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“Quiero que lo que mande sea el deseo”

El actor y director se luce en el unitario “La fragilidad de los cuerpos”. Teatro, yoga y deseo de escribir cuentos.

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Sintióel deseo de ser actor y se encontró con una familia que le liberó el camino, tal vez porque así cumplía el sueño inconcluso de su madre de ser actriz. Ahora, es referente de una obra insignia de la historia teatral argentina más reciente: “La omisión de la familia Coleman” de Claudio Tolcachir; se luce en una obra del off, “El amor es un bien”, dirige la escuela teatral Timbre 4 y forma parte del elenco de “La fragilidad de los cuerpos” serie coproducid­a por Pol-Ka y TNT que actualment­e emite El Trece. Diego Faturos dice, orgulloso, que logró que en su vida mande el deseo.

NOTICIAS: En su presente, está interpreta­ndo a Rafa en “La fragilidad de los cuerpos”, la serie basada en el libro homónimo de Sergio Olguín. Rafa es un personaje con un pasado que le pesa y se encuentra de repente involucrad­o en una trama mafiosa que incluye a niños como víctimas. ¿Cómo compuso este personaje tan complejo?

Faturos: Tuve la suerte de interpreta­r un personaje muy rico y con mucho arco dramático. Rafa tiene mucho recorrido, le pasan muchas cosas. Por una parte, se está recuperand­o de una adicción a las drogas que le hizo perder a su hija, a su familia y a su trabajo. Está logrando superar ese pasado y de repente se ve metido en algo demencial y mafioso al punto tal que se convierte en partícipe involuntar­io de la muerte de niños. Es un entramado tan perverso y gigante (con connivenci­a de la policía) que se convierte él mismo en una víctima más.

NOTICIAS: ¿Por qué cree que se lleva esta historia tan compleja y dramá-

tica a la televisión?

Faturos: La novela de Olguín es atractiva desde muchos lugares, como espectador primero se empatiza con esos niños, se los quiere porque enternecen, los vemos en peligro y eso genera algo de morbo: no querer ver pero a la vez querer saber qué pasa con esos pibes. Y por otro lado vemos a una mujer que desarma un entramado mafioso a lo largo de la serie, y se enamora de un hombre más grande y aparece el erotismo que enciende la pantalla.

NOTICIAS: ¿Le parece que la actuación es un espacio de fragilidad?

Faturos: Sin dudas lo es, por suerte. La actuación no es matemática, no es una materia dura, es maleable. Los actores somos distintos y cada uno compondría un Rafa distinto.

NOTICIAS: Representa además a Damián en “La omisión de la familia Coleman” hace trece años y a Pablo en la obra “El amor es un bien”, la versión de “Tío Vania” hace tres temporadas. ¿Le gusta la experienci­a de trabajar en televisión ahora?

Faturos: Sí, son dos modalidade­s muy distintas. A diferencia del teatro, en la televisión tenés a favor la espontanei­dad, crear situacione­s distintas que pueden aparecer cuando la cámara se enciende. El teatro tiene otra complejida­d que es la de reproducir un hecho vivo que ya lo hicimos miles de veces (en el caso de los Coleman) y que parezca que es la primera vez que está pasando. Los dos me parecen alucinante­s y atrapantes por diferentes motivos. La televisión tiene una inmediatez, a mí me genera adrenalina porque no hay tantos tiros para que salga la escena; hay que estar al pie del cañón para cuando el director diga “acción” porque algo tiene que encenderse.

NOTICIAS: La primera vez que trabajó en televisión fue en “El puntero” con Julio Chávez. ¿Nota alguna diferencia de ese tiempo a esta parte con el aluvión de las series y los sistemas de streaming tan de moda?

Faturos: Es la segunda vez que trabajo para Pol-k y puedo decir que siempre es un placer trabajar ahí. Además, tuve la suerte de que me toque el mismo equipo de trabajo seis años después. Gente muy linda, hiperprofe­sional, súper generosa que está haciendo todo para que se vea en la pantalla un producto de calidad. Creo que eso sigue siendo exactament­e igual.

NOTICIAS: Aquel debut fue na-

da más y nada menos que junto a Chávez… Faturos: Y fue muy interesant­e trabajar con él. Nunca había hecho televisión, y fue muy generoso, la mayoría de las escenas eran con Julio o con Rodrigo de la Serna o con Gabriela Toscano así que fue buenísimo, les preguntaba cosas, me dieron consejos. Fue una escuela.

NOTICIAS: ¿Cómo llega a la actuación?

Faturos: Los primeros recuerdos de mi relación con la actuación los tengo desde la primaria. Me acuerdo de estar en tercer grado y que había un acto escolar muy importante. Un compañero era el protagonis­ta y se enfermó. Entonces yo lo reemplacé y me encantó. Con esa experienci­a a cuestas, a mis trece años les dije a mis papás que quería estudiar teatro. Y me llevaron a Andamio 90, la escuela de Alejandra Boero, porque vivíamos en esa cuadra. Prácticame­nte de casualidad. De todas formas, desde siempre tuve bastante estimulado el tema de ser el payaso de la familia. Supongo que por eso ahora soy más serio. (dice, entre sonrisas, que dejan ver que su seriedad obedece más a la timidez que a la solemnidad).

NOTICIAS: Y le encantó de entrada…

Faturos: Sí, no hubo dudas. Tuve la suerte de contar con el apoyo absoluto de mi familia. Es que mi mamá siempre quiso ser actriz y nunca la dejaron. Nunca me dijeron “Bueno, pero fíjate” ni nada por el estilo. De hecho, mi mamá después hizo toda la escuela de Timbre 4.

NOTICIAS: En su recorrido además de actor, se convirtió en dramaturgo, director, teatrista y profesor de actuación. ¿Qué es el teatro para usted?

Faturos: El teatro

Con la actuación nunca atravesé dudas. Y además tuve la suerte de contar con el apoyo absoluto de mi familia. Es que mi mamá siempre quiso ser actriz y no la dejaron.

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FOTOS: MARCELO ESCAYOLA.
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FOTOS: MARCELO ESCAYOLA.

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