Lejos del lugar común
Concierto de la Kremerata Baltica. Director y solista: Gidon Kremer (violín). Obras de Weinberg, Piazzolla, Chaikovsky y otros. Nuova Harmonia. Teatro Coliseo.
YGidonKremer es, desde hace décadas, uno de los violinistas más notables y comunicativos de la escena actual. Artista inquieto y profundo, Kremer suele proponer, tanto en sus conciertos como en sus grabaciones, recorridos musicales alejados de los lugares comunes. Para muchas de esas aventuras cuenta con la colaboración de la Kremerata Baltica, la estupenda orquesta de cámara que fundó hace casi 20 años.
El programa que presentaron en el Coliseo fue un viaje musical de impactante coherencia y equilibrio, centrado en obras y en arreglos de compositores rusos. Hubo curiosidades desde el inicio, con el Concertino para violín y orquesta de cuerdas, de Mieczysław Weinberg, un músico polaco radicado en la Unión Soviética, hoy injustamente olvidado. Luego llegaron las Estaciones Porteñas, de Piazzolla, en el arreglo que realizó Leonid Desyatnikov, entregado por los músicos en una lectura vibrante, plena de musicalidad y matices, con especial lucimiento de la chelista Giedrè Dirvanauskaitè.
Las tres obras que conformaron la segunda parte del concierto se presentaron sin pausas. Después de plasmar su sensibilidad y su profun- da capacidad comunicativa en la Serenata Melancólica, de Chaikovsky, Kremer se retiró para que la Kremerata Baltica encarara los Cuadros de una exposición, de Mussorgsky. Con un estupendo arreglo de Jacques Cohen y con la incorporación de dos percusionistas, la orquesta hilvanó los movimientos de la obra resaltando los contrastes de carácter entre ellos.
El final, con Kremer en escena, fue una conmovedora versión de la Serenata para violín de Valentyn Silvestrov. Ante las ovaciones del público, los músicos se despidieron con dos pequeñas rarezas, del japonés Shigeru Umebayashi y de Weinberg.