Final con sabor amargo
“Giselle”. Ballet en dos actos. Música: A. Adam. Coreografía: J. Perrot, J. Coralli y M. Petipa, en versión de M. Guerra. Primeros bailarines: Karina Olmedo, Dalmiro Astesiano, Vagran Ambartsoumian. Anfiteatro del Parque Centenario.
Envueltoen fervorosos reclamos, el Ballet del Colón cerró su temporada en el Parque Centenario. Atrás quedaron las anunciadas funciones en la sala del primer coliseo, con Marianela Núñez como invitada, que fueron canceladas sin ninguna explicación oficial al respecto, lo cual ya se convirtió en una triste costumbre. Y si no, pensemos en “El lago de los cisnes”, programado para marzo/abril de este año, y súbitamente levantado sin más trámite. Estos y otros motivos fueron expresados por los bailarines en distintos medios, para explicar su protesta: la utilización del Teatro para fines privados –quitando funciones a los cuerpos estables–, la cancelación de giras, la falta de un adecuado seguimiento médico por un equipo especializado y más etcéteras, contando también las escasas funciones previstas para 2017. Por ese motivo, al terminar la función todo el Ballet Estable salió al proscenio levantando carteles con la palabra “BASTA”, concitando la adhesión del público que respondió con un cerrado aplauso.
Yendo al aspecto estrictamente artístico, diremos que el Parque Centenario no es el mejor ámbito para “Giselle”, paradigmático ballet del romanticismo, cuya magia se pierde entre helicópteros que pasan, ladridos y ambulancias. Máxime cuando no se cuenta con orquesta, lo que impide crear climas, jugar con los equilibrios y optimizar la concentración del espectador.
Aún así, la compañía ofreció una versión digna, con la primera bailarina Karina Olmedo poniendo todo su profesionalismo sobre el escenario para encarnar a la protagonista. Junto a ella, Dalmiro Astesiano fue Albrecht con porte, técnica y buen trabajo de partenaire. Como de costumbre, Vagram Ambartsoumian compuso un excelente Hilarión, uno de sus personajes mejor logrados.
Maximiliano Guerra introdujo novedosos diseños en las escenas de conjunto, y transformó el célebre Pas de paysan en un pas de six, pero sus innovaciones coreográficas no alcanzan para afirmar la originalidad de la versión. El cuerpo de baile puso todo su empeño, con buenos momentos en el primer acto.