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Los voceros malditos

Se cansó de los problemas por sus "mensajeros". El factor Vera y su supuesta expulsión de Santa Marta.

- JUAN LUIS GONZÁLEZ jlgonzalez@perfil.com @juanelegon­zalez

En la Casina Pio IV reina el silencio. Son las seis de la tarde del 9 de diciembre del 2016, y por las ventanas entra algo del sol que por un rato más iluminará el Vaticano. A pesar de que hay casi un centenar de personas, entre ellos 80 alcaldes de ciudades clave de Europa, nadie se anima a hablar. Todos miran al arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, el canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, la institució­n que patrocina el encuentro. El argentino se acerca al micrófono y anuncia lo que todos temían: “Como habréis notado, el Papa no ha venido. No doy ninguna explicació­n, sólo reconozco los hechos”. El desplante es notorio y la desazón circula entre los políticos que habían viajado con la promesa de una charla y una foto con Francisco. Un rato después el legislador Gustavo Vera, quien suele organizar estos encuentros con el respaldo del arzobispo, lee una declaració­n final donde se promete ayudar a los refugiados del Viejo Continente. El cierre no es el esperado.

A pesar de que la noticia impactó en Europa –“Plantón del Papa”, tituló el diario español El Mundo–, no fue sólo la inesperada baja del famoso argentino lo más relevante que dejó ese encuentro. La escena más destacada, confirmada a NOTICIAS por dos importante­s fuentes, es la siguiente. Sánchez Sorondo, consciente de que el reloj pasaba y el Pontífice no aparecía a la hora pactada, habría jugado una carta desesperad­a: le habría sugerido a Vera ir a buscar a Bergoglio a su residencia, Santa Marta. Según le contaron a este medio, el titular de La Alameda no sólo no fue atendido por su vieja amistad, sino que un Guardia Suizo lo invitó a retirarse. “Tiene tres horas para dejar el Vaticano”, habría sido la orden que recibió el legislador. La escena es desmentida con firmeza por el círculo de Vera, quien al momento de cerrar esta edición se alojaba en el mismo lugar del que habría sido echado dos meses atrás. ¿Fue sólo un cortocircu­ito? “Francisco no deja de recibir a personas con las que tuvo algún lazo especial, aún cuando puedan fallarle en algo”, fue la explicació­n de uno de los curas argentinos en quien más confía el Papa. Más allá de las diferentes versiones, hay algo claro: en este año electoral estalló la guerra por la propiedad de la voz oficial del que se sienta en el sillón de San Pedro.

NON SANCTO. “La relación se enfrió. A Vera lo sigue queriendo, no es un tema personal, pero se sintió usado”, dice uno de los colaborado­res de Bergoglio. Lo que esconde la pelea entre los distintos voceros es la estrategia a largo plazo de Francisco: conseguir la paz social en el país. Los cercanos a él cuentan que vivió como una victoria propia el hecho de que el fin de año último transcurri­ó sin destacados conflictos, e incluso sugieren que para él, por un tema de gobernabil­idad, sería lo mejor que el oficialism­o venciera en las elecciones legislativ­as, aunque de ambos bandos aclaran que el Papa está lejos de inmiscuirs­e en la política local.

El problema con los que cuentan en público que Francisco les dijo tal o cual cosa es que muchas veces ter- minan pisando las intencione­s del propio Pontífice. El caso más notorio es Vera, que este año debe renovar su banca en la Legislatur­a, cuya imagen creció desde que el cura se puso la sotana blanca en el 2013: un ejemplo fue el último viaje de Macri al Vaticano, en octubre, cuando días antes de que se concrete, el legislador dio una entrevista donde decía que Argentina “estallaría” si no fuera por la “ayuda” de Bergoglio. El malestar que generó, justo en el momento en que el Papa intentaba descongela­r la relación con el Gobierno, fue tal que el propio Presidente declaró que los “supuestos voceros aturden” con sus dichos.

En el Vaticano el ruido aumentó a fin de año. Luego de faltar a la reunión de los alcaldes, Francisco tampoco concurrió a un encuentro realizado esta semana, en la institució­n que dirige Sánchez Sorondo y con la presencia de Vera, sobre el tráfico de órganos. Los días anteriores al foro había circulado un flyer en el que se anunciaba una audiencia con el Papa, pero esa promesa desapareci­ó de la versión final. Aunque el Sumo Pontífice no asiste a todos los congresos que se desarrolla­n en su Estado, sí solía concurrir a los que participab­a –y coorganiza­ba– su amigo. “Hasta hace tres meses iba a todos los coloquios que armaba Vera, ¿y ahora no va a dos seguidos? Se entendió como que tomó distancia”, cuenta un periodista que trabaja allá.

No fue un hecho aislado. El penúltimo día del 2016 se comenzó a imprimir en la Argentina L'Osservator­e Romano, el diario oficial del Vaticano. Es la primera vez en 155 años que se imprime una versión local fuera del estado europeo, y se le agregan varias páginas de contenido argentino. En el primer número, el arzobispo Víctor Fernández, rector de la UCA, escribe un sugestivo texto titulado “Directo

entero y sin voceros”, donde destaca la importanci­a del medio por sobre las distintas voces que dicen interpreta­rlo. “Es mejor leerlo de manera directa, sin voceros que lo hagan pasar por su propia ideología. Francisco habla a través de gestos, pero estos a veces pueden ser manipulado­s”, dice el artículo. Fernández es la persona de máxima confianza de Francisco dentro de la Iglesia local, y quien además fue el “ghost writer” de la encíclica papal “Laudato Sí”, el texto más importante que hizo Francisco. “La nota fue un palo para Vera”, aseguran varias fuentes. “El tema de los 'voceros' era una de los problemas más serios en Argentina. La idea de L'Osservator­e es quitar la palabra del Papa del barro de la política local”, dijo Santiago Pont Lezica, uno de los directores de la versión local. Jorge Milia, ex alumno de Bergoglio, al que visitó varias veces ya en el Vaticano, y autor de dos libros sobre el cura, fue más directo: el 9 de febrero publicó un texto en el diario La Nación, donde ataca con nombre y apellido. “Vera es capaz de utilizar a quien se le cuadre, creando rispideces de las que sólo él conoce el objetivo. Si el Papa niega el relato, multiplica su trascenden­cia. Si lo ignora, queda como que es verdad”. El propio Bergoglio habló del tema. “Hay mucha confusión sobre mis voceros en la Argentina. No hay más voceros que los oficiales”, dijo Francisco a mitad del año pasado, cuando Joaquín Morales Solá le preguntó si Vera era su portavoz.

LA OTRA MEJILLA. “Hay celos entre los amigos del Papa, sobre todo contra los laicos. Les gustaría que el Pontífice no hable más con Vera ni con las voces molestas: les jode que esta gente haga lo que hace y luche contra las mafias. Es una operación”, dice Eduardo Valdés, ex embajador del Vaticano durante el gobierno de CFK y hombre clave entre el acercamien­to de la ex presidenta y Francisco. “No tenemos bando”, fue la respuesta de los voceros de Vera ante la consulta de este medio, aunque no quisieron aclarar más. Los que lo defienden hacen hincapié en que si hubiera una distancia, el legislador no habría parado en Santa Marta en su último viaje. “Es lógico que haya enojo entre las distintas partes, no todos los amigos del Papa piensan parecido. Muchos de los que vienen de Argentina llevan y traen lo que les conviene”, asegura un periodista que trabaja para un importante medio europeo que cubre el Vaticano.

Muchos afirman que Vera, y otros, expresan lo que Francisco no puede decir de manera formal. Que es útil. Algunos, por el contrario, aseguran que hace rato debería haberse sacado de encima las distintas voces que lo empantanan. Lo que planea el Papa es un misterio, pero no es nuevo: se sabe que Dios actúa de maneras misteriosa­s.

CRUZADAS. No es el único frente que complica al Papa. A principios de febrero, Roma amaneció empapelada con varios afiches (ver foto). “Has removido sacerdotes, decapitado la Orden de Malta, ignorado cardenales ¿dónde está tu misericord­ia?”, decía el texto, atribuido a sectores conservado­res. Hay sospechas más profundas: Esteban Caselli, enemigo histórico de Bergoglio, ex embajador del menemismo, y embajador de la Orden de Malta, que días antes de este hecho había sufrido la dimisión de su Gran Maestre por orden del Papa. No es todo: llegaron hasta NOTICIAS rumores que esparció Caselli durante sus vacaciones en Punta del Este, donde les prometió a sus amigos que volverían al poder en el Vaticano. “Me lo dijo Juan Pablo II, desde la tumba”, habría dicho Caselli. Ni los muertos dejan en paz al Papa.

 ??  ?? MENSAJEROS. Vera y Valdés con “Los Lauditanos”, agrupación pro papal. Al lado, Sánchez Sorondo junto a Vera en el Vaticano.
MENSAJEROS. Vera y Valdés con “Los Lauditanos”, agrupación pro papal. Al lado, Sánchez Sorondo junto a Vera en el Vaticano.
 ??  ?? PALABRA SANTA. Francisco no quiere más problemas por culpa de sus “voceros”. Quiere un 2017 menos conflictiv­o.
PALABRA SANTA. Francisco no quiere más problemas por culpa de sus “voceros”. Quiere un 2017 menos conflictiv­o.
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 ??  ?? CARA Y CECA. Con Fernández y con Vera, cuando era Bergoglio. Uno quiere diálogo “sin voceros”, y el otro dice hablar por el Papa.
CARA Y CECA. Con Fernández y con Vera, cuando era Bergoglio. Uno quiere diálogo “sin voceros”, y el otro dice hablar por el Papa.
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 ??  ?? NOVEDADES. Roma amaneció con afiches anti Papa. a. L'Osservator­e Romano, el diario oficial del Vaticano, comenzó a salir en Argentina. Se imprime en PERFIL.
NOVEDADES. Roma amaneció con afiches anti Papa. a. L'Osservator­e Romano, el diario oficial del Vaticano, comenzó a salir en Argentina. Se imprime en PERFIL.

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