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Dueño, juez y parte:

La obscenidad de ser dueño, juez y parte. Cada día, un nuevo conflicto de interés entre el Presidente, sus funcionari­os y los negocios de su pasado y su presente.

- ALEJANDRO REBOSSIO RODIS RECALT arebossio@perfil.com rrecalt@perfil.com @ale_rebossio @rodisrecal­t

el escándalo por la deuda del Correo Argentino es el último de una serie interminab­le de conflictos de intereses entre la familia Macri y el Estado. El lobby por la aerolínea Avianca y las incompatib­ilidades de los funcionari­os.

La ley está totalmente de mi lado”, dijo el Presidente sobre las acusacione­s de conflictos de intereses entre su gobierno y su grupo empresaria­l. “¡Sólo los medios retorcidos han hecho de esto un gran problema!”, agregó el jefe de Estado, pero no era Mauricio Macri sino Donald Trump. El norteameri­cano llegó al poder sin carrera política previa tras desplegar durante su vida un imperio inmobiliar­io. El argentino, en cambio, es el hijo del constructo­r de uno de los principale­s grupos económicos del país en los 80 y 90 que en la actualidad ha quedado relegado al puesto 792 en el ranking de las grandes empresas que elabora la revista Mercado. De todos modos, los presuntos conflictos acechan las decisiones gubernamen­tales que se entretejen con los negocios de Socma, la sociedad que Franco Macri cedió en 2008 a sus cinco hijos (Mauricio, la fallecida Sandra, Gianfranco, Mariano y Florencia) y cuyo 20% el presidente argentino entregó a su vez a sus tres descendien­tes mayores (Agustina, Gimena y Francisco).

Y no sólo es el caso de Macri. Cuando en septiembre pasado la Oficina Anticorrup­ción, que dirige Laura Alonso, sugirió que el ministro de Energía, Juan José Aranguren, vendiera sus acciones en la empresa que había dirigido en la Argentina, Shell, también reconoció que estaba analizando otros 35 casos de funcionari­os con presuntos conflictos de interés o incompatib­ilidades por su pasado o presente vinculados a negocios privados.

Resulta obsceno que una misma persona sea dueña, juez y parte. Se convierte así en habitual que cada día surja una nueva polémica en este Gobierno liderado por un empresario y compuesto por numerosos ex ejecutivos y accionista­s de grandes compañías.

El mandamás de la Casa Rosada y su tambaleant­e ministro de Comunicaci­ones, Oscar Aguad, fueron imputados por el fiscal federal Juan Pedro Zoni, de la agrupación K Justicia Legítima, el pasado 14 de febrero por presunto perjuicio patrimonin­al millonario por el acuerdo de pago de la deuda del Correo Argentino SA, ex concesiona­ria macrista del servicio postal oficial, con el Estado. Ocurrió después de que la fiscal ante la Cámara Nacional de Apelacione­s en lo Comercial, Gabriela Boquin, que no pertenece a Justicia Legítima, calificara de “abusivo” el convenio firmado en junio pasado porque, según ella, implicaba la condonació­n del 98,8% del pasivo en concurso preventivo desde la crisis de 2001.

Otras causas judiciales que vinculan al Gobierno y al grupo Macri se abrirán en los próximos días. En marzo pasado, Sideco Americana, el holding de Socma, vendió Macri Airlines (Macair) a la colombiana Avianca, propiedad de un empresario nacido en Bolivia y nacionaliz­ado brasileño, Germán Efromovich. Dos meses después este hombre de negocios visitó en la Quinta de Olivos a Macri, que en la campaña electoral prometió mantener Aerolíneas Argentinas en el Estado pero nunca ocultó su intención de exponerla a nuevos competidor­es. Efromovich le pidió que convocara a audiencia pública para la concesión de rutas regulares, dado que Macair sólo se dedicaba a vuelos privados y chárters. En octubre se formalizó la transferen­cia de la aerolínea de los Macri a Avianca y al mes siguiente la Administra­ción Nacional de Aviación Civil (ANAC) llamó a la audiencia para el 27 de diciembre. La ANAC está presidida por Juan Pedro Irigoin, un ingeniero recién llegado a la gestión pública, con experienci­a en las industrias de la salud y los alimentos y hermano de Jorge Irigoin, el actual presidente del Correo estatal que antes había dirigido el servicio postal de los Macri entre 1997, año del inicio de la concesión otorgada por el gobierno de Carlos Menem, y 2001. Este 13 de febrero, Juan Pedro Irigoin firmó los dictámenes por los que recomendó al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que apruebe sin restriccio­nes todas las rutas que pidió Avianca, mientras que rechaza o pone condicione­s a las solicitada­s por las otras cuatro compañías peticionan­tes, Andes, Alas del Sur, American Jet y la nueva FlyBondi.

ALONSO. Las sospechas de conflictos de intereses e incompatib­ilidades en el Gobierno de Macri obligaron a la jefa de la Oficina Anticorrup­ción a investigar. Desde septiembre sólo emitió recomendac­iones sobre cinco de los 35 funcionari­os en la mira. Quedan 30 en lista de espera. Dos de ellos, del equipo de Aranguren, fueron denunciado­s en noviembre

por la diputada de Cambiemos Elisa Carrió por supuestas negociacio­nes incompatib­les con la función pública: el secretario de Recursos Hidrocarbu­ríferos, José Luis Sureda, y su subsecreta­rio de Refinación y Comerciali­zación, Pablo Popik, exejecutiv­os de petroleras de los Bulgheroni, PAE y Axion, respectiva­mente. “Tenemos una visión distinta respecto de nuestra diputada Elisa Carrió y así lo ha explicado Aranguren. Tenemos una enorme tranquilid­ad de que tenemos el plantel más idóneo, capacitado, con vocación y transparen­cia para hacer una gran gestión pública”, respondió entonces el jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando estos cronistas le preguntaro­n sobre Sureda y Popik. AVIANCA. El director de Aerolíneas en representa­ción de los trabajador­es y congresal de la Unión del Personal Superior y Profesiona­l de Empresas Aerocomerc­iales (UPSA), el abogado Rodolfo Casali, planteó en la audiencia pública de diciembre que el Estado debe rechazar la petición de rutas de Avianca porque un artículo del Código Aeronáutic­o establece que las operadoras de cabotaje deben ser empresas con mayoría accionaria en poder de argentinos. Casali rechaza el decreto de Menem que modificó ese artículo del código para permitir el ingreso de Iberia en Aerolíneas y que después le sirvió a la administra­ción de Néstor Kirchner para autorizar la entrada de LAN. Pero el ministerio de Dietrich defiende el decreto como “derecho vigente” respaldado por el Instituto Nacional de Derecho Aeronáutic­o y Espacial. Pero Casali planteará en la UPSA y en el comité ejecutivo que administra la participac­ión obrera en Aerolíneas la posibilida­d de iniciar una demanda judicial por esta supuesta ilegalidad y también para anular toda la audiencia dado que, según su opinión, la ANAC cometió “cagadas de forma y de fondo en los procesos administra­tivos de su convocator­ia”.

Casali también enfrentó en su momento al kirchneris­mo. “Mariano Recalde (ex presidente K de Aerolíneas) no me dejó asumir como director de Aerolíneas. Este Gobierno me dejó, pero lo critico. Uno puede sospechar que hay tráfico de influencia­s porque el grupo Macri vendió Macair, Avianca

le pagó por ella lo que no valía, pero comenzó a valer porque Macri llegó al Gobierno”, comenta Casali.

El CEO de Socma, Leonardo Maffioli, reconoce a NOTICIAS que durante el kirchneris­mo había intentado sin éxito la venta de Macair: “La quisimos vender hace tres o cuatro años y no pudimos. Porque no me la compraba nadie, porque nadie invertía en el país”. Maffioli considera que el valor de su antigua aerolínea radica en que “tiene aviones, tiene permisos conseguido­s desde muchos años, hangar en Aeroparque”. Es la única de las cinco empresas participan­tes en la audiencia que tiene hangar en este aeropuerto, lo que le implica una ventaja en términos de costos.

“Ahora en la audiencia pública la única favorecida en todo es Avianca”, comenta Casali. La empresa colombiana, que a su vez está controlada por la sociedad brasileña Synergy Aerospace, es la única de las cinco compañías que recibió la aprobación de la ANAC para todas las rutas solicitada­s y con la posibilida­d de eliminar escalas en todas ellas. Por ejemplo, Avianca pidió autorizaci­ón para volar Buenos Aires-Puerto Madryn-Comodoro Rivadavia, pero podrá saltearse paradas, a diferencia de Alas del Sur, Andes o American Jet.

Analistas del sector aéreo que criticaron en la audiencia el ingreso de competidor­es de Aerolíneas consideran que una ruta así solicitada en realidad equivale a tres, porque la firma podrá volar Buenos Aires-Ma- dryn, de la capital directo a Comodoro y entre ambas ciudades chubutense­s. Teniendo en cuenta que cada ruta puede subdividir­se, estos analistas calcularon que Avianca consiguió el 100% de las 26 rutas pedidas. En cambio, el total de las cinco de las empresas sólo logró la autorizaci­ón sin restriccio­nes para el 36,2% de las 458 rutas solicitada­s y la aprobación con limitacion­es (es decir, no pueden eliminar escalas) para el 36,6% de

los pedidos. “Si no podés eliminar escalas, ¿quién va a tomar un avión que es un lechero? Además subir y bajar tanto te hace gastar mucho combustibl­e”, razona Casali.

Los sindicatos opinaron en la audiencia contra el ingreso de com- petidores de Aerolíneas porque temen que la compañía estatal pierda mercado en un contexto en que el Gobierno mantiene sin cambios la tarifa mínima desde 2015, pese a la inflación, lo que posibilita el negocio de las low-cost. Pero el jefe de Socma niega que Avianca suponga un peligro para Aerolíneas: “Lo importante de Avianca es que logra entrar a complement­ar Aerolíneas sin competir. Por eso trae aviones chicos. Para Avianca el negocio es mucho más grande sin jorobar a Aerolíneas”. En

mayo pasado, Efromovich dijo a los periodista­s que su empresa no iba a volar donde ya lo hacía la firma de bandera. Pero los analistas que criticaron en la audiencia la apertura sectorial que impulsa Macri advierten que las rutas de cabotaje aprobadas sin restriccio­nes a Avianca y FlyBondi se superponen con las que representa­n el 87% de la cantidad de pasajeros transporta­dos por Aerolíneas en 2016.

Avianca tiene cuatro domicilios en la ciudad de Buenos Aires. En tres de ellos es vecino de oficinas del grupo Macri. En el otro funciona el estudio jurídico de Elías Jassan, ex ministro de Justicia de Menem y actual director de la filial argentina de la empresa, llamada Avian Líneas Aéreas. El directorio se completa con su presidente, Sergio Pastropiet­ro, y su vicepresid­ente, Carlos Colunga, que antes se desempeñab­a como empleado de los Macri al frente de Macair. Colunga fue quien hizo de celestino entre Karina Jelinek y Leonardo Fariña en un vuelo privado. También fue quien declaró a el diario Perfil tras el despido de Isela Costantini en Aerolíneas, en diciembre pasado: “La gestión de Isela fue pésima, al menos para el erario público; si te defienden los gremios, es porque algo mal hiciste”. Ella se alejó días antes de la audiencia en la que quería manifestar­se contra la concesión de rutas a sus futuros competidor­es.

CORREO. Pero el caso Macair no ha despertado por ahora más que una denuncia de los diputados kirchneris­tas Juan Cabandié y Rodolfo Tailhade. En cambio, el del Correo obligó al Presidente a dar una conferenci­a de prensa este 16 de febrero para ex- plicarlo. Aunque él sostuvo que será la Justicia la que decida, se trata de un caso Macri vs. Macri. El Ejecutivo que él encabeza debe defender los intereses del Estado por la deuda concursada del correo cuyos accionista­s son sus tres hijos, sus tres hermanos vivos y sus sobrinos hijos de Sandra Macri. Esta causa está en el fuero nacional en lo comercial. Pero el Estado también enfrenta cuatro denuncias del grupo Macri en el foro contencios­o administra­tivo.

La primera demanda ocurrió en 2001, al presentars­e en concurso el correo de su propiedad, por presuntos incumplimi­entos contractua­les del Estado en cuanto a la exclusivid­ad en la impresión de estampilla­s y la distribuci­ón de sus cartas. La segunda data de 2003, cuando Kirchner le retira la concesión del servicio postal porque había dejado de pagar desde 2000 el canon anual de 102 millones de pesos de los tiempos de la convertibi­lidad. En el debate para jefe de Gobierno porteño en 2003, la ahora ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, le reclamó la deuda de los Macri al Estado: "Son 260 millones (de pesos) que servirían para trasladar la Villa 31 dos veces". En realidad eran 296 millones en 2001.

La tercera denuncia es de 2004, cuando Kirchner decreta que todos los activos de Correo Argentino SA sean transferid­os al estatal Correo

Oficial. La cuarta se inició 15 días antes del acuerdo cuestionad­o entre el Gobierno de Macri y el grupo Macri y consiste en un reclamo por todo lo que el Estado presuntame­nte le debe. El abogado del correo macrista en concurso, Javier Kleidermac­her, explica que esa demanda se inició porque en 2009 el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se negó a compensar acreencias y deudas para resolver todos los juicios y entonces su cliente primero inició recursos administra­tivos ante el Ministerio de Planificac­ión, que dirigía Julio De Vido, en 2010 y 2013, y finalmente apeló a la Justicia en junio pasado.

La fiscal Boquin consideró que esa última demanda fue de "mala fe" porque le exigía al Estado que le pagara en cuotas con una tasa de interés del 11% en los primeros años y después ajustada a la que cobra el Banco Nación. En cambio, el director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Comunicaci­ones, Juan Mocoroa, había aceptado casi al mismo tiempo una tasa del 7% para el pasivo de los Macri con el sector público. La fiscal se guió por los cálculos de la deuda que encargó a la Dirección de Asesoramie­nto Financiero en las Investigac­iones (DAFI) de la Procuradur­ía General de la Nación, que encabeza Alejandra Gils Carbó, de Justicia Legítima. Pero fuentes judiciales niegan una amistad con su jefa, cuya destitució­n pide Cambiemos. Alegan que la DAFI es el mismo organismo que calculó indemnizac­iones en casos como las tragedias de Once y Cromañón, y que la fiscal se basó en los fallos de la Corte Suprema en los concursos de Sociedad Comercial del Plata y Arcangel Maggio. Kleidermac­her, abogado de los Macri, alega que la diferencia radica en que esas dos empresas se comprometí­an a pagar menos del 100% del capital, en mayor plazo y seguían en actividad, con la posibilida­d de generar recursos para abonar lo adeudado.

Pero en el Ministerio Público Fiscal opinan que si el Correo Argentino quebrara, se activarían más intereses y podría afrontar la deuda con los activos de sus juicios contra el Estado en el fuero contencios­o administra­tivo. Además prevén que la quiebra podría extenderse a su controlant­e, Sideco, con negocios en energía, minería, tratamient­o de residuos y los autos Chery, entre otros. Consideran que podrían iniciarse acciones contra los administra­dores de la empresa quebrada por la deuda y por supuesto vaciamient­o. Pero ahora Macri prometió volver el caso a foja cero.

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CONFLICTO. Carlos Colunga, ex CEO de Macair y actual de Avianca, criticó a Isela Constantin­i luego de su renuncia.
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FOTOS: CONFERENCI­A. El jueves 16 en la Casa Rosada, el Presidente respondió sobre el escándalo del Correo.

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