“Cuando me retiré, me saqué la mochila”
Lanzó un libro, dirige una escuela de competición y fabrica indumentaria deportiva. Cómo sobreponerse a los errores.
La
culpa fue del miedo. Los padres lo mandaron a natación a los cinco años para evitar que se ahogara en el río San Antonio al que tenía salida su casa en Carlos Paz y no corriera peligro en la pileta de sus abuelos. Lejos de ser una amenaza, el agua terminó siendo su medio natural. A los seis, se colgó la primera medalla y su mamá le dijo al oído: “¡Josito, hasta los Juegos Olímpicos no paramos!”. No fue una exageración de madre babosa. Durante una década, José Meolans estuvo entre los diez mejores nadadores del mundo. Hace ocho años que dejó la pulseada con el cronómetro. Ahora es un hombre con los pies en la tierra y una espalda tan ancha como marcada, que volvió a vivir en Córdoba Capital y cuenta sus experiencias y saberes en “Nadar, por qué la natación nos ayuda a vivir mejor”, el libro que escribió junto al periodista cordobés Adrián Flores.
NOTICIAS: El 21 de diciembre se cumplen ocho años de su retiro.
José Meolans: ¡Sí! Me llamó poderosamente la atención en todo este período que el tiempo haya pasado tan rápido. NOTICIAS: ¿No lo padeció? Meolans: ¡No! Para mí el retiro no fue un sufrimiento. Lo había premeditado mucho. Igual es importante llenar ese vacío que te queda, porque yo vivía para eso.
NOTICIAS: A lo largo de la carrera, tuvo momentos en los que quiso tirar la toalla y no lo hizo, ¿qué lo decidió al retiro?
Meolans: Que en parte dejé de disfrutar el entrenamiento y la competencia. Eso atenta muchísimo contra el rendimiento.
NOTICIAS: Sin embargo, sus mejores marcas fueron en ese último año.
Meolans: Sí, creo que me retiré logrando mi mejor marca por la tranquilidad que tenía. La última prueba la gané diciendo: “La voy a disfrutar, es la última”. Del mismo modo fui a los Juegos Olímpicos de Beijing, con la responsabilidad que implicaba pero con esta mentalidad de regalármelo.
Por entonces empezaba a pensar qué iba a hacer en su nueva vida. El fin de su carrera deportiva coincidió con el comienzo de su relación amorosa con Valeria Lebeau, a quien conoció en la Agencia Córdoba Deportes. Juntos son padres de Martina. Meolans reconoce que bajo la rigurosidad de su etapa competitiva, hubiera sido muy difícil armar una familia. También que en los últimos años hizo el trabajo de aflojar las obsesiones que le había dejado el deporte de alto rendimiento.
NOTICIAS: Tras el retiro ¿Sintió la desesperación de no tener qué hacer o a dónde llegar?
Meolans: No, nunca. Sentí eso de sacarme la mochila, de no tener que entrar a las 7 al agua. Antes podía salir a bailar y tomar alcohol pero sabía que no iba a ser lo mejor y no lo hacía.
NOTICIAS: Su último entrenador se adjudicó públicamente la responsabilidad por su bajo desempeño en los JJ.OO. de Atenas 2004.
Meolans: Sí, Orlando (Moccagatta) salió a respaldarme en el momento más difícil de mi vida deportiva. Es un tipo de una madera tremenda. Yo también había tenido mis errores. ¡Lo que me llevó salir de ese trance! Perdí totalmente la confianza, no tenía ganas…
NOTICIAS: ¿Qué fue lo peor de aquello?
Meolans: Cuando tenés tantas aspiraciones o pretendés un objetivo alto, el no concretarlo… En Atenas, muchos decían que yo podía ganar una medalla. Me lo creí y eso atentó contra el rendimiento. En ese momento me lo tomé demasiado a pecho. Hoy lo veo como un paso que me dejó una enseñanza.
En cuanto se retiró, Meolans comenzó a dar clínicas de natación y, desde hace unos meses, se puso al