Luces y sombras de un año duro
Aunque no faltaron las visitas internacionales de renombre, la que concluye no será una temporada para el recuerdo.
Elque acabó fue el año en el que pasaron por aquí (siempre con Buenos Aires como epicentro) figuras tan variadas como The Rolling Stones, Chayanne, Maná, Lionel Richie, Alejandro Sanz, Lila Downs, Simply Red, Iron Maiden, Ricky Martin, Coldplay, Marco Antonio Solís, Marc Anthony, Marillion, Iva Zanicchi, Marky Ramone, Paul McCartney, Eros Ramazzotti, Sergio Dalma, Megadeth, Michael Bolton, Tom Jones, José Luis Perales, Julio Iglesias, Julieta Venegas, Aerosmith, Guns N’Roses, Air Supply, Ricardo Montaner, Black Sabbath, Emir Kusturika y La vela puerca, entre mucho más. Fue en el que Abel Pintos y Lali Espósito se consolidaron como grandes vendedores de tickets. Fue el de las reafirmaciones de buenas temporadas para Divididos, Ciro y los persas, Diego Torres, La Beriso, Los Fabulosos Cadillacs, Andrés Calamaro, Pedro Aznar en múltiples planes, etc. Fue el de los conciertos particularmente destacados de John McLaughlin, Larry Carlton, Manu Katche, Marc Ribot, Ches Smith, Richard Bona, Richard Galliano, Esperanza Spalding, Adrian Belew, Joe Satriani, etc. O el de las muchísimas visitas brasileñas: Caetano y Moreno Veloso, Gilberto Gil, Bebel Gilberto, Toquinho, María Creuza, Djavan, César Camargo Mariano, Arthur de Faría, Roberto Car- los, Jaques Morelenbaum, Arnaldo Antúnes, Egberto Gismonti, Hermeto Pascual y algún otro.
Con semejante descripción, cualquiera concluiría, en una lectura rápida, que estamos cerrando una temporada excelente. Pero, curiosamente, no sería lo que pensarían muchos de los que son parte de este negocio. Porque más que otras veces, el consumo quedó reservado para un pequeño porcentaje de la población urbana con resto económico, que inclusive así redujo sus consumos y seleccionó más cuidadosamente sus compras de entradas. Y entonces, se vieron perjudicados muchos músicos y cantantes nacionales que tuvieron que remar la malaria a fuerza de creatividad; y no siempre con buenos resultados. Porque además, como una parte importante de la producción está en manos estatales, muchos retomaron la triste rutina de desfilar por las oficinas públicas pidiendo “fechas” y contratos para sostener la modalidad de un estado hiperproductor que cada vez está más arraigada en nuestro país, y que ni siquiera el tan mentado ajuste achicó significativamente.
Artísticamente, el año deja muy poco y continúa con una escasez de novedades que tiene, en términos generales, un par de décadas. Aunque merece destacarse en nuestro ámbito la búsqueda hacia cierta renovación en el tango, con más o menos suerte y con diferentes estéticas, de músicos como Diego Schissi, Nicolás Guerschberg, Marcelo Nisinman, Pablo Mainetti, JP Jofré, Leo Sujatovich y alguno más.
Muy en otro orden, 2016 fue también el año del curioso Nobel de literatura para Bob Dylan y, a la vez, el de grandes y numerosas pérdidas. Prince, Raúl Garello, Mariano Mores, Toots Thielemans, Horacio Salgán, David Bowie, Leonard Cohen, George Michael y el Gato Barbieri fueron algunos de los figurones musicales que dijeron adiós y que anunciaron que, de ahora en más, sólo deberemos conformarnos con su enorme legado.