a Telefe el año pasado: un personaje central destinado a cumplir un plan en medio del infierno de la cárcel, el lugar del horror adonde el cineasta de “Caja negra” y la reciente “Lulú” es capaz de llevar de la nariz al espectador para que observe de cerca qué tenebrosa puede ser la realidad. Filmada en el ex penal de Caseros, con participación de actores de la Villa 31, es al tolderío promiscuo del patio adonde van a parar los nuevos presos. Es ahí donde cae el ex policía Miguel Palacios bajo otra identidad –Pastor Peña– por un intercambio de favores fuera de toda ley: infiltrarse para investigar quiénes secuestraron a la joven hija del juez Lunati y de esa manera, quedar libre de su anterior condena. Mientras intenta tirar de los hilos de la mafia presidiaria, deberá pasar por pruebas de supervivencia. Los únicos lazos amables con el mundo de la clase media son Fernando, su abogado y además, el hermano, y Emma, la trabajadora social de la institución que con sinceridad quiere ayudar en la reinserción de los internos.
Esta trama al borde, donde la violencia impregna cada acción, está en manos de actores creíbles que traspasan la pantalla. El protagonista es Juan Minujín (Segundo Arostegui en “Viudas e hijos” y en teatro, “El principio de Arquí- medes”, “Venus en piel”), un intérprete con esa sequedad y economía de gestos necesaria para el papel de un hombre contenido en permanente estado de peligro. Junto a él, grandes compañías y, en especial, tres que levantan cada escena cuando aparecen: Carlos Portaluppi como “Morcilla”, un jefe subalterno en decadencia; Claudio Rissi, “Borges”, el preso con poder verdadero; y Gerardo Romano, el director del penal. Por el lado femenino, el rol de Emma es una gran oportunidad televisiva para Martina Gusmán, actriz que ya demostró en cine su capacidad y un estilo de austera intensidad (“Leonera”, “Carancho” y “Elefante blanco”, de Pablo Trapero). Un elenco bien plantado, un cuento sangriento, locaciones crudas y una cámara que no se espanta de los fantasmas crean un clima inusual que sólo en ocasiones la televisión se permite.