Lucrecia Martel:
Luego de nueve años vuelve al cine con “Zama”, elegida como candidata al Oscar y los Goya. Cabezas, Nisman, cáncer y subsidios del INCAA.
luego de nueve años película vuelve elegidaal cine como con candidata“Zama”, al Oscar y los Goya. Cabezas, Nisman, cáncer y subsidios del INCAA.
El
viernes de la semana pasada, un día después de su estreno, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina eligió “Zama”, cuarto largometraje de la salteña Lucrecia Martel, para representar al país ante los Oscar y los Goya. “Nos sentimos muy honrados de que nuestros colegas piensen que esta película pueda representar al país... Ojalá nuestra industria pueda tener pronto las buenas noticias que necesita para seguir haciendo un cine diverso, porque diversos somos”, fueron sus palabras. Es un gran paso: Martel es uno de los pocos nombres argentinos cuyo talento nadie discute. Es parte –aunque no es algo que la desvele– de la elite mundial del cine. Y al mismo tiempo alguien que sólo hace aquello que le interesa. “Hago las cosas cuando siento que tengo algo para compartir y no un film cada dos años porque el mercado manda o porque la gente se olvida. Qué me importa si la gente se olvida de mí, obvio que lo va a hacer, incluso es beneficioso”, dice mientras sirve un café claro y gustoso en la larga mesa de su departamento de Villa Crespo. Un lugar espacioso, bellamente reciclado, en el que destacan en una vitrina figuras de vírgenes mezcladas con los modelos de las “Manos” para su frustrada versión de “El Eternauta”, o un antiguo sillón de dentista acompañado por un centro de tornos de aspecto extrate- rrestre, rodeados de los bocetos para su régie en el Colón de la ópera “Andrea Chénier”. Martel, a diferencia de Diego de “Zama”, logró superar la espera infinita, incluso venciendo a la propia naturaleza.
NOTICIAS: El año pasado nos enteramos de que estuvo enferma y que eso retrasó el estreno de “Zama”, que se esperaba para Cannes 2016. ¿Qué le sucedió?
Lucrecia Martel: Fue un cáncer. La estadística del cáncer es enorme, hay una que indica que una de cada dos personas se enferma. Esta película fue una exigencia enorme, sobre todo física. Con mucha tensión, no sabíamos si la podíamos hacer. Una persona cansada y con mucha tensión está más expuesta a las enfermedades. A pesar de que fui muy feliz haciéndola. Pasamos cinco años para terminarla.
NOTICIAS: ¿Por qué “Zama”, un libro complejo y difícil de llevar a la pantalla?
Martel: La novela es más vasta. Me interesó la autotrampa. Cómo nuestro mundo social necesita que las personas sean alguien y cómo esa determinación que es la identidad es una trampa. Creés que sos alguien y eso crea inmediatamente una línea de tiempo. Sos periodista y en alguna parte de tu línea de tiempo puede estar el Pulitzer, o una gran nota, o publicar un libro de investigación: hay una serie de cosas que, aunque no sean de tu interés inmediato, se organizan en esa línea. Uno sigue esa línea como si fuese un deseo: esa es la trampa. Si hay algo que me obsesiona, y no es original, es quién puede tener las riendas de su propia vida. Esa es la ilusión: vamos por caminos preexistentes pensando que descubrimos algo. Cuando el camino se vuelve un calvario, tenés que tener la valentía suficiente para decir: “señores, hay que ir por acá, a campo traviesa”. Y por ahí va “Zama”.
NOTICIAS: Ese poder que maneja las riendas nunca aparece directamente en sus películas, se ven sus consecuencias.
Martel: Eso es muy de la Argentina. La primera vez que tuve la sensación de que no sabía qué pasaba en este país fue con el asesinato de José Luis Cabezas. Sentir que hay unas fuerzas que no se exhiben, no era Menem y su corte de prebendas y malgasto de