Vinoteca a la carta
La Malbequería. Gurruchaga 1418, Palermo.4831-1961. Parrilla/ Vinoteca. Lunes a domingos de 11 al cierre. Reservas. Tarjetas. Cata con picada: $ 200. Precio promedio a la carta: $ 350. Para los amantes del vino, la comida es sólo una excusa para poder probar distintas etiquetas. Algunas vinotecas empezaron a sumar suculentas picadas en sus catas, pero otra cosa muy diferente es ofrecer una carta completa para complementar la oferta etílica. Para los dueños de Lo de Jesús, la idea fue fácil de implementar. Alquilaron una maravillosa casa chorizo a la vuelta, conectada en el interior con su restaurante, instalaron la vinoteca con puerta a la calle Gurruchaga y largas COCINA mesas en el patio de la casa. La Malbequería funciona tanto como una extensión de Lo de Jesús como un multiespacio de eventos especiales, catas espontáneas y programadas. La propuesta enológica fue armada por un insider del mun- do del vino, Juan Argerich, quien ejerció como gerente de producción de varias bodegas. A pesar de que no se limita a nuestra cepa emblemática, poner al Malbec en primer plano fue una jugada maestra, por el flujo de turistas que pasa por la zona. La sommelier Sabrina Rumi asesora a los clientes en la elección tanto para la compra, la cata o para una cena, donde la botella se paga a precio de vinoteca. Si luego de la cata le gustó el vino, se le descontará un valor muy considerable a la hora de comprarlo.
La cocina de La Malbequería, al igual que la de Lo de Jesús, está a cargo del mítico chef Martín Carrera. El eje de la carta es la carne, tema que Carrera domina en profundidad tanto por su condición de cocinero como por la de su carrera anterior, médico veterinario. La carne es de alta calidad, cocida en su punto justo y las ensaladas y papas fritas, acompañamientos infaltables, también gozan de buena salud.
El fuerte La Malbequería son los eventos especiales, para los cuales Carrera diseña una carta a medida. El espacio se multiplica hacia el fondo del patio en un bar de vinos y otros salones con terrazas. La locación es inmejorable: distintos espacios con mesas grandes y pequeñas rodeadas de grandes paredones con plantas y un silencio inusual para la zona.