HACE MUCHO TIEMPO...
Cuarenta años pueden ser una eternidad, o nada, según quién narre la historia. En mi caso, con 44, es casi toda una vida. La llegada de la película de George Lucas marca el inicio de la era moderna del cine fantástico. Y tengo el recuerdo vívido de la primera vez que la ví. Fue con cinco años, en la oscuridad del cine Rex de Berazategui. Todavía suena en mis oídos la fanfarria de inicio compuesta por John Williams. Con Star Wars, descubrí que era el cine, no solo eso, viví una especie de Epifanía y supe casi de inmediato, que ese momento mágico, esas horas que duraba el metraje cambiarían mi vida. Visionar semejante historia, ese espacio infinito, las naves imperiales, los Stormtroopers, los sable láser, Leía, Luke, Han, Chewie, Obi-wan, R2D2, la fantasías de los juegos de niño plasmadas en la pantalla, real, con personas de carne y hueso, fue una experiencia religiosa. Y con todo, si hay algo que me marco a fuego, en esa primera proyección, fue la presencia intimidante pero irresistible del mejor villano de la pantalla grande. La noche posterior a mi "primera cita" con Star Wars, no podía dejar de oír la respiración asmática de Darth Vader. Miedo y atracción, un coctel poderoso.
Con el tiempo vinieron los muñequitos, las figuritas, las secuelas (gracias Dios por El Imperio Contraataca) y más adelante, bendecido por esta profesión, las convenciones, las visitas a los sets y la posibilidad de entrevistar a los involucrados en la saga, y conocer a George Lucas en su Skywalker Ranch. Demasiados sueños hechos realidad, para una historia que comenzó en una Galaxia muy lejana...
A Cuarenta años, aún siento que La fuerza me acompaña...