Octubre de 2003
Todavía no se había cumplido mplido el período de mandato constitucionalt i ld dejadoj d vacante por la salida abrupta de la Alianza y De la Rúa. Tan precoz era la etapa K. Comenzaba octubre de 2003, y la primera tapa de NOTICIAS de aquel mes se animaba a nombrar lo innombrable: Julio De Vido era “El Cajero” del modelo que nacía. Incluso en el copete de la portada se alertaba sobre “el rol de su polémico cuñado”, Claudio “Mono” Minnicelli, quien 13 años después fue requerido por la Justicia y aún hoy continúa prófugo. Todo lo que esta semana se debatió patéticamente en el Congreso, ya quedaba claro a pocos meses de la llegada de los Kirchner a la Casa Rosada, con sólo mirar colgada en algún kiosko la edición del 4 de octubre de 2003 de esta revista. Aunque todavía hay tiempo de hacer Justicia, ya es tarde para evitar varios desastres que le cuestan muy caro a los argentinos, especialmente a los más pobres, esos millones que le hacen derramar lágrimas de cocodrilo a tantos candidatos en campaña legislativa.
Como suele suceder con cada nuevo ciclo político que se abre en la Argentina, NOTICIAS se empeña en detectar los primeros síntomas de alerta, los analiza y los pone en foco para que la sociedad pueda reaccionar a tiempo y corregir los errores y las aberraciones del poder de turno. Pero parece que no era el momento: el país salía del abismo -uno más en su traumática historia- y casi nadie tenía interés en enoj jarse con el naciente dominio kirchnerista. Prensa, negocios y clase política estaban alineados masivamente en acompañar con “buena onda” al nuevo modelo, incluso si eso significaba mirar para otro lado cuando “El Cajero” hacía sus pases de magia. En 2003, denunciar a De Vido era tan urgente como temerario. Hoy es una obviedad tardía y, en muchos casos, hipócrita.
“Dunkerque”; “Baby, el aprendiz del crimen”; “Siete deseos”.