SU RENUNCIA ESTABA PREMEDITADA.
mas, la mayoría de quienes lo estábamos viendo también nos apenamos por nosotros pero también por él: queremos que la película termine con los mejores ganando alguna vez, que se cumpla la “justicia poética” de los que tomaron el camino del esfuerzo para multiplicar por mil su talento, y también como retribución a quien hace muchos años tomó una decisión trascendente que a todas luces no le traería mayor comodidad y satisfacción inmediata, la de representar al seleccionado de fútbol del país que lo vio nacer y no a otro que le proponía un devenir más confortable y menos riesgoso. Pero Messi decidió por Argentina. En ese gesto de interrelación de uno y otro, se halla una parte importante de esta historia. Por eso caló tanto su renuncia: no sólo por cuestiones deportivas (queremos que Argentina sea campeón y con Messi es más probable) y hasta estéticas (el mero disfrute de verlo jugar), sino porque todos queremos que Messi sea campeón jugando para su país: que sea él quien tuerza el destino sombrío en el que a veces parecemos regodearnos, que sea su risa tímida y su gambeta intrépida la que nos quite el miedo a ganar y nos consagre.
En ese y en tantos otros gestos se establece esa relación especial con grandes referentes sociales: en sus logros y fracasos están representados los sentimientos colectivos.
En nuestro más reciente libro, "El cerebro argentino", tratamos uno de los elementos centrales que nos permite entendernos con ciertos rasgos comunes de una misma comunidad: los sesgos cognitivos. Se trata de esquemas mentales que proveen un marco desde el cual se tiende a producir sistemáticamente ciertas respuestas rápidas frente a diversas situaciones. Funcionan como una suerte de atajos mentales moldeados socialmente que nos permiten resolver de manera simple y sin demasiado esfuerzo cognitivo problemas en la vida cotidiana. Uno
Yde ellos es el llamado “efecto halo”, que nos impulsa a trasladar de manera directa una cualidad particular de una persona hacia el resto de sus características (si es bueno para una cosa, es bueno para esto otro). En lo específico, aparece una ligazón entre el carácter de buen jugador al del líder. Por supuesto que en esto hay una construcción análoga con lo que significó para todos nosotros la figura de Diego Maradona. Pero quizá lo más importante es que Messi sea simplemente Messi, y eso ya es demasiado.
UNA LECCIÓN A FUTURO. No hay respuestas definitivas para todas las cosas que pasan. Si el fútbol tuviese una explicación lógica, sería más fácil prever contundentemente triunfos y derrotas, lo que se transformaría en futuros desabridos de partidos sin emociones, sin dudas. Pero sí muchas de estas cosas promueven preguntas, disensos necesarios, la efervescencia de nuevas interpretaciones. Estas páginas no quieren ser respuesta unívoca por parte de una disciplina específica de aquel mensaje del día lunes sobre el porqué, sino la reflexión de un argentino que se apenó con la derrota, que confía en que las cosas irán cada vez mejor, que intenta pensar sobre el valor de la experiencia para próximos desafíos, y que, por sobro todo, quiere que Messi siga jugando en su selección.
Al fin y al cabo, el fútbol no es fiel reflejo de lo que nos pasa, aunque ojalá fuese así. Porque si así fuera, también llegaríamos insistentemente a finales de campeonatos por la mejor educación del mundo y, aunque nos toque desempatar por penales y las perdamos ahí nomás, lograríamos tener un país con una menor desigualdad social de la que tenemos, mejores puentes, rutas y transporte público, mejor nutrición en niños y adolescentes, mayor transparencia, mayor bienestar general, mayor índice de solidaridad.
YA NO PODÍA HACER FRENTE A LAS EXPECTATIVAS AJENAS NI LAS PROPIAS”.