Leones del desierto
El Dakar es la competencia más importante del mundo en su tipo, y el segundo evento automovilístico mundial, después de la Fórmula 1.
Después
de 14 etapas y miles de kilómetros de sacrificio y adversidades quedaron atrás para los 227 vehículos que completaron la novena edición del Rally Dakar en tierras sudamericanas. Cuatriciclos, motos, autos, camiones y ATV cubiertos de barro polvo y arena recorrieron Paraguay, Bolivia y Argentina.
El recorrido de este año tuvo un nuevo país anfitrión, Paraguay, el Nº 29 en la historia del Dakar. La visita a Bolivia tomó una nueva dimensión, con 5 etapas en total, muchas de las cuales fueron suspendidas por la lluvia torrencial que hacia peligrosa su realización, pero la lluvia no fue impedimento para que los vehículos recorrieran paisajes de ensueño como el salar de Uyuni, el Lago Titicaca, para llegar al tan ansiado día de descanso en La Paz, después de seis jornadas de dura competencia.
Finalmente, los valientes que pretendieron cumplir con el objetivo de llegar a la meta emprendieron su camino en una diagonal trazada en el mapa de Argentina, en dirección a Buenos Aires, destino final de la “Odisea”.
Desde sus comienzos, la carrera representó el nivel más alto de aventura al alcance de los pilotos. En otros tiempos, los iconos eran simbolizados por el Árbol de Teneré (Níger), la Roca Elefante (en Mauritania) o las márgenes del Lago Rosa (Senegal).
Más tarde, el Dakar cruzó el Atlántico, y aquí la travesía se topó con la altura y los desiertos sudamericanos, los pilotos conocieron el Paso San Francisco al cruzar la Cordillera de los Andes, se maravillaron con las dunas de Atacama (Chile), Nigüil (Ar-