Cómo surfear la ola verde
El ingreso de dólares se profundiza tras el blanqueo. Los números que vienen.
Mientras
la economía se acomoda al cambio de precios relativos, la apertura financiera permite aprovechar la enorme liquidez global y el mercado cambiario registra un exceso de oferta de divisas que presiona a la baja el tipo de cambio. En el fondo de esta coyuntura se pone en evidencia que la Argentina padece un problema financiero estructural en el que abundan las necesidades de capital en moneda local mientras sobra la oferta de financiamiento en moneda extranjera. El Gobierno sigue en una estrategia que acelera el ingreso de capitales por una combinación de ajuste fiscal muy gradual con una política monetaria restrictiva para contener la inflación.
Si bien el resultado fiscal de los primeros meses fue mejor al esperado gracias al freno en el gasto de capital y en los subsidios, esta mejora podría licuarse. En este sentido, lo que se recaude por el blanqueo de capitales será clave para lograr cerrar la brecha, aunque la tarea de fondo de consolidación fiscal seguirá pendiente y será un factor de riesgo que acompañe el primer mandato.
DÓLARES E INFLACIÓN. El fin del cepo, la salida del default y el clima financiero global favorable permiten que el mercado cambiario se presente con exceso de divisas, no por un despegue exportador sino por el ingreso de capitales para financiar tanto al sector público como al privado, algo que aprovecha el Banco Central para comprar divisas evitando una mayor apreciación del peso. Aunque sigue alta, la inflación cedió y el BCRA comenzó a bajar las tasas de interés. Mantener este dinamismo será clave para que los salarios recuperen terreno.
Pese a la euforia financiera, el Gobierno no debe descuidar una situación fiscal muy frágil que lo obligará a seguir tomando medidas “políticamente incorrectas” para evitar perder la credibilidad entre los inversores y la disponibilidad de financiamiento.
En el marco de un ajuste de precios relativos que aceleró la inflación local, la apreciación nominal del peso precipitó la caída del tipo de cambio real (TCRM) que ya perdió la mitad de lo que había ganado luego de la devaluación de diciembre de 2015. La economía local deberá acostumbrarse a que no habrá ganancia de TCRM. El atraso cambiario llegó para quedarse.
El excedente del mercado cambiario obedece a cuestiones transitorias y otras más permanentes. Entre las primeras se destaca la estacionalidad favorable en el resultado de la balanza comercial: la liberalización de las exportaciones de cereales y la mayor liquidación de la cosecha de soja permitieron un fuerte incremento en las cantidades exportadas que compensaron la caída en los precios y en los envíos de manufacturas industriales y de combustibles. Por otro lado, la fuerte reducción en los precios de las importaciones de combustibles permitió disminuir los valores importados pese al incremento en las cantidades. Así las cosas, el saldo comercial resultó deficitario en 100 millones de dólares, muy por debajo a los mil millones del mismo período del año pasado.
HERENCIA. Aún con presión tributaria récord y deuda “flotante”, Cristina Fernández dejó el mayor déficit de los últimos 30 años. Con la ventaja que aporta el acceso al financiamiento voluntario, el Gobierno apostó a un programa de mejora fiscal gradual en