Paleontólogos argentinos
Dinosaurios y fósiles criollos. Una especialidad que seduce al mundo.
Este
año la Argentina volvió a estar bajo las luces de los principales hallazgos paleontológicos a nivel mundial cuando presentó a Gualicho. Que no es ni un té para enamorar ni un emplaste para curar males sentimentales, sino un dinosaurio carnívoro que habitó la Patagonia en lo que se conoce como el período Cretácico Superior, hace entre 90 y 99 millones de años.
A Gualicho lo presentaron en sociedad en julio, en un acto en el que estuvo presente su descubridor, el paleontólogo Sebastián Apesteguía -investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET- y hasta el Ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, pero tiene una larga historia que comenzó en 1999. Ese año, Apesteguía (además, investigador de la Fundación Azara y la Universidad Maimónides y director del Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara) y su equipo de trabajo habían hallado numerosos huesos de dinosaurios y troncos petrificados en un campo situado al borde del embalse Ezequiel Ramos Mexía, en la provincia de Río Negro, propiedad de Francisco Violante, justo frente a la localidad neuquina de Villa El Chocón. Un convenio con el Field Museum de Chicago llevaría a Apesteguía y especialistas internacionales a profundizar la campaña en el 2007, cuando fueron descubiertos esqueletos de dos dinosaurios herbívoros y de uno carnívoro, pero un accidente automovilístico y diversas situaciones que hasta incluyeron la suspensión de las investigaciones por decisión política de autoridades provinciales, dejaron todo en stand by. Hasta que el especimen carnívoro, que no era otro que Gualicho, pudo ser rescatado y puesto bajo la mira especializada de los expertos.
La forma en que Gualicho fue descubierto, los problemas que atravesó su identificación y el ruido que hizo la publicación de su aparición en revistas científicas de nivel mundial, no son más que una muestra acabada de lo significa la paleontología hoy en la Argentina. En particular, en lo que se refiere a la búsqueda, recuperación y estudio de los dinosaurios y del ecosistema que habitaron hace poco más o menos cien millones de años en la zona que ocupa ahora el sur argentino.
HISTÓRICA. “La paleontología siempre tuvo mucha relevancia en nuestro país -dice Apesteguía, en diálogo con Noticias-. Nuestro primer paleontólogo, Francisco Javier Muñiz, que era médico (el del hospital que lleva su nombre) había armado una colección de fósiles muy importante que donó al Estado con la intención de hacer un museo nacional. En ese momento gobernaba Juan
Este año la Argentina presentó a
Manuel de Rosas, y no sabemos por qué pero se la regaló a un francés. Es decir que como primer paso fue bastante malo, pero más tarde sí se fundó el Museo de Ciencias Naturales, y llegaron el Perito Moreno y los hermanos Ameghino: Florentino era el que estudiaba los restos, Carlos quien los buscaba en el campo y que devino en el jefe de Paleontología del Museo, y Juan, el que financiaba las campañas. Es a partir de ellos que todo toma otra dimensión.”
Dentro de cuatro años se estarán cumpliendo 200 años de las primeras
Gualicho, un dinosaurio carnívoro cuyo descubrimiento y decripción demandó 17 años de trabajo.
En el 2015 anunciaba una serpiente con patas, la más primitiva conocida. Ya en 2003, Apesteguía hallaba el primer esfenodonte del Cretácico Superior.