Pese a haber sido el empresario de medios que más se benefició con la pauta oficial, tiene amigos en el Gobierno que lo protegen.
Ahora
achicó mucho su círculo y lo rodea poca gente y de su extrema confianza. Bajó del perfil. Los que están con él son soldados, no lo van a traicionar”. Los que lo conocen y lo trataron describen así la actualidad del polémico empresario periodístico kirchnerista, Sergio Szpolski, quien desde el cambio de gobierno observa a la distancia el desenlace de la tempestad que sembró: medios de comunicación vaciados, trabajadores en la calle y acusaciones de su ex socio, Matías Garfunkel (ver recuadro). Pero lejos de quedar expuesto y de caer en desgracia como los otros empresarios kirchneristas, Cristóbal López y Lázaro Báez, Szpolski se convirtió en el último blindado K.
¿Por qué? Su buena fortuna reside en las amistades que ha sabido cosechar. De haber sido el empresario de medios más beneficiado de la década ganada, hoy tiene apoyos en Cambiemos que le sirven de paraguas. Los nombres influyentes en el gobierno de Macri remiten a una de espías: Darío Richarte y Juan José Gallea –dos ex SIDE– que aparecen vinculados a una compleja trama de amistades y sociedades cercanas a Szpolski. Con ellos, además de protección, surgieron nuevas relaciones.
Richarte, ex subjefe de la agencia de inteligencia en épocas de De La Rúa, tiene fluidos nexos con operadores judiciales tanto oficialistas como opositores. Por un lado, por su cercana relación con Daniel Angelici, actual presidente de Boca y con línea directa a las altas esferas de Cambiemos.