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EL ENCUENTRO

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En los premios Clarín nunca jamás, ni antes ni después, ha habido una novela que llegara a la altura de lo que fue “Las viudas de los jueves”.

Piñeiro: Me pareció muy generoso de parte de Rosa y de Saramago, otro de los jurados (N. de la R.: el tercero fue Eduardo Belgrano Rawson) que me hicieran indicacion­es acerca del final de la novela para mejorarlo. Ellos considerab­an que tenía que terminarla un poquito antes, porque después sobreexpli­caba las cosas. Y tenían razón. Tomé lo que me dijeron y me parece que la novela quedó mejor.

Montero: ¡Qué bien! Se me había olvidado (risas).

NOTICIAS: ¿Cómo siguió la relación después del premio? ¿Se ven cada vez que viajan?

Montero: Sí. Creo que he venido a Buenos Aires 40 veces en mi vida. Es como mi segunda ciudad. Yo me siento aquí como en mi casa.

Piñeiro: Cuando voy a España nos encontramo­s. Pero más allá de los encuentros, siempre hay una conexión que tiene que ver con el humor. Yo le mando un mensaje de WhatsApp de dos líneas y ella entiende y responde en el mismo sentido.

NOTICIAS: ¿Y de qué conversan cuando se encuentran? Montero: De todo. Piñeiro: De hombres, amigas, hijos, madre, perros.

NOTICIAS: Rosa, en su último libro, “La carne”; habla de una generación de mujeres que han llegado a la madurez muy lindas y activas pero, ¿la sociedad es benévola con ellas?

Montero: En ese libro mi protagonis­ta es una mujer, pero yo estoy escribiend­o sobre mujeres y hombres. De lo que el tiempo nos hace. Y ese es uno de los temas esenciales de toda mi literatura. Todas mis novelas, desde "Crónica del desamor" que publiqué con 28 años, están obsesionad­as por la muerte, por el paso del tiempo y por lo que el tiempo nos hace. Y el tiempo nos va deshaciend­o desde la cuna, a hombres y a mujeres. Todos los miedos que te han impedido hacer las cosas que querías, las traiciones que te has hecho, el daño que te han hecho, el daño que tú has hecho, los sueños rotos, las personas perdidas, las oportunida­des desperdici­adas. Eso es exactament­e igual para hombres y para mujeres.

NOTICIAS: ¿La edad las afecta? Porque en la literatura se da la paradoja de que cuando uno se vuelve más grande es cuando más trabaja.

Montero: La narrativa es un género de madurez. No tiene ninguna gra- cia envejecer porque vas perdiendo la vida, que es maravillos­a; pero una de las pocas compensaci­ones es que puedes aprender a hacer tu trabajo mejor, sobre todo si somos novelistas. Puedes ser un poco más sabia en general. Si te lo trabajas. Porque mucha gente envejece y se petrifica. Además tengo la teoría de que los novelistas somos gente más obsesionad­a por el paso del tiempo y por la muerte que la media.

Piñeiro: A mí no me afecta tanto la vejez como la muerte. Me aterra pensar que mi mamá se murió sólo con 10 años más que los que tengo yo ahora. Entonces ¿cuánto queda por delante? No es que me importa una arruga más o menos. Me importa que cada vez hay menos años por delante.

Montero: Nosotras tenemos mil proyectos y además, 16 años por dentro. Yo con los de mi edad no me identifico.

Piñeiro: Me parece también que nosotras, por el hecho de ser escritoras tenemos la cabeza muy actualizad­a permanente­mente. Estamos todo el tiempo leyendo.

Montero: Yo creo que los novelistas somos personas que no hemos madurado. Seguimos teniendo el niño muy vivo y es el niño el que crea. Eso nos hace todavía como una separación mayor con la realidad. Y al mismo tiempo te hace muy “disfrutón” (sic) de la vida. Sigues jugando. Escribir es jugar.

NOTICIAS: ¿Cómo es el amor en la etapa madura?

Montero: No le veo ninguna diferencia, cero diferencia, en absoluto.

Piñeiro: La única diferencia que le encuentro es que salgo más rápidament­e de situacione­s de peligro. Cuando uno es más joven a lo mejor se embarca en una relación que sabe que no va a funcionar, pero la pelea y la pelea. Ahora sabés que tenés menos tiempo para perder, que no tenés años para pelear una relación, entonces si no va, no va.

Montero: A mí la edad no me pone más frenos. Cuando tenía 20 años, estúpidame­nte, porque estaba buenísima y era guapísima, me sentía feísima. Entonces tenía muchísimos más complejos que ahora.

Piñeiro: A mí el freno me lo pone más la Rosa Montero integraba el jurado que le dio el premio Clarín a Piñeiro por “Las viudas de los jueves”. Montero aún guarda la imagen de ese momento en su celular.

“La madurez me permite salir más rápidament­e de situacione­s de peligro. Hay menos tiempo para perder. Si algo no va, no va”. Claudia Piñeiro.

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