Justo detrás del telón
The Brick Kitchen. Posadas 1232, Recoleta. 4819-1246/04. Cocina contemporánea. De lunes a domingo de 12.30 a 15.30 y de 19.30 a 00. Reservas. Tarjetas. Menú de 3 pasos: $ 550. El lobby es teatral: un enorme cortinado de terciopelo negro, una escultura de madera y bancos de pana violeta. Justo detrás, está The Brick Kitchen, el restaurante del hotel, donde los colores bajan su intensidad en contraste con el recorrido previo, invitando a gozar de una buena comida en la trastienda.
La propuesta del chef Javier Marrone se renueva cada mes. Él mismo selecciona y organiza distintos platos con el nombre de “El Menú de Javier” que pueden degustarse tanto al mediodía como a la noche, todos los días de la semana. Su cocina se basa en productos de estación, técnicas culinarias contemporáneas y presentaciones impactantes.
Entre las entradas se destacan el tartar de salmón rosado con ensalada de quinoa, paltas y mayonesa de remolachas, y el crostón de queso de cabra y vegetales de estación. Entre los principales hay opciones como el solomillo de cerdo con risotto ahumado y arvejas, la pesca fresca del día en costra de maíz y cítricos, y el risotto cremoso de calamaretis con tomillo, limón y azafrán.
El ambiente y la atención COCINA sostienen los estándares que requiere un hotel de 5 estrellas. Se nota en cada solicitud a un camarero. La dedicación y la velocidad de respuesta son impecables. El menú incluye una bebida sin alcohol, una copa de vino de conocidas bodegas y café.
Al momento de elegir el postre, están las opciones de alta pastelería de “La Pattiserie” (el hotel cuenta desde su inauguración con el asesoramiento de Beatriz Chomnalez).
Por la tarde, las estrellas son las tablas con pequeñas raciones. Está la versión clásica, con fiambres y quesos, pero también una opción vegetariana, con roll de berenjena y tomates secos o sándwich de tomates y morrón asado, y chips de batata con guacamole. Ambas incluyen 2 cócteles “Signature” para completar la experiencia diferente en pleno barrio de Recoleta. Como muchos tesoros, está un poco escondido, pero da gusto encontrarlo.