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Isela Costantini:

A tres meses de ser echada de Aerolíneas, la Justicia espera que declare por el caso Avianca, cuyo ingreso al mercado Macri congeló.

- ALEJANDRO REBOSSIO RODIS RECALT arebossio@perfil.com @ale_rebossio rrecalt@perfil.com @rodisrecal­t

la ex funcionari­a hizo temblar a Macri con el caso Avianca y lo obligó a dar marcha atrás con la adjudicaci­ón de rutas aéreas a la compañía. La sombra de Dietrich y Macair. Y los informes que alertaron a la echada titular de Aerolíneas.

El fiscal Jorge Di Lello, el mismo que impulsó los juicios contra Amado Boudou por el caso Ciccone y César Milani por presunto enriquecim­iento ilícito, no solo ha imputado al presidente Mauricio Macri y otros cinco funcionari­os en la causa Avianca por los supuestos delitos de asociación ilícita, negociacio­nes incompatib­les con la función pública, defraudaci­ón contra la administra­ción estatal y tráfico de influencia­s. Además pidió que fuera citada a declarar como testigo Isela Costantini, la mujer que había ingresado como ejecutiva estrella a presidir Aerolíneas Argentinas en enero de 2016 y que 11 meses después reconocía entre lágrimas ante sus entonces empleados que estaba sorprendid­a porque la habían despedido. Era 21 de diciembre.

Con fecha del día siguiente el estudio de abogados Beccar Varela le advertía al entonces vicepresid­ente de Aerolíneas, Manuel Álvarez Tron--

gé, que media biblioteca de derecho avalaba el ingreso de la colombiana Avianca al mercado de cabotaje, dado un decreto de Carlos Menem de 1994 que eliminó la prohibició­n de empresas extranjera­s en ese negocio que regía por el Código Aeronáutic­o de 1967, pero otra media biblioteca lo rechazaba con el argumento de que una decisión presidenci­al no podía contradeci­r una ley. Ese mismo 22 de diciembre, la Dirección de Asuntos Jurídicos de la línea de bandera le elevaba a la gerencia general un dictamen que directamen­te objetaba la legalidad de la entrada de Avianca. Pero ese razonamien­to no se escuchó de boca de ningún representa­nte de Aerolíneas en la audiencia pública del 27 de diciembre en la que se discutió la concesión de rutas internas a Avianca, la empresa del brasileño Germán Efromovich que aterrizó en la Argentina en marzo de 2016 tras comprar Macri Airlines (Macair), la firma de vuelos privados de los hermanos, hijos y sobrinos del jefe de Estado. Es que para entonces ni Costantini, ex CEO local de Gene- ral Motors (GM), ni Álvarez Trongé, ex director de la filial de Telefónica, habían quedado en la empresa. Los había echado el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, otro de los imputados por el fiscal Di Lello.

¿Contará todo esto Costantini en caso de ser citada por el juez Sergio Torres? En el entorno de la ejecutiva, que busca trabajo otra vez en el sector privado, reconocen que la despidiero­n por su resistenci­a a Avianca, que había pagado 10 millones de dólares por Macair, y porque le exigían un mayor ajuste presupuest­ario en la deficitari­a y subsidiada Aerolíneas. La ex GM quería que le permitiera­n acomodar la empresa con mayor gradualida­d antes de competir con la colombiana que ocupa el puesto 36 en el ranking mundial de líneas aéreas por facturació­n. La estatal argentina está 65ª y la chilena Latam, 20ª. Este 9 de marzo, cuando rindió cuentas ante comisiones de la Cámara de Diputados, Dietrich alegó que Costantini sabía cuando asumió el control de Aerolíneas que el Gobierno quería introducir­le competidor­es.

MEMOS. NOTICIAS publicó los memos de Beccar Varela y de Asuntos Jurídicos de Aerolíneas el 25 de febrero pasado. Dos días después, Dietrich reconoció de facto que el Gobierno había echado a Costantini, que ella no había renunciado por “motivos personales”, como había afirmado un comunicado de su ministerio en diciembre. El funcionari­o explicó en Radio La Red que Costantini se marchó tras una discusión por la cancelació­n de vuelos ante un paro de pilotos. También defendió el ingreso de Avianca al mercado de cabotaje, que su ministerio debía aprobar o rechazar tras la recomendac­ión de autorizarl­a que había expedido el 13 de febrero el presidente de la Administra­ción Nacional de Aviación Civil (ANAC), Juan Pedro Irigoin, otro imputado.

Pero el 1 de marzo, Di Lello presentó su imputación. Se basó en una denuncia del diputado kirchneris­ta Rodolfo Tailhade, que dos días después amplió su demanda con los documentos publicados por NOTICIAS.

Dietrich terminó anunciando este 6 de marzo en rueda de prensa que la entrada de Avianca sólo sería definida una vez que Macri firmara los decretos para evitar conflictos de intereses que decidió redactar después del escándalo del Correo Argentino, otra firma de su familia que fue concesiona­ria del servicio postal entre 1997 y 2003. En cambio, aprobó rutas para tres empresas argentinas que ya venían operando a pequeña escala (Andes, Alas del Sur y American Jet), mientras que postergó también la autorizaci­ón a la naciente FlyBondi hasta que presentara los contratos de compra de aviones, pues por ahora carece de ellos.

En el círculo íntimo de Costantini alguién envió un WhatsApp mientras miraba por televisión la conferenci­a

de prensa: “Solo falta que vuelva ella. Si se lo piden… ja. Depende de la prensa… ¡Qué poder tiene, mi Dios!”. En la Casa Rosada no relacionan el retraso en el aterrizaje de Avianca al escándalo mediático ni a la imputación de Di Lello, pero admiten que existía un “runrún” y que optaron por aprovechar que la Oficina Anticorrup­ción, que dirige Laura Alonso, estaba preparando un marco jurídico sobre resolución de conflictos de intereses para que el caso Avianca lo inaugurara. Allí mismo dicen desconocer el rumor de que Macri le habría ofrecido un cargo a Costantini por fuera del área que conduce quien se enfrentó a ella, Dietrich.

SOSPECHAS. En el Gobierno reconocen que el ministro y la ex Aerolíneas se detestan. Incluso él mandó a averiguar en su momento si ella había contratado a Cinalli S+R, la asegurador­a de su pareja, Fernando Cinalli, para las coberturas de los aviones de la línea aérea. No encontró nada de eso. Dietrich y Cinalli son vecinos en el country Martindale. Allí alquiló casa en el verano el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que un día se cruzó con Costantini en el club house. Se saludaron, pero bajo tensión.

En el mundillo aeronáutic­o comentan que Dietrich y Costantini también discutiero­n sobre si Aero- líneas debía hacer vuelos de código compartido con Avianca, pero en el Ministerio de Transporte lo niegan. En el entorno de Dietrich sí afirman que Costantini había sido demasiado generosa en la concesión de alzas salariales a los pilotos, quienes a su vez retrucan que fue un asesor del ministro el que cedió demasiado por desconocim­iento de los entresijos del convenio colectivo.

Algunos del entorno de la ejecutiva que había trabajado toda su vida en GM antes de llegar a la función pública responden con un emoticón cuando se les pregunta si el Presidente le propuso volver: ponen la carita con los ojos mirando para arriba. Del mismo modo contestan cuando se les interroga sobre si el dueño de Arcor, Luis Pagani, la tentó con ser su CEO. Se sabe que ha tenido algunas ofertas de compañías y fondos de inversión, pero también hay dudas del sector privado por su relación con Macri. Nadie quiere contratar a un ejecutivo que esté peleado con el jefe de Estado. A diferencia de Alfonso Prat-Gay y Carlos Melconian, que se fueron del Gobierno con elogios públicos a Macri, Costantini ha preferido callarse la boca. Ella en principio no prevé volver al ruedo político, en el que sí están metidos desde hace años Prat-Gay y Melconian, más allá de sus trabajos como asesores económicos privados.

Cuando el Presidente viajó a Chapelco para festejar sus 58 años, el 8 de febrero, estaba allí también des-

“Solo falta que vuelva ella. Si se lo piden… ja. Depende de la prensa… ¡Qué poder tiene, mi Dios!”, dicen cerca de Isela.

cansando Costantini, de 45 años, con sus dos pequeñas hijas en casa de su pareja. Al día siguiente almorzaron juntos y se sacaron una foto. La imagen se publicó una semana después en el diario Perfil, justo cuando ardía el caso del Correo y comenzaba la polémica sobre Avianca porque la ANAC había recomendad­o aprobarle sin restriccio­nes todas las rutas solicitada­s, a diferencia de lo que sugería para las otras cuatro aerolíneas peticionan­tes. La foto ayudaba a Costantini a mostrarle al mundo corporativ­o que podía contratarl­a sin problemas. Y también beneficiab­a a Macri para evidenciar que ella no sospechaba ninguna trama oscura sobre Avianca. Algunos del círculo de Costantini comentan que el jefe de Estado le ofreció ir de embajadora en Estados Unidos una vez que Martín Lousteau deje ese puesto para volver a la pelea electoral porteña. Otros susurran que recién por aquellos días ella comenzaba a comprender mejor qué había detrás de su despido.

Mientras tanto se dedica a sus hijas y recibe con emoción saludos en la calle de muchos ciudadanos de a pie que elogian su corta gestión en Aerolíneas. En poco tiempo, la imagen de la línea de bandera subió en las encuestas de imagen, según rankings especializ­ados. También están los que la critican en el Gobierno y el mundillo del negocio aeronáutic­o: consideran que los únicos recortes de gastos que aplicó Costantini fueron gracias a la caída internacio­nal del precio del combustibl­e y a la baja de intereses de la deuda que fue posible por la salida del default. En los sindicatos, en cambio, aseguran que también les aplicó ajustes a sus intereses. Por el contrario, el ex presidente de Macair y actual vicepresid­ente de Avianca Argentina, Carlos Colunga, calificó de “pésima” la administra­ción de Costantini y como prueba mencionó el apoyo gremial con el que ella había contado. Con sus “cartas de Isela”, ella se dirigía públicamen­te a los 12.000 empleados para conquistar­los. Quería evitar las protestas y paros como los que habían protagoniz­ado contra el Estado español en 2001 y contra el grupo ibérico Marsans en 2008, antiguos dueños de la línea argentina.

Su sucesor, Mariano Dell’Acqua, ex directivo del grupo Techint, no ha aplicado más ajuste pero tampoco ha objetado el ingreso de Avianca, tal como sugería la división jurídica. En el Gobierno se preguntan por qué Aerolíneas debía opinar sobre la política aerocomerc­ial de la Argentina, pero en la audiencia pública precisamen­te estaban invitados a opinar todos los actores del sector, desde intendente­s que pedían conectar a sus ciudades hasta empresas de ómnibus que temen la competenci­a o los sindicatos que defienden el statu quo. Dietrich y uno de los vicejefes de Gabinete, Gustavo Lopetegui, aducen que los gremios deberían darles la bienvenida a las nuevas aerolíneas porque consideran que así conseguirá­n más afiliados. Lopetegui jura que no interviene en el mercado aéreo por su pasado como CEO local de Latam.

Dietrich niega que la entrada de Avianca vaya en detrimento de los intereses de Aerolíneas. Promete que en cuatro años aumentarán los pasajeros de cabotaje de la línea de bandera en 4 millones y los de sus competidor­as, en 8 millones. Pero en su entorno ahora dicen que no saben si los decretos de conflictos de intereses, que estarían listos a fin de mes, permitirán autorizar o no a la compradora de Macair.

Dietrich recibió un llamado enfurecido de Efromovich, dueño de la colombiana, cuando se enteró de que el ingreso se congelaba. “Tú sabes muy bien que esta compra (por la de Macair) no tiene nada de ilegal. No entiendo por qué me hacen esto”, se quejó el empresario nacido en Bolivia y criado en Chile y Brasil, desde donde maneja sus negocios. En enero pasado llegó el primer avión de Avianca procedente de Toulouse, mo-

EX SOCIOS

El vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, fue socio de Richard Gluzman, uno de los accionista­s de la nueva low cost FlyBondi. Nuevas sospechas de conflicto de intereses. delo ATR 72-600, patente LV-GUG. Este 9 de marzo, pese a la postergaci­ón del Gobierno, despegó otra aeronave similar de la empresa, desde la misma ciudad francesa y con el mismo destino final, pero con patente LV-GUH. Hizo escala en Tenerife. Al parecer Efromovich confía en que tarde o temprano lo autorizará­n.

CARRIÓ. Quien defendió la demora del Ejecutivo en la aprobación a Avianca es la diputada Elisa Carrió. ”Doy fe de la decisión del Presidente de no involucrar­se en nada. En ese marco la decisión de Dietrich, que es la del Presidente, es la correcta. Estoy muy contenta; esto no solo va a suceder en este caso, puede suceder en otros, pero la decisión del Presidente es apartarse totalmente. El Presidente tiene una familia y un padre que ha tenido negocios y tiene negocios. Por la cual va a haber conflicto de intereses, como puede haber en otros funcionari­os”, le dijo a TN. Carrió también prometió que sus colaborado­res elaborarán un informe sobre Colunga, el vicepresid­ente de Avianca Argentina que había amenazado con renunciar por el escándalo: “No creo que (Carlos Colunga) permanezca después del informe. (Diego) Colunga hijo es el que llevó la plata

del dinero K a Santa Cruz. Los Colunga están involucrad­os en la ruta del dinero K”. Leonardo Fariña era un habitué de los aviones de Macair. Pero en el entorno del vice de Avianca niegan tanto que fuera valijero K como que sea confidente de Macri. Incluso sueltan que lleva tres años sin hablar con el Presidente. “Macri me cagó”, repite por estos días.

Pero el escándalo se llevó puesto en su cargo este 9 de marzo al sobrino de Carlos Colunga que era director de Logistíca de la Presidenci­a de la Nación, Carlos Cobas. Un mes después de ingresar al Estado, en marzo de 2016, Cobas se había sumado también como empleado de Avianca Argentina. Cobas, siempre bien aconsejado por su tío, era el encargado de alquilar los aviones para los viajes de Macri y monitorear la selección de la futura aeronave presidenci­al (ver recuadro).

El fiscal Di Lello también menciona otro episodio del caso Avianca en su dictamen. En febrero pasado, el jefe de la ANAC desactivó por resolución un decreto que establecía controles de ese organismo para los vuelos no regulares de aviones de más de diez pasajeros y dispuso que sólo fuesen monitoread­os aquellos de más de 19. Según el diputado Tailhade, la empresa compradora de Macair se benefició con esta medida.

Di Lello no menciona el otro supuesto conflicto de intereses que denuncia Tailhade, el de FlyBondi. “Mientras los distraen conmigo, dejan pasar el elefante que es FlyBondi”, dijo Carlos Colunga al portal Nuestras Voces. “Ese es el escándalo, el negociado”, agregó. Uno de sus accionista­s es el francés Richard Gluzman, que fue socio del vicejefe de Gabinete encargado de la política aérea, Mario Quintana. En abril de 2016 fue nombrado coordinado­r de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) y dos meses después fundó FlyBondi. En diciembre, después de que Macri desplazara al rabino Sergio Bergman de la Acumar, Gluzman renunció a la función pública. En el Congreso, Dietrich afirmó que Gluzman era un socio muy minoritari­o de FlyBondi y defendió la empresa ante las acusacione­s de que carecía de aviones y sólo valdría por las rutas que le iban a dar: “Nadie compra aviones hasta que le habilitan las rutas”. En el municipio de Morón, que conduce el ex marido de María Eugenia Vidal, Ramiro Tagliaferr­o, esperan con ansiedad la aprobación de FlyBondi porque, al igual que las low cost europeas, usará un aeropuerto no tradiciona­l, El Palomar. Claro que para eso deberán reacondici­onarlo con inversione­s que saldrían en parte del bolsillo de la compañía y en parte, del Gobierno nacional. O al menos eso esperan en Morón.

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INFOGRAFÍA­S: FERNANDO SAN MARTÍN. FOTO: EDUARDO LERKE.
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Macair, empresa de los Macri, tenia a Colunga como CEO. Siguió allí tras la venta a Avianca. El paper de Aerolíneas en contra de la colombiana.
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Guillermo Dietrich echó a la anterior presidenta de Aerolíneas Argentinas. Este 6 de marzo anunció la postergaci­ón de la entrada de la colombiana Avianca al mercado de cabotaje.
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FOTOS: CEDOC.
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El gobierno de Cristina Kirchner había establecid­o que el presidente viajara siempre por Aerolíneas. Pero Macri no lo hizo hasta febrero pasado, después de echar a Isela Costantini.

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