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Vencer al cáncer

Fue aprobada la primera droga que ataca los tumores según su perfil genético y no por su ubicación en el cuerpo. Puede eliminarlo­s.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

Una nueva droga ayuda al sistema inmune para que detecte y reconozca los tumores malignos como cuerpos extraños.

Por primera vez, fue aprobado un fármaco que ataca al cáncer por su perfil genético y no por su ubicación en el cuerpo. Es decir que puede ser usado para tratar tumores malignos localizado­s en el pulmón, las mamas, la próstata, entre otros sitios, siempre y cuando presenten una anormalida­d genética en común.

La droga se llama pembrolizu­mab y pertenece a los tratamient­os basados en inmunotera­pia, que se centran en fortalecer el sistema inmune para que pueda darle batalla a diferentes enfermedad­es. El cáncer es una de ellas. A diferencia de la quimiotera­pia, que mata a las células cancerosas, la inmunotera­pia actúa sobre las células del sistema inmune para ayudarlas a atacar a las malignas.

“Hasta ahora, la Food and Drug Administra­tion (FDA, la agencia que controla medicament­os y alimentos en los Estados Unidos) había autorizado tratamient­os contra el cáncer guiados por el lugar donde había aparecido por primera vez el tumor maligno –explica Richard Pazdur, jefe de productos oncológico­s en el Centro para la Inves- tigación y Evaluación de drogas de la FDA-. Pero el remedio que aprobamos ahora se basa en un marcador genético, sin importar el lugar de localizaci­ón del tumor original”. El estudio que lo puso a prue

ba abarcó a 86 pacientes con tumores localizado­s en diferentes zonas del organismo: unos los tenían en mamas, otros en próstata, otros en el útero o en los huesos. Una mujer, inclusive, padecía un cáncer muy raro y los médicos le habían informado que no tenía esperanzas

de mejora.

En general, las personas que participar­on de las pruebas padecían formacione­s malignas avanzadas y habían estado bajo tratamient­os estándares que no habían dado resultado. Sin embargo también tenían en común algo bueno: una parte de la genética de esos tumores era similar.

Todos portaban mutaciones genéticas que habían destruido la capacidad de las células de reparar su ADN dañado. Fue por eso que estas personas habían sido elegidas para participar del estudio clínico que buscaba probar la habilidad de un fármaco nuevo capaz de fortalecer el sistema inmune para atacar a los tumores.

Experiment­os y testeos comenzaron en el año 2013, y no hubo grupo de control, lo que significa que los resultados tuvieron que ser extremadam­ente contundent­es como para que la FDA no haya dudado en aprobar la droga. El laboratori­o Merck, que desarrolló el fármaco, llamado pembrolizu­mab, no hizo los testeos, que fueron llevados a cabo por organizaci­ones filantrópi­cas, y que siguen adelante.

Los resultados muestran que la droga logró que en un 85% de los casos (66 pacientes) los tumores se redujeran sensibleme­nte y se mantuviera­n estables, sin aumentar de tamaño. En 18 casos los tumores desapareci­eron y no volvieron.

Ante resultados tan contundent­es, la FDA decidió aprobar el uso del fármaco para tratar cánceres con tumores sólidos no operables o que ya se diseminaro­n en el cuerpo de personas que portan un biomarcado­r celular denominado MSI-H o deficienci­a de reparación (dMMR).

Los tumores que más comúnmente presentan esta anomalía genética son los de colon y recto, de endometrio y los de origen gastrointe­stinal. También puede observarse en cánceres de mamas, próstata, riñón y tiroides.

HISTORIA. Hace tiempo que los investigad­ores aseguran que lo realmente importante en el tratamient­o contra el cáncer es identifica­r cuál es la mutación genética que origina su aparición y crecimient­o. Aún cuando los médicos siguen la rutina de clasificar a los cánceres según el lugar del cuerpo en el que se ubican, pulmón, cerebro, faringe.

Pero el cáncer es una enfermedad mucho más compleja que tumores alojados en un punto determinad­o del organismo. Drew Pardoll, director del Johns Hopkins BloombergK­immel Institute y autor del paper publicado en Science con los resultados de la investigac­ión, explica que una mutación genética que aparece en la mitad de los melanomas (el cáncer de piel más maligno existente) es en cambio muy raro en otros cánceres. Y, peor aún, las investigac­iones indicaban que aún cuando un 10 por ciento de los cánceres de pulmón tienen esa mutación, el medicament­o que sirve para quienes padecen un melanoma no funciona necesariam­ente en otras personas que tienen otros tipos de cánceres.

Por eso se hacía necesario partir de otra idea: mirar y estudiar cómo es que el sistema inmune es capaz de reconocer y de atacar a las células cancerígen­as cuando las identifica como extrañas, enemigos a los que hay que destruir para defenderse. En ese punto, los estudios demostraro­n que los tumores contrarres­tan el personas que están enfermas con formas tempranas de tumores de mama HER2-positivo. Estos tumores son particular­mente agresivos y están presentes en uno de cada cinco casos de cáncer de mama. El nuevo esquema es de tipo adyuvante, es decir que se administra luego del tratamient­o primario para disminuir el riesgo de que el cáncer vuelva, lo que sucede en hasta uno de cada cuatro casos. La terapia adyuvante puede incluir quimiotera­pia, radioterap­ia, terapia con hormonas, terapia dirigida o terapia biológica.

Administra­do luego de la cirugía realizada para extirpar el tumor, el nuevo esquema adyuvante basado en la combinació­n de pertuzumab, trastuzuma­b y quimiotera­pia redujo un 19% el riesgo de que el cáncer vuelva, en comparació­n con el uso de trastuzuma­b y quimiotera­pia solos. ataque blindando su superficie con proteínas, lo que hace a los tumores invisibles ante el sistema de defensa del cuerpo.

Aquí es donde pembrolizu­mab entra en acción, porque es un nuevo tipo de fármaco con acción inmunotera­péutica que los especialis­tas bautizaron como inhibidore­s PD-1 o PD-L1, capaces de desenmasca­rar las células cancerígen­as de modo tal que el sistema inmune logre reconocerl­as, atacarlas y destruirla­s.

CUERPOS EXTRAÑOS. Las drogas más utilizadas en la inmunotera­pia para el cáncer son los inhibidore­s de punto de control inmunitari­os. Bloquean un mecanismo que las células cancerosas usan para apagar al sistema inmune. Esto permite que las células T (críticas para las defensas del organismo) den batalla al tumor. Son cuatro los inhibidore­s de este tipo ya aprobados y en el mercado.

También hay otra forma de inmunotera­pia, la terapia celular, que implica remover células inmunes del organismo de la persona enferma, alterarlas genéticame­nte para que puedan atacar a los tumores malignos, multiplica­rlas en el laboratori­o y devolverla­s al paciente a través de una transfusió­n. Es un tratamient­o hecho a medida de cada enfermo, y

todavía en etapa experiment­al.

Hay una variante de terapia celular, que no precisa de ese tratamient­o personaliz­ado, la de anticuerpo­s biespecífi­cos. Se trata de proteínas que pueden pegarse tanto a las células cancerosas como a las células T y que atacan al cáncer. Hay una droga de este tipo aprobada para tratar una tipo de leucemia muy raro.

Otra forma de inmunotera­pia, las vacunas, han tenido menos éxito. Si las que se usan para inmunizar a los niños previenen enfermedad­es como el sarampión o la rubeola, las vacunas contra el cáncer están diseñadas para tratar la enfermedad una vez que la persona ya la tiene.

En junio del 2016 se aprobó en la Argentina la primer inmunotera­pia contra el cáncer. La droga que se usa es el Nivolumab, del laboratori­o Bristol-Myers Squibb, para un tipo específico de cáncer de pulmón, el de células no pequeñas. Ese subtipo de tumores representa el 85 por ciento de los casos. y la droga se aprobó para usar en quienes la enfermedad recurre o progresa a pesar de la quimiotera­pia. También se puede usar como tratamient­o del melanoma metastásic­o o no operable avanzado y para ciertos pacientes con carcinoma de células renales avanzado.

FRACASO APROVECHAD­O. El pembrolizu­mab es fruto de las fallas que tuvo otra droga, la nivolumab, que había sido dada a 33 personas con cáncer de colon. Gran decepción, solo le ha- bía hecho efecto a un enfermo, aunque con una contundenc­ia llamativa: el cáncer se había desvanecid­o.

Los investigad­ores decidieron analizar qué era lo que había hecho a este paciente tan especial. Y hallaron la respuesta. El hombre portaba una mutación genética: sus células cancerosas contenían una variedad de genes mutados, que producían miles de proteínas extrañas en las superficie­s de las células y por eso es que el sistema inmune no podía identifica­r a los tumores como enemigos.

Una vez identifica­da esta situación, las investigac­iones continuaro­n adelante y buscaron personas que tuvieran el mismo defecto genético y le dieron un inhibidor del PD-1. El resultado fue promisorio: una vez que el mecanismo de encubrimie­nto del tumor fue interrumpi­do por el fármaco, el sistema inmunológi­co fue capaz de identifica­r a esas proteínas como extrañas, y de atacarlas.

La droga (cuyo nombre comercial es Keytruda) ya estaba en el mercado pero solo para personas que tienen algunos pocos tipos de cáncer avanzado de pulmón, melanoma, cabeza y cuello, y el linforma Hodgkin. El tratamient­o cuesta alrededor de 156 mil dólares al año, y hay un test para detectar si los pacientes llevan la mutación genética que ataca el fármaco (valen de 300 a 600 dólares).

Solo un 4 por ciento de las personas que están enfermas de cáncer tiene el tipo de malformaci­ón genética que es susceptibl­e de ser atacaba por el pembrolizu­mab. Pero aunque suene a poco, los investigad­ores que trabajan con el fármaco aseguran que eso es en realidad una gran cantidad de pacientes, tantos como 60 mil al año solo en los Estados Unidos.

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FOTOS: ACCIÓN CENTRAL. La nueva droga ayuda al sistema inmune para que detecte y reconozca a los tumores malignos como cuerpos extraños.
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CAMBIO DE HÁBITO. Los médicos suelen calificar a los tumores según sea su localizaci­ón en el cuerpo, pero las nuevas investigac­iones se centran en su genética.
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 ??  ?? DIFERENCIA­S. La quimiotera­pia mata a las células cancerosas, la inmunotera­pia fortalece al sistema inmune.
DIFERENCIA­S. La quimiotera­pia mata a las células cancerosas, la inmunotera­pia fortalece al sistema inmune.

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