El regreso de un gran Maestro
Concierto de la Orquesta Filarmónica de Israel, dirigida por Zubin Mehta. Solista: Lioba Braun (mezzosoprano). Con el Coro Estable y el Coro de Niños del Teatro Colón. Programa: Sinfonía N°3, de Gustav Mahler.
Agostotrajo un vendaval de grandes figuras del mundo clásico a Buenos Aires. En pocas semanas, pasaron por la ciudad artistas de la talla de Daniel Barenboim, Martha Argerich, Jonas Kaufmann, Lang Lang, Marcelo Álvarez, Eva-Maria Westbroeck, Maxim Vengerov y Zubin Mehta.
El célebre director indio llegó junto a la Orquesta Filarmónica de Israel, agrupación que dirige desde hace casi cuatro décadas. A los ochenta años, con una vitalidad admirable, Mehta volvió a demostrar que es un maestro en todo el sentido del término. Su entendimiento con los músicos es total y logra la respuesta esperada.
En la última de sus actuaciones en el Colón, se escuchó la Sinfonía N°3, de Mahler, una obra monumental que refleja la concepción del mundo del compositor, impregnada de dolor, pero también de una atmósfera inspirada en la naturaleza, entendida como la totalidad del mundo. Mahler elaboró un libreto para expresar con precisión esas ideas, pero terminaría descartándolo.
La lectura de Mehta plas- mó toda la profundidad de la melancolía mahleriana, con riqueza discursiva y una amplia paleta de colores y matices. A la altura de las circunstancias, las voces femeninas del Coro Estable y el Coro de Niños del Teatro Colón tuvieron intervenciones notables, y la mezzo Lioba Braun aportó su voz tersa y su fraseo refinado al entonar, en el cuarto movimiento, las palabras de Nietzsche: “Todos los gozos quieren eternidad. ¡Quieren profunda, muy profunda eternidad!”.