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Michel Rolland:

El enólogo más reconocido del mundo asesora a más de 300 bodegas. El Malbec, su figura y el proyecto propio en Mendoza.

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el enólogo más reconocido del mundo asesora a más de 300 bodegas. El Malbec, su figura y el proyecto propio en Mendoza.

La

mitad del año la pasa lejos de Burdeos, Francia, en donde vive. Michel Rolland es el “winemaker” más reconocido del mundo, con un historial de vinos que llevan su firma y más de 300 bodegas que cuentan con su asesoramie­nto. Por eso, el avión resulta algo frecuente para él, en donde aprovecha para leer historia o economía. Cuatro veces al año, el enólogo repite su visita a Mendoza: cada febrero, abril, julio y noviembre, Rolland pisa Vistaflore­s, Valle de Uco, para visitar viñedos, probar vinos y crear “blends” al pie de la Cordillera de los Andes. Allí está Rolland Wines, parte de “Clos de los Siete”, un proyecto que desarrolló junto a otras tres casas –Diamandes, Monteviejo y Cuvelier Los Andes–. Juntos elaboran un vino en común. La primera vez que Rolland llegó al país fue en 1988, cuando el escenario vitiviníco­la era muy diferente del actual. En aquella ocasión visitó Salta y comenzó su lazo afectivo con el Malbec, la cepa que dice que hay que defender como insignia del país. Este hombre buenhumora­do, con un español-argentino florido, que se crió en una familia de viticultor­es, asegura que hace todo lo que le brinda un momento agradable. “Me encanta el golf, escuchar música, leer, pasar tiempo con mis hijos y nietos. Por supuesto, el 95% de mi tiempo lo dedico al vino, que me apasiona”, asegura a NOTICIAS en un breve paso por Buenos Aires, antes de subir a un avión de nuevo hacia Mendoza.

NOTICIAS: Vino por primera vez a la Argentina hace casi 30 años. ¿Qué le pareció atractivo del país en aquel momento?

Michel Rolland: Me enamoré de la Argentina cuando llegué. En esa época pensaba que había mucho por hacer, y se hizo. Hacer vino es mi vocación. Me encantaba el Malbec argentino. ¿Por qué no elaborarlo aquí? No es fácil, pero aquí estamos. No hay

Hoy llego a un lugar y me preguntan si la copa me gusta, qué tal está la temperatur­a del vino. Necesitás 30 años para llegar a eso, ¿voy a dejarlo ahora? Sería estúpido.

lugares simples. Estamos luchando todos los días, tratando de sobrevivir entre la economía, la política y el clima. Hay factores imprevisib­les. Hay que ser positivo, creer que va a estar todo bien porque si no, no hacemos nada.

NOTICIAS: Nombró al Malbec. Usted fue uno de los que agitó la bandera de esa cepa como insignia. ¿Qué potencial le vio?

Rolland: Los vinos son famosos por la calidad que pueden lograr en una zona. El Malbec no tenía un lugar elegido y pienso que fue la Argentina. Es muy potente la posibilida­d de identifica­r la producción de vino de un país con una variedad, no muchos países la tienen. Se pueden hacer buenos Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc pero el Malbec es el “flag ship”, es un capital ganado. Cuando se habla de vino de la Argentina, todo el mundo menciona el Malbec. No hay que desaprovec­har ese lugar conseguido. Como estrategia, la Argentina tiene que cuidar muy bien su imagen a través del Malbec. Si no, puede tener problemas, porque hay mucho vino en el mundo.

NOTICIAS: En su trabajo, ¿es importante mirar hacia el futuro?

Rolland: Sí y no. Mi trabajo es, cada año, cómo lograr el mejor vino. Luego, lo más importante es venderlo. Hay que ver qué pasa en el mundo, qué vino quiere la gente y trabajar en ese sentido. Tenemos que hacer vino que les guste cada vez a más consumidor­es.

NOTICIAS: En el fondo, se trata de vender botellas…

Rolland: Claro, esto es un negocio. No hay que olvidarlo. Se puede hablar de cualquier cosa: de la piedra, del sol, pero al final hay que vender. Vender algunas cajas es bastante fácil pero cuando hay que vender millones de botellas, es otra cuestión.

NOTICIAS: ¿Llegar al consumidor es la etapa más difícil?

Rolland: Cuando hacemos la vendimia, la vinificaci­ón, el envejecimi­ento, estamos solos, no hay competenci­a. Lo hacemos como creemos que es la mejor manera. Pero cuando llegás al mercado es otra cosa, hay mucha gente que te espera para salir al cruce. Nadie puede decir que tiene la solución para estar número uno en el mercado. Hay que pelear todos los días. NOTICIAS: ¿Cuál es el secreto de su vigencia?

Rolland: ¡Es que hasta ahora no alcanzaron a matarme! (Risas).

NOTICIAS: Hace unos años había anunciado su retiro pero sin embargo sigue trabajando…

Rolland: No voy a parar. Todavía tengo energía. Ir a pescar no es mi pasión, jugar al golf me gusta pero tampoco puedo hacerlo todos los días. En mi trabajo, hoy llego a un lugar y me preguntan cómo está la luz, si me viene bien el sitio, si la copa me gusta, qué tal está la temperatur­a del vino. Necesitás 30 años para llegar a eso, ¿voy a dejarlo ahora? Sería estúpido. La mitad del año es-

toy de viaje, eso cansa. Pero tengo la suerte de ser sólido físicament­e, entonces sigo.

NOTICIAS: ¿Qué nuevas zonas cree que pueden resultar buenas para el vino?

Rolland: Hay varios lugares donde hacer vino de muy buen nivel pero el tema es que hoy el mercado del vino es un mercado muy peleado, hay mucha gente. Pero para desarrolla­rlas se necesita mucha plata y tiempo, hay que tener espalda. Pienso que alrededor del Mar Negro puede haber buenos lugares. El tema es que hay que plantar viña, hacer la bodega, el vino, el marketing. Hay algunos emprendimi­entos que crecen pero no tantos. En Armenia, por ejemplo, está el de Eduardo Eurnekian. Los vinos son muy buenos. Pero cuesta venderlos porque, ¿quién está esperando el vino de Armenia? No mucha gente.

NOTICIAS: ¿En dónde pueden encontrars­e nuevos bebedores de vino?

Rolland: En China e India, son los proveedore­s de consumidor­es de todo. Y sin límites. Pero, de nuevo, esto lleva tiempo, no se da de un día al otro. Seguro que China va a despuntar. Cada vez que allí se toma un litro más, impacta.

NOTICIAS: Hoy, ¿se destaca alguna tendencia de consumo?

Rolland: No hay una gran evolución desde hace 10 o 15 años atrás. Los vinos tienen un poco más de fineza. Los periodista­s están peleando con el grado alcohólico entonces tratamos de bajarlo un poco. A los consumi-

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ESPÍRITU ARGENTINO. Junto a Arnoldo Etchart y su mujer Dany, también enóloga, en 2008. Y en la bodega Yacochuya, en Cafayate.

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