Cómo es vivir en el califato
Decapitaciones y azotes contados por testigos directos. El libro que relata el día a día en el territorio del terrorismo de ISIS.
Ochenta
azotes por vender o consumir alcohol. Cincuenta por fumar, incluso la «shisha», la clásica pipa de agua. Amputación de una mano por robar. Crucifixión pública si el robo fue a mano armada. Ninguna mujer puede salir a la calle sin su niqab, cubierta de negro de pies a cabeza, y acompañada por un hombre de su familia. Los comerciantes deben cerrar sus negocios cinco veces al día a la hora de los rezos bajo la amenaza de clausura y la cárcel. Cualquier chica mayor de 9 años puede ser tomada como esposa por un miliciano. Tener fotos de modelos en una tienda o en la casa conlleva al menos diez latigazos por imagen. Escuchar música con auriculares, o simplemente tenerla cargada en el teléfono o tomar una foto o tener una foto de alguien que no sea de la familia cercana en la memoria del teléfono celular, puede ser castigado hasta con cien azotes. Si la policía de la moral y las buenas costumbres, la Hisbah, detecta cualquier «haram» (pecado) detiene de inmediato al infractor y, muchas veces, al resto de la familia por «haberle permitido cometer la infracción». Todo depende, después, del tribunal que impone la sharía (la ley coránica del siglo XII), que es el que reparte los castigos. Si el «haram» es considerado una traición al Daesh, al Estado islámico o el ISIS en árabe, entonces todo termina con la decapitación en la plaza pública. Bienvenidos al mundo del ISIS. Más de seis millones de personas viven bajo este régimen en el norte de Siria e Irak.
Como todas las dictaduras, el ISIS guarda documentos y registros precisos de todas sus acciones. Algunos de esos documentos lograron salir de su califato y el servicio de inteligencia de Alemania, el Bundesnachrichtendienst (BND), los difundió a principios de 2016. Pero aún más importantes son los relatos diarios de los residentes en las principales ciudades de ese Estado, desde la capital, Raqqa, hasta Mosul, logran enviar a Europa a través de contrabandistas que los llevan a Turquía y que se publican en sitios de Internet como «Raqqa is Being Slaughtered Silently (RBSS)» o «Syria Deeply», que van marcando la evolución del régimen impuesto por Al Baghdadi y sus hombres de negro. Y están los relatos de primera mano de los que lograron escapar y que sobreviven en algún campo de refugiados de Jordania, El Líbano o Turquía. Todos ellos contribuyen a reconstruir esa vida diaria en el califato al que es casi imposible acceder sin jurar obediencia al régimen o ser