Manual de emociones
Un prestigioso psicólogo se asoció con el Dalai Lama para crear un atlas que permita comprender los sentimientos básicos de las personas.
Los
cerebros brillantes pueden producir grandes sufrimientos. Es preciso educar a los corazones”, dice Tenzin Gyatso, de 81 años, el actual Dalai Lama, líder religioso máximo del budismo tibetano. Según su creencia, la felicidad mundial podría ser alcanzada si cada uno de los habitantes del planeta encontrase la paz interior. En el año 2014, con esa ambiciosa meta en mente, el Dalai Lama encomendó a uno de los más respetados psicólogos contemporáneos, el estadounidense Paul Ekman, de 82 años, un estudio que pudiese ayudar a comprender como se guían los sentimientos humanos. El resultado es el “Atlas de las emociones”, recientemente publicado.
La idea es que, consultando el trabajo, las personas puedan identificar cuáles son los estados mentales que les provocan las racciones emotivas que Ekman reunió en cinco grupos: alegría, ira, miedo, tristeza y enojo. “Para el Dalai Lama -explica el psicólogo-, ese conocimiento puede guiarnos hacia un estado de calma. Para la ciencia, es una manera de enseñar a los individuos a dominar sus emociones”.
Ekman es concreto: “Este Atlas fue creado para incrementar la comprensión acerca de cómo las emociones influyen en nuestras vidas, dándonos la posibilidad de elegir (al menos de tanto en tanto) qué emoción influirá más en lo que decimos y hacemos. Mientras que lo emocional es central en nuestras vidas, proveyéndonos alegría, alertándonos frente a las amenazas, dándonos fuerza para un cambio, o alertándonos ante qué elemento o sustancia puede ser tóxica y llamar a otras personas para pedirles ayuda, nosotros no elegimos qué sentir o cuándo sentirlo.
EXPERIENCIA CIENTÍFICA. Una consulta al curriculum de Ekman revela que el líder budista acertó cuando eligió a Ekman para llevar a cabo la tarea que culminó en el Atlas. Su interés por el asunto se inició en la década de los ´60, cuando viajó a Papua- Nueva Guinea en busca de tribus indígenas aisladas. Su intención era confirmar una de las hipótesis del naturalista inglés Charles Darwin, el creador de la teoría de la evolución de las especies, algo verificable en la uniformidad de las expresiones faciales.
Un campesino argentino, un japonés de Tokio y un indio oriundo de una aldea presentaría las mismas reacciones, involuntarias, provenientes de cada sentimiento. En palabras