Vuelve el gran relato americano
“La profundidad del Mar amarillo”, de Nic Pizzolatto. Salamandra, 295 págs. $ 295.
Cuandose publicó este libro, sus dos mejores títulos ya habían aparecido y llamado la atención en la revista “The Atlantic”. El impacto que provocó (obtuvo varios premios) fue seguido por el de “Galveston” excelente novela de serie negra, también galardonada. Luego trabajó en un par de guiones de la serie “The Killing”, pero quería tener el control absoluto. Presentó el proyecto de la serie “True Detective”, donde terminó por supervisar todos los planos. El éxito fue enorme.
Tanto “Pájaro fantasma” como “La profundidad del Mar Amarillo” (las publicadas en “TheAtlantic”) son historias extensas, con un manejo virtuoso tanto de los paisajes deteriorados u oscuros de distintos estados norteamericanos, como de las tensiones e impulsos de los personajes. En el primero el encargado de un parque natural suele lanzarse en secreto al espacio por la noche, desde un sitio muy alto, con un traje adecuado. Cuando un grupo de alumnos se presenta porque están estudiando el latido mítico del personaje volador, conoce a una muchacha. La relación crece hasta ponerlos a prueba tanto física como psíquicamente, ya que el protagonista tiene conocimientos de budis- mo zen.
“La p profundidad del Mar Amarillo”Amar acentúa el perfil sufr sufriente, perde perdedor del prota protagonista, ma marcado en el cu cuerpo po por r u una herida de un partido de fútbol americ americano. Enamorad Enamorado de una “porris “porrista”, hij hija d del l entrenat dor, deja de verla por un tiempo, cuando ella se va del pueblo. Al fin parte con su padre a buscarla. Las tensiones entre las ilusiones y la aspereza cruel de la realidad terminan por colocar a los dos relatos a la altura de los mejores cuentos de Richard Ford o Tobías Wolff.
El resto del libro incluye algunos puntos altos, como “1987, en las carreras”, desolado retrato de la relación entre un hijo y un padre separado, que culmina en una desilusión mutua (y oculta) casi desesperada. La escritura se mantiene a un alto nivel de expresión, aunque a veces los remates son menos contundentes que los de esos tres relatos. Hay que subrayar que la impresión general que provoca el libro, en una traducción fluida de Maia Figueroa, lo recorta como un volumen excepcional dentro del campo muy competitivo de la narrativa estadounidense. Pizzolatto tiene ideas fuertes, estilo y capacidad poética.