Adiós a dos grandes
Gyula Kosice y Nicolás G. Uriburu. Colección permanente. Museo Nacional de Bellas Artes. Av. del Libertador 1473.
Utópicasy pioneras, las obras de Gyula Kosice y Nicolas García Uriburu inauguraron nuevas visiones, al desarrollo del arte, pusieron de relieve la visión humanista de los artistas. Tras la muerte de ambos durante el primer semestre de 2016, la escena del arte en la Argentina es mucho más pobre. Algunas de sus piezas se exhiben en Colección permanente del Museo Nacional de Bellas Artes.
Gyula Kosice (19242016) nació en el seno de una familia judía húngara en la entonces Checoslovaquia (hoy Eslovaquia) y llegó al país en 1928. Fue conocido como escultor, pero, fue también poeta, teórico, autor de varios libros. Se destacó primero en 1944 al participar en la fundación varios movimientos de vanguardia local: Asociación Arte Concreto Invención (1945) y Madí (1947), que se internacionalizó. Fue uno de los primeros en utilizar el movimiento (1944), el gas neón en “estructuras lumínicas” (1946) y en incorporar al agua de manera central (1949) a sus obras.
Kosice será recordado por su sueño de arquitectura para el espacio. A fines de la década del ’50, imaginó la “Ciudad Hidroespacial”, donde la humanidad viviría en el futuro para evitar el hacinamiento y la contaminación; para estar en comunión con las estrellas. Ya en 1944, Kosice sostuvo que el “hombre no ha de terminar en la Tierra... tiene necesidad de ir más allá de lo que conoce y lo va a lograr”. Sala 35 de MNBA (Arte argentino: concretos y abstractos) ex- hibe una obra Madí y en la 36 (Arte óptico y cinético) brilla una escultura de plexiglas, luz y agua móvil; se despliegan esculturas suyas a la entrada de Fundación Favaloro y en Avenida 9 de Julio, igual que frente a Playa Brava, Punta del Este. Su museo en Humahuaca 4662 se visita con cita previa.
Nicolás García Uriburu (Buenos Aires, 1937-2016) es una figura ineludible en la historia del arte. Arquitecto, desarrolló un vasto camino que sumó 40 acciones con eje en la natu- raleza, además de pinturas –mitos y arquetipos: Evita, Gardel, el ombú–, dibujos, objetos, instalaciones y videos. Fue uno de los primeros artistas en realizar una intervención a gran escala sobre la naturaleza (Land Art), al teñir de verde el Gran Canal de Venecia –en coincidencia con la Bienal de Arte– y purificar metafóricamente las aguas. En 1971 aplicó coloraciones sobre su cuerpo (Body Art). Tras ejecutar pinturas con palpitantes imágenes del Pop, en París rompió con la superficie plana bidimensional y presentó su primera instalación, que incluyó estampas de animales, nubes y cascadas de agua en acrílico.
Sus obras están en Sala 38 B del MNBA (Arte argentino, 1960-1980) dedicada al Pop y en la 39, donde se subraya la condición conceptual del arte contemporáneo. Su preocupación por el medio ambiente se tradujo en un compromiso artístico-social. Plantó más de 50.000 árboles en Buenos Aires y Uruguay, donde un museo lleva su nombre. Realizó intervenciones en ríos y fuentes de capitales europeas y de la Argentina y Brasil. La última coloración que realizó fue en el Riachuelo (2010), a propósito del Bicentenario, a modo de protesta esperanzada.