Nuevo rol latino
Los países deberían unirse para aprovechar recursos naturales y exportar manufacturas.
El 22 de noviembre pasado realizamos el décimo Encuentro Anual de ABECEB, que tuvo como eje central el rol de América Latina en el nuevo escenario internacional, en un 2016 que se destacó por ser una etapa de transición que determinó un giro trascendental en la política económica de muchos de los países de nuestro continente.
En el encuentro participaron importantes autoridades como la vicepresidente Gabriela Michetti, la segunda vicepresidenta del Perú, Mercedes Aráoz Fernández; el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, los exministros de Hacienda de Brasil y Chile Rubens Ricupero y Felipe Larraín, respectivamente, el excanciller uruguayo Sergio Abreu, nuestro director, Dante Sica, y especialistas nacionales e internacionales.
Ante más de 400 empresarios, los expertos coincidieron en que la “nueva normalidad” global está signada por elevados niveles de incertidumbre, especialmente tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y, si bien esto supone un desafío para una región dependiente del escenario externo, también puede asumirse como una oportunidad para ocupar un rol destacado en el futuro internacional.
En este marco, Latinoamérica debe desarrollar una estrategia conjunta de reformas que permitan procesos de integración más profundos, dejando atrás las medidas proteccionistas. El Mercosur ha estado muy cerrado sobre sí mismo y necesita flexibilizarse para promover el comercio regional. Para ello, resulta necesario un sinceramiento urgente del bloque para definir su destino en los próximos 20 años.
El debate central de nuestro encuentro giró en torno a cuál es la mejor estrategia que debería adoptar América Latina en este nuevo tablero global, signado por la incertidumbre política y económica y el escaso dinamismo del comercio. La región posee una clara ventaja comparativa por sus recursos naturales (agro, minería y energía), potencialidad que debe aprovechar conjuntamente, configurando una plataforma regional de valor y exportación de manufacturas.
La clave es coordinar los esfuerzos para aprovechar las fortalezas. Teniendo en cuenta el complejo contexto internacional, será necesario definir con claridad cuáles son los sectores de mayor potencial a los que agregar valor, el impacto de las tecnologías y los mercados por conquistar.
A su vez, se deberá avanzar conjuntamente en una agenda de “competitividad sistémica” que abarque estabilidad macroeconómica, la solidez del marco institucional, una infraestructura adecuada y un mercado de capitales que potencie el desarrollo de negocios.