Mr. Mano Dura
El ex alcalde de New York, una figura que el PRO tuvo como referente, sería el Secretario de Estado de la era Trump.
Rudolph
W. Giuliani, el exalcalde de la Nueva York, suena como el principal candidato a ser el secretario de Estado de Donald Trump. "Su nombre ha sido mencionado seriamente para el puesto de secretario de Estado, una función para la que está calificado y un trabajo que haría realmente bien", dijo a la cadena de noticias Fox News la directora de campaña de Trump, Kellyanne Conway.
Promotor leal y feroz de la candidatura de Trump, motorizado en parte por cierto ánimo de revancha contra Hillary, una vieja rival, y contra el propio partido republicano que lo jubiló tempranamente y le negó el apoyo para convertirse en presidente, Giuliani es una carta inesperada para el principal cargo diplomático de la nación: en gran medida ve la política internacional a través del prisma de los ataques del 11 de Septiembre, que lo convirtieron en una figura nacional.
CURRICULUM. El actual mano derecha de Trump es un abogado recibido en la Universidad de Nueva York. A los 29 años fue nombrado jefe de la Unidad de Narcóticos, y su brillante carrera lo convirtió, con 37 años, en asistente del Fiscal General de Estados Unidos, William French Smith: del '81 al '83. Pero fue su designación como fiscal de Manhattan, la que lo catapultó a la luz pública, permitiéndole imponer una agenda propia, en la que se convirtió en paladín de la lucha contra las mafias y los corruptos de Wall Street. Hambriento de publicidad y con un récord notable como fiscal, su postulación en 1989 a alcalde de Nueva York fue el paso natural. La ciudad estaba golpeada por entonces por el flagelo del crack y una ola delictiva que tenía como principales focos una serie de casos de violación y víctimas infantiles en las guerras de pandillas. Giuliani aparecía como la solución, un enviado de “La ley y el orden”. Pero perdió.
La ciudad le daría revancha. Cuatro años después los problemas eran los mismos. Los policías de huelga. Y Giuliani, que los conocía bien, era finalmente el indicado para poner el sistema en caja. Sus mensajes de campaña, por entonces, coincidían bastante con el tono de la reciente campaña de Trump.“Se presentaba a sí mismo como el salvador de la ciudad. Es por eso que se siente tan cómodo con la mitología que Trump creo de sí mismo”, apunta Ester Fuchs, profesora de Asuntos Público de la Universidad de Columbia.
Electo, asumió a principios de 1994. Gobernó con éxito, y su política de “tolerancia cero”, tuvo repercusión mundial. Pero sería su segundo período (que inició en 1998), y el manejo de la crisis de seguridad que siguió a los atentados del 2001, los que lo catapultarían a la fama mundial: fue nombrado el personaje del año por la revista Time.
PRESIDENTE. Su vista ya estaba puesta en ser presidente. Pero con George W. Bush corriendo por la reelección en 2004, y sin la misma posibilidad, decidió hacer escala en el Senado. Las encuestas lo mostraban por encima de Hillary Clinton, la candidata demócrata por entonces. Pero una serie de escándalos sexuales, lo obligaron a bajarse.
“La sociedad se mantuvo aceitada durante los dos períodos que Giuliani tuvo como alcalde de la ciudad.”