Resistencia a lo K
Con la destitución de Dilma Rousseff, el PT brasilero deja de ser gobierno tras 13 años, y ahora será opositor al gobierno de Temer.
Euisl
Temer dejó de ser presidente interino, cargo que ocupaba desde el pasado 12 de mayo, y presto a defender su legitimidad ante el mundo, viajó a China para participar en la cumbre del G-20 que se celebra este fin de semana. Lo corre la crisis económica y el clima político: Brasil vive la mayor recesión en 80 años; el desempleo supera 11%; el PIB marca una caída para este año superior al 3%; y por segundo año consecutivo, la inflación, talón de Aquiles de la economía brasileña, se dispara por encima del 7%. Todos índices que para Argentina serían hasta deseables, pero para Brasil marcan una estrepitosa caída después de años de crecimiento de la mano del PT, con Lula da Silva y Dilma Rousseff a la cabeza.
APURO. Fernando Luiz Abrucio, profesor de ciencia Política, considera que Temer gozó durante los últimos meses de presidencia interina, de cierta complacencia por parte de los mercados, de las agencias de calificación y de los inversores. Pero que esa complacencia era más a la contra, es decir, por constituir un sustituto a Rousseff, que por su propia figura. Ahora, culminada la interinidad y sin la sombra del impeachment, Temer deberá acelerar en arbitrar las medidas necesarias para enderezar la maltrecha economía brasileña. O por lo menos es a lo que aspira. “No tendrá mucho tiempo. En 2018 hay elecciones presidenciales y eso acorta radicalmente el plazo para proponer medidas de ajuste impopulares. Deberá implementar-