Patagonia super activa
Aventura, naturaleza e historias de pioneros en destinos que tienen mucho por explorar.
Al
organizar un viaje instintivamente relacionamos el destino elegido con la postal típica o ícono del lugar y de acuerdo a lo que vayamos investigando armamos el itinerario previo a la partida. El problema es que es probable que dejemos de lado actividades nuevas que merecen ser exploradas. Es el caso del viaje que emprendimos a la Patagonia Austral, combinando dos destinos por vía aérea con una primera escala en la ciudad de El Calafate. Nuestro punto de partida fue visitar el Parque Nacional Los Glaciares (con una superficie de 726.927 hectáreas) creado con el fin de preservar la región de hielos continentales y glaciares y del bosque andino-patagónico austral siendo la tercer reserva de agua dulce mundial ( luego de Groenlandia y Antártida). Con la intención de realizar turismo activo en contacto con ese entorno natural, comenzamos por los deportes acuáticos que en ríos de deshielo es una experiencia diferente: nos decidimos por el rafting.
Allá fuimos, a 220 kilómetros de El Calafate para ingresar por la parte norte del Parque Nacional, y llegamos a El Chaltén, más conocida como la "capital nacional del trekking" por la gran cantidad de senderos autoguiados de diferente dificultad que ofrece en torno al cerro Fitz Roy. El gran desafío lo encontraríamos en el Rio de las Vueltas, de origen glaciar y con un grado tres de dificultad. Fuimos recibidos por el instructor Jordi Dorca Crous, un catalán con 14 años de experiencia en la actividad (durante el verano europeo se traslada al río Noguera Pallaresa, en los Pirineos), con credenciales suficientes para transmitir confianza al grupo en el manejo de la travesía. Con vista al Cerro Fitz Roy y previa charla técnica, comenzó el periplo en la embarcación de goma, que nos llevó durante dos horas a transitar 15 kilómetros, alternando trayectos de aguas tranquilas en donde disfrutábamos del paisaje, y rápidos intensos que ocupaban toda nuestra atención para sortearlos airosamente. Una de las zonas más impresionantes por sus dimensiones fue la de cañadones, donde el curso del río corría encajonado entre inmensas paredes marcadas por el paso de millones de años que dejaron
Un viaje por lugares emblemáticos pero con la consigna de redescubrirlos. Paisajes para mirar pero también para investigar.
sus huellas como consecuencia del movimiento de los glaciares. Al final del recorrido, la satisfacción de haber llegado a destino pese a las condiciones hostiles del entorno generó una dosis suficiente de adrenalina que mantendremos en la memoria.
Otra actividad, el kayakismo, tiene