Claroscuros de la plata robada
Las dudas sobre el origen del dinero. El rol de su pareja. Y el nuevo giro que la vicepresidenta quiere imprimirle a la causa.
Podría
ser el principio de una atrapante película de suspenso. Un robo increíble, escondido durante ocho meses, perpetuado supuestamente por un corrompido agente junto a un cómplice misterioso al que todavía no se conoce. Pero, como en todo buen film, los papeles lentamente se dan vuelta: la víctima, considerada como intachable por casi toda la sociedad, parece que tiene algunas cosas para esconder. Ya nadie es quien dice ser y los espectadores no saben en quién confiar. La novela del hurto a Gabriela Michetti toma cada vez ribetes más inesperados y el final está más abierto que nunca. Las explicaciones oficiales no cierran, y hay pánico en el Gobierno, mientras que la Justicia se relame sabiendo que en sus manos tiene una causa pesada y que puede marcar el futuro de muchos. Todo en el mismo show.
EL DRAMA. Como en cualquier buena historia, el comienzo del problema llega en un gran momento de la vida de los protagonistas. Mientras el 23 de noviembre a la madrugada la recién electa vicepresidenta fes- tejaba su nuevo cargo en el búnker del PRO en Costa Salguero, al menos una persona entraba a su casa a robarle 245 mil pesos y 50 mil dólares. Hasta ahí, parecía un robo normal, más allá de la extraña casualidad de que en un mismo momento ella pasaba a ser casi un millón de pesos más pobre y a la vez alcanzaba el segundo puesto más importante en el Poder Ejecutivo.
Pero las rarezas se fueron acumulando. Primero porque el hurto se mantuvo en secreto y guardado bajo llave durante casi nueve meses -recién salió a la luz el 17 de julio, en una nota en el diario Tiempo Argentino-, y segundo, porque el sospechoso intelectual del robo, Juan Pablo Cruzado, es un custodio de la mujer del PRO que estaba junto a ella en el momento del hecho y, sobre todo, porque la procedencia del dinero sustraído sigue siendo poco clara. Las preguntas se empezaron a acumular y el 18 de julio el abogado Leonardo Martínez Herrero promovió una investigación penal -“él está mintiendo”, dijo Michetti ante periodistas en la puerta de su casa-, paralela a la causa del hurto, para que se investigue el origen de la plata desaparecida.
Al cierre de esta edición, ni Michetti -que había aclarado que “iba a responder las veces que sea necesario”- ni ninguno de sus colaboradores aceptó contestar las preguntas que le viene formulando NOTICIAS desde hace más de tres semanas. Sólo acercaron un escrito con el que quieren dar vuelta la causa.
“Toda su defensa está llena de irregularidades. La historia no cierra”, dicen sin vueltas desde la Justicia.