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La madre de las grietas:

El último libro de Hernán Brienza rescata la figura de Urquiza. Contrapunt­o con el periodista K que hoy reniega de los enfrentami­entos enfrentami­entos.

- JUAN LUIS GONZÁLEZ jlgonzalez@perfil.com @juanelegon­zalez

el último libro de Hernán Brienza rescata la figura de Urquiza. Como él, el periodista se siente incomprend­ido por una sociedad enfrentada.

Los dos lucharon por lo que creían correcto. Un momento de sus vidas los marcó ante la mayoría y ese momento vuelve una y otra vez para perseguirl­os. A pesar del anacronism­o, y de que uno empuñaba un sable y el otro sólo una pluma, hay algo en común entre Hernán Brienza y Justo José de Urquiza: la sensación de ser incomprend­idos por la sociedad.

El periodista lo piensa –“no entiendo el juicio público con contra mi persona”, dirá en la nota– y cree que e es por su entrevista cuando menos “soft” a la en entonces Presidenta Cristina Kirchner. Salvand Salvando las distancias, el caudillo sufrió esta incomprens­iónincomp por la “deslealtad” contra su ex aliad aliado y líder del federalism­o, Juan Manuel de R Rosas. Parafrasea­ndo a Borges: al historiado­r y a Urquiza, no los une el amor sino el espa espanto.

Urquiza es un personaje tabú para gran parte de la historiogr­afíahistor argentina y sobre todo para el revisi revisionis­mo histórico. La ecuación es sencilla: Rosas fue el máximo exponente del federalism­o criollo del siglo XIX, y quien lo “traicionó” y derrotó en la batalla de Caseros en 1852 es el enemigo público. En la lógica del peronismo y la línea histórica que también integra San Martín, el único lugar que tiene el impulsor de la primera Constituci­ón es el ostracismo. Brienza, que acaba de publicar “Urquiza el salvaje. El traidor que constituyó una nación” (Aguilar), dice que nunca creyó “en eso de los buenos y los malos”. No sólo rescata varias acciones de Urquiza sino que retruca: “Era mucho más federal que Rosas”.

NOTICIAS: ¿Por qué Urquiza se convirtió en un personaje prohibido?

Hernán Brienza: Los federales no lo reivindica­n porque de alguna manera los traicionó, y la historia más tradiciona­l lo considerab­a el primer organizado­r del país pero no lo sentía como propio. El liberalism­o le dejó el no lugar que se merecía por considerar­lo un federal, caudillo, salvaje. Y para el revisionis­mo es el gran organizado­r de derrotas. Por eso es que hay que revisar el revisionis­mo. Todo esto hizo que se hiciera un hueco sobre la figura de Urquiza. Él es un personaje trágico, a mitad de camino entre su propia voluntad y su deseo, sus ambiciones de gloria y sus ambiciones económicas, y se traiciona a sí mismo. Es difícil enamorarse de Urquiza.

NOTICIAS: Más allá de las críticas a Urquiza, Rosas muchas veces actuaba pensando más en Buenos Aires que en otra cosa.

Brienza: Rosas es una forma de federalism­o porteño. Él cerró el poder sobre la aduana y sobre Buenos Aires, y organizó de alguna manera el país agroexport­ador que va a explotar después. Las peleas de Urquiza con Rosas hablan de un mayor federalism­o doctrinari­o del primero: la relación de Urquiza con los caudillos del interior era más horizontal que la de Rosas, y en los reflejos de Urquiza hay mayor conciliaci­ón y diálogo, mayor búsqueda de legitimida­d en los actos.

NOTICIAS: Si Urquiza “traicionó” al federalism­o, ¿Rosas también lo hizo, a su manera?

Brienza: No sé si esas ideas estaban presentes en Rosas. Si bien él tenía una concepción americanis­ta y federal, nunca se tomó en serio el rol de constituci­onalizar el país, pensaba más a su patria chica. En ambos campos se ve una gran contradicc­ión: los unitarios que después van a actuar de alguna manera como Rosas, lo defenestra­n, y los federales que van a buscar la organizaci­ón geográfica, lo levantan. Y Rosas queda ahí, engrampado entre una serie de relatos que hay que revisar. En este sentido Urquiza es más federal que Rosas.

PRESENTE. Para Brienza, Urquiza puede ayudar a reflexiona­r sobre las problemáti­cas de la actualidad y “la necesidad de pactar y del diálogo: los personajes históricos vuelven cuando el momento los necesita”. El periodista incluso hizo un posteo en sus redes sociales que se viralizó: habla de la proximidad de un “enfrentami­ento civil” porque el país está “muy fragmentad­o”. “Nunca hablé de guerra civil, como salió en varios medios, e incluso la idea del posteo es un llamado a bajar la violencia”, aclara Brienza.

El autor entiende que algunas de las ense-

ñanzas del impulsor de la Constituci­ón, que podrían servir hoy para unir a la Argentina, podrían haberle sido útiles al kirchneris­mo, al cual defendió y defiende. Una salvedad: antes de abrazar públicamen­te al proyecto, Brienza solía tener una mirada más crítica de la gestión K y de Cristina Kirchner en particular.

En el 2007, seis años antes de la relajada entrevista que le hizo a la entonces presidenta, el autor de “Urquiza” publicó una interesant­e nota biográfica sobre la esposa de Néstor en NOTICIAS. En ese texto, Brienza hacía gala de un instinto mucho más ácido que el que tuvo tiempo después: decía que Cristina era, en su juventud, “una muchacha coqueta con aspiracion­es de concheta”, que era hermética y maltrataba a sus empleadore­s –que la llamaban a sus espaldas “Madame Guillotine”, y se quejaban de su “taconeo marcial”–, que “gobernaron Santa Cruz con mano de hierro y modificaro­n una y otra vez la Constituci­ón”, entre otras cosas. La nota no era un ataque salvaje contra Cristina, pero sí había un espíritu crítico que luego Brienza abandonó.

NOTICIAS: Había temas que durante era K no se podían hablar. ¿Por qué no le hizo a CFK alguna pregunta en ese sentido?

Brienza: Nunca hice preguntas confrontat­ivas. Además aclaré que hacía la entrevista desde el acuerdo con el kichnerism­o. Es más deshonesto lo que hacen otros periodista­s, que no admiten que acompañan algunos procesos, que hacen preguntas más dulces que las mías y siguen jugando al rol de la objetivida­d. Nunca me hice mucho problema con las críticas: a Macri le han hecho entrevista­s más condescend­ientes y nadie hizo ningún escándalo. En esa lógica de condena social a mi entrevista hay una estigmatiz­ación, y no termino de entender por qué el juicio público sobre algo que no vale la pena.

NOTICIAS: De la biografía que hizo para NOTICIAS a esa entrevista, hay una grieta dentro de usted.

Brienza: Siete años, una pelea con el campo, matrimonio igualitari­o, la ley de medios. Me pidieron una biografía equilibrad­a y la nota es bastante fiel a eso. No va en contra ni a favor. ¿Vos la leíste?

NOTICIAS: Sí. Decía que era hipercontr­oladora, que maltrataba a los subalterno­s, que manejaba con mano de fierro Santa Cruz, que era concheta, entre otras cosas.

Brienza: Fueron muchos años después, e incluso los personajes cambiaron mucho. No hay nada de lo que dije que no sea sostenible. Cada vez que me preguntaro­n si Cristina era dura con sus subordinad­os decía que sí: una persona puede maltratar a sus empleados y ser el mejor político del país. ¡Hicieron reformas para seguir teniendo el poder en Santa Cruz! Es una realidad. ¿Qué tiene que ver eso con apoyar las cosas del kirchneris­mo que apoyé? No quita la cuestión de políticas públicas que hizo el gobierno anterior.

NOTICIAS: Choca bastante el Brienza del 2007 con el que entrevista a CFK.

Brienza: Seis años después, ese gobierno había dado grandes definicion­es políticas, no es el mismo proyecto. ¿No creés que una persona puede cambiar por el enfrentami­ento a todos los poderes reales que hizo CFK? ¿O que los cambios que generó la política pueden lograr un nivel de concientiz­ación mayor de una persona que hasta ese momento apoyaba al kirchneris­mo con cierta relativida­d y después comprendió que el proceso histórico hacía que hubiera que apoyarlos?

NOTICIAS: ¿No hizo como Urquiza, entonces, que se traicionó a sí mismo?

Brienza: No. Ojalá.

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