“En el colegio me sentía un bicho raro”
Protagoniza “Franciscus. Una razón para vivir”, el musical sobre la figura del santo. Abuelo mentor, crisis y espiritualidad.
De
chico se sentía un bicho raro. A diferencia del resto de sus compañeros, no le gustaba el fútbol ni ir al club. Sentía que no encontraba su lugar en el mundo, aunque durante su primera infancia, y gracias a su abuelo, administrador del Teatro El Círculo de la ciudad de Rosario, Federico Salles corría y jugaba por los pasillos desiertos de aquello que sería, finalmente, su mundo: el teatro.
El género musical no siempre tuvo mucha aceptación dentro de la cartelera porteña y menos aún uno de factura nacional, a excepción quizás del “Drácula” de Pepito Cibrián Campoy y Ángel Mahler. Pero este año, tres personas que era poco probable que se juntaran, lo hicieron: el empresario farmacéutico Alejandro Roemmers escribió un texto biográfico sobre San Francisco de Asís y lo transformó en musical. Flavio Men- doza, nuestro Cirque du Soleil vernáculo, armó una puesta en escena espectacular, digna de un show de Las Vegas (de hecho, acaba de ganar el premio ACE a la producción). Y Norma Aleandro, actriz consagrada si las hay, llegó para darle forma a la dirección de actores como Leticia Bredice, Ana María Picchio y el mismo Salles, en el papel protagónico de “Franciscus. Una razón para vivir”. En cartel, en el Teatro Broadway, encarna al fundador de la Orden Franciscana.
Su casa, un departamento moderno y luminoso que comparte con su gato Ástor en la zona de Chacarita, es un remanso cubierto de plantas suculentas y una decoración que combina lo vintage con lo avant garde, como platos antiguos heredados de una de sus abuelas colgados en las paredes o copas de cristal de otro siglo junto con una mesa ratona de cemento alisado. “Me gusta mucho la decoración. En realidad, viene de mis viejos que son arquitectos y mi mamá se especializa en Feng Shui”, explica Salles. Al verlo fuera de contexto, sólo su cabellera de rulos desquiciados y barba a lo mosquetero nos da la certeza de que este muchacho de cuerpo delgado es el mismo que canta, baila, ejecuta acrobacias como un gimnasta olímpico y actúa declamando un texto complejo durante las dos horas que dura el espectáculo donde despliega un talento que impacta.
NOTICIAS: ¿Cómo se acercó al género musical?
Federico Salles: Yo soy de Rosario y allá mi abuelo, Hugo Gribodo, era administrador del teatro El Círculo. Ahí vi el primer musical de mi vida que fue “Drácula” y flasheé. Justo había una peste de murciélagos en el edificio que volaban en escena al lado de Drácula. Todo muy dramático. Y desde ahí no paré de cantar y de ver musicales, aunque allá no llegaban tanto. Al año siguiente justo abrieron una escuela de comedia musical en El Círculo y me becaron.
NOTICIAS: ¿Cómo fue comenzar de tan chico?
Salles: Fue muy importante. Estaba en contacto permanente con el escenario y el público porque hacíamos obras todo el tiempo. Era maravilloso, salíamos a volantear, después hacíamos la obra y luego nos íbamos a comer. Era como una especie de club y mientras tanto me formaba. Pero cuando me cambió la voz, fue volver a empezar.
NOTICIAS: ¿Qué significa ese momento para un hombre y para un cantante?
Salles: Y… Fue un poco desestabilizador porque todo aquello en lo que me apoyaba, sobre lo que me construía, se iba… Literalmente se iba porque estaba hablando y la voz se me escapaba, estaba fuera de mi