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Una mano competitiv­a

Cómo convertir un emprendimi­ento familiar en una firma internacio­nal pese al país.

- NICOLÁS LUCCA nlucca@perfil.com @NicolasLuc­ca

El

“sueño americano” que tanto hemos consumido a través de las películas consiste en un individuo normal que tiene una idea disruptiva, monta un emprendimi­ento y lo convierte en una megacompañ­ía. El sueño empresaria­l del argentino puede resumirse en la imagen del emprendimi­ento familiar transgener­acional. Sinteplast es una firma que podría competir por ser la simbiosis de ambos sueños. El argentinia­n way del American Dream.

Raúl Rodríguez fue un colorista y pintor de automóvile­s que a mediados de los años 50 se encontró en el lugar indicado en el momento justo y no lo dejó pasar: fue el encargado de pintar los primeros tres prototipos del Auto Justiciali­sta. Y así ingresó en el negocio de las pinturas. Para 1958 decidió montar su primera fábrica de pintura en la casa que estaba construyen­do. A casi 60 años de aquel momento, las cosas no se quedaron quietas: la empresa abrió plantas en San Luis, Bolivia, Brasil y Uruguay. Finalmente, todo quedó chico y, con 1.100 empleados, la nueva generación de los Rodríguez –Miguel Ángel, Rubén, Claudio y Gabriel– montaron un centro de operacione­s en Canning, partido de Ezeiza, en un predio de 11 hectáreas.

“Hoy estamos entre las mejores empresas del país para trabajar por quinto año consecutiv­o”, destaca Claudio Rodríguez, director de Administra­ción y Finanzas de Sinteplast, al recibir a NOTICIAS en el centro de operacione­s de Canning, donde trabaja buena parte de los empleados que reciben alojamient­o gratuito para vacacionar en la costa argentina, entradas para espectácul­os, eventos deportivos, centros termales y recreativo­s, pileta y un comedor gratuito que incluye heladería y zona de juegos.

CINTURA. La expansión internacio­nal de la empresa y el crecimient­o de sus números no cambió la esencia del emprendimi­ento: todavía hablamos de una compañía de capitales 100% nacionales. Para Darío Aparicio, gerente general de la firma, con experienci­a en compañías extranjera­s, este detalle es superador. “Las multinacio­nales son paquidérmi­cas para la toma de decisiones”, afirma Aparicio y destaca que, cada vez que hay que tomar una decisión, la cadena de mando hace que todo sea mucho más ágil. Los números

parecen acompañar el rumbo de la empresa, que fue la única de su sector que creció durante el estancado 2016 y que cree que la vía de la automatiza­ción no impactará en merma de personal. “Los que estaban cargando latas hoy manejan máquinas y los capacita la empresa”, sostiene Aparicio.

La cintura empresaria­l también puede aplicarse a los cambios de gobiernos y, si bien desde 1958 han convivido con 23 presidente­s distintos entre radicales, peronistas, militares, liberales y proteccion­istas, Sinteplast puede darse el lujo de decir que sobrevive a cualquier gestión. Rodríguez recuerda que fue durante la crisis de 2001 que decidieron lanzar una línea de pintura en polvo industrial, y que fue durante 2004 que decidieron montar la megaplan- ta de Ezeiza. De hecho, la planta fue inaugurada por Néstor Kirchner en 2007 y recibió nuevamente la visita presidenci­al de manera virtual en 2015, cuando la entonces ministra de Industria, Débora Giorgi, participó de una videoconfe­rencia con Cristina Fernández por el anuncio de inversione­s. Con Mauricio Macri en la presidenci­a, la empresa de los Rodríguez vuelve a invertir comprometi­endo 20 millones de dólares para el desarrollo de un depósito automatiza­do.

ESTADO. “A nosotros nos va mejor si al país le va bien”, afirma Rodríguez y sostiene que, lo que más importa de la economía para la empresa, es el crecimient­o del PBI. Pronostica que crecerá durante 2017 y 2018, lo cual puede repercutir favorablem­ente en una compañía que, durante el año más frío de la economía argentina del último lustro, consiguió el récord de ventas de su historia para un mes. “Cuando la economía no te da para mudarte, querés tener lindo el lugar en el que vivís”, sostiene Rodríguez. Si se les pregunta qué le pedirían al Gobierno, la burocracia es el tema por resolver. “Los costos administra­tivos y la cantidad de trámites para exportar son molestos”, sostiene Rodríguez, que afirma que, por más impacienci­a que tenga, entiende que “no se puede dejar a la gente afuera” y que, contrariam­ente a lo que muchos empresario­s sostienen “la competivid­ad pasa por otro lado, no todo es el dólar”.

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 ??  ?? TECNO. Según su competenci­a extranjera, la planta de Sinteplast en Canning, Ezeiza, es la más moderna de la Argentina.
TECNO. Según su competenci­a extranjera, la planta de Sinteplast en Canning, Ezeiza, es la más moderna de la Argentina.
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ARGENTINIA­N WAY. Darío Aparicio (arr. der.), gerente general de Sinteplast, y Claudio Rodríguez, (izq), su CEO e hijo del fundador que montó la empresa en una casa en construcci­ón.

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