Vida editada
En las redes, Cielo Latini prendió el ventilador contra su ex Rolando Graña.
Las
ex esposas locas son un invento de los hijos de puta y de los psicópatas". Esta es la frase que Cielo Latini dejó fijada en su cuenta de Twitter. Desde la red social, la escritora y autora del bestseller “Abzurdah” le inició una guerra a su ex pareja, el periodista Rolando Graña, a quien denunció públicamente por no hacerse cargo de sus hijas. Sin embargo, sus acusaciones fueron más allá del problema de la cuota alimentaria: habló de miedo, del poder y de relaciones clandestinas. Todo es posible de ser contado y editado en el mundo virtual.
La historia de Cielo y Rolando comenzó en 2006, cuando ella tenía 22 años y él 46. Se conocieron cuando el periodista la entrevistó, se enamoraron, se casaron al poco tiempo y tuvieron dos hijas, Adolfina (7) y Cordelia (5). La crisis de la pareja había empezado hacía tiempo pero recién en octubre de 2015, Graña confirmó la separación a la prensa y contó que había rehecho su vida con otra mujer. Latini nunca había hablado pública- mente del tema, hasta ahora.
“La elección de lo que se dice y en qué momento se lo dice está mediada por el dolor. Cuando no hay posibilidad de llevarlo, cuando se escapa de las manos la situación, muchas personas suelen tomar medidas fuertes, como podría ser contar todo en Twitter”, explica el doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, Eduardo Castro.
EXPLOSIÓN VIRTUAL. El descargo de Latini empezó el 22 de julio con una publicación enigmática: “Si te seguís portando mal suelto los videos. Comportate”, escribió. Con el correr de los días, quedó muy claro que el destinatario de sus mensajes era Graña.
Además, envió mensajes hacia la actual pareja del periodista, en los que le advirtió que Graña la había engañado con ella misma: “Bajon q tu actual te cague con su ex. si queres pruebas tengo fotos, audios y vídeos, boluda. Te está haciendo lo mismo que me hizo a mí” (sic). Y también habló de la mujer anterior de él: “La pobre Sandra se quedó callada para conservar su trabajo mientras vos vaciabas tus cuentas para dejarle nada. Yo no tengo nada que perder” (sic). No se salvó nadie.
“El espacio público y privado se desdibuja en las redes. Si publico desde mi teléfono, del otro lado hay otro virtual, no visible y eso quizás hace que la persona pueda decirlo todo. Nadie se para en el medio de una plaza, donde hay un otro específico, a decir esto”, agrega Castro.
Según explicó la propia Latini, su desenfado tiene sólo un objetivo: que el padre de sus hijas se haga cargo de su familia. “Me tuve que ir a vivir con mis viejos, que de buena voluntad me dan casa y comida (…) Le pido que nos alquile un departamento sencillo y que me actualice la cuota de las nenas porque ya no me alcanza para la comida”, declaró a Pronto.
“Cuando interfieren en el bienestar de mis hijas no tengo límites”, sentenció. Ahora, su abogado le pidió que dejara las redes para seguir la pelea en Tribunales.