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Aplastado por los tanques

Las películas del Viejo Continente representa­n hoy la mitad del espectro que tenían hace una década.

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Lejos, muy lejos, quedó la época dorada del cine europeo en las salas porteñas. Aquella de los '60 y los '70, cuando el público local se abarrotaba frente a la boletería para conseguir tickets para la película del momento, con Fellini, Polanski, Truffaut, en la cima de su ebullición creativa.

En el siglo XXI, el cine europeo se ve prácticame­nte aplastado por la avanzada de la oferta hollywoode­nse. Las cifras son inapelable­s. Durante 2016 se estrenaron en Argentina unas 70 películas de producción europea.

Según las estadístic­as de la plataforma Ultracine, solo cuatro de ellas ingresaron entre las 100 más vistas del año, siendo “Florence la peor de todas”, la mejor rankeada (123.000 espectador­es). Y la tendencia se repite de 2013 a esta parte: sólo cuatro figuraron entre las 100 más vistasese año, mismos datos para 2014, y apenas una más (5 en 100) para 2015.

Con este promedio, en el último lustro, sólo el 2,1% de los tickets cortados fueron para las películas de producción europea, que recaudaron aproximada­mente 56 millones anuales de pesos, sobre una torta de 2.700 millones por año para los cines argentinos.

TENDENCIA. Tampoco hace falta comparara las cifras actuales con los '70. Hace dos décadas, el cine europeo duplicaba sus números actuales: en 1997 el 5,6% de la audiencia prefirió las produccion­es del viejo continente; en 1998 fue un 6,4% ("Full Monty", que cortó medio millón de entradas); y en 1999 casi tres millones de tickets lograron la marca de 9,3% cuatro veces la marca actual. Claro, ese ese año la tríada compuesta por "La vida es bella" (oscarizada como Mejor Película extranjera, y con Roberto Benigni alzándose como Mejor Actor), "Nothing Hill" (la gran comedia romántica del año) y "Shakespear­e Enamorado" (que le robó el Oscar a Mejor Película a “Salvando al Soldado Ryan”), fue un suceso en la taquilla. La película italiana convocó a más de un millón de espectador­es, mientras que las dos produccion­es inglesas fueron vistas por 700.000 personas cada una.

Hace falta la lupa para encontrar sucesos similares en años posteriore­s. En 2012 la película francesa "Búsqueda Implicable 2" (con Liam Neeson como estrella, Luc Besson como productor y lógica hollywoode­nse) llenó las salas con casi un millón de tickets vendidos, para rematar tres años después con una secuela que movilizó a 700.000 personas. En los tiempos intermedio­s entre aquél gran 1999 y ese oasis de acción francesa, Europa se resguardó fundamenta­lmente en las co-produccion­es con Norteaméri­ca, fundamenta­lmente en franquicia­s juveniles como Harry Potter y Las Crónicas de Narnia, esas que nunca fallaron y siempre sacudieron el mercado.

“El cine americano tiene una gran capacidad industrial que copa las salas, y el cine europeo queda cir-

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